Un vallecano con miedo a viajar en avion
Bajo del pesado ropaje del plant¨ªgrado vive un hombre de 23 a?os, llamado Francisco Corrales, que se prest¨® a dar vida al oso. Por las ma?anas, si el alcalde tiene un acto interesante, acude a la sede de los sindicatos municipales, en la plaza de Legazpi, y se mete en el disfraz. El chaval suda. "Hace mucho calor dentro del traje, sobre todo cuando el alcalde est¨¢ en locales cerrados. Pero no importa, me parece una causa justa y estoy dispuesto a hacerlo desinteresadamente".Corrales, conocido entre sus amigos como Titi, no tiene trabajo desde hace tiempo. Vive en una modesta casa de Vallecas, la misma que escogieron dos atracadores para tomar a una familia entera como rehenes este mismo mes. Asegura tener todo el d¨ªa libre y estar dispuesto a ayudar a sus amigos sindicalistas en cualquier momento. "S¨®lo tienen que llamarme con unas horas de anticipaci¨®n". Hubo una misi¨®n imposible: su p¨¢nico a volar le hizo colgar su vestimenta y no acompa?¨® al alcalde a Santiago de Compostela.
Titi s¨®lo ha sido reconocido una vez. "Me quit¨¦ la m¨¢scara y unas amigas se dieron cuenta de qui¨¦n era. Nos re¨ªmos bastante", dice. Entre los sindicalistas que le acompa?an a todos los sitios, hay alg¨²n agente de la Polic¨ªa Municipal. Otros compa?eros de ese cuerpo le han pedido la documentaci¨®n.
"Pero no pude darles el carn¨¦ porque los osos no llevan", dice el parado con sorna. En una ocasi¨®n, el alcalde, en la recepci¨®n al cuerpo diplom¨¢tico ofrecida hace pocas d¨ªas con motivo de las fiestas, aseguraba: "Puede ser un terrorista, hay que pedirle la documentaci¨®n". El d¨ªa ha podido deparar una recepci¨®n, una conferencia, una inauguraci¨®n. Todas con alcalde. Al caer la noche, Francisco vuelve a ser el parado vallecano. Su traje es guardado, tras las actuaciones, en los locales sindicales. Se limpia todos los d¨ªas en seco, porque no se puede mojar.
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