Un mes haciendo el oso
El parado que se esconde bajo la piel de un plantigrado con malet¨ªn descubre su cara y sus an¨¦cdotas
El oso antimorosos, a falta de madro?o, busca manzano desde hace un mes, justamente desde el 3 de diciembre. "S¨®lo quiero que el alcalde pague lo que debe a los funcionarios municipales. En el momento en que lo haga, volver¨¦ al escudo", asegura. Sin embargo, el regidor de Madrid, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, se mantiene en sus trece frente a los 30.000 funcionarios. Sin mirarle nunca, dice a su oso-sombra: "Nunca abonar¨¦ la tercera paga extra porque incumplir¨ªa la Ley de Presupuestos Generales del Estado, y el Ayuntamiento no puede dilapidar su dinero". "Pero, si firmamos un convenio...", responder¨ªa hipot¨¦ticamente el oso, que nunca ha podido hablar con el alcalde. "Si di¨¦semos la paga, exceder¨ªamos el tope salarial del 1,8% que ha marcado el Gobierno como subida m¨¢xima a los funciona rios", termina r¨ªa siempre el re gidor; aunque sin esa paga el salario de los funcionarios (en tal caso, un 2,3% de subida) rebasa tambi¨¦n el list¨®n fijado por el Gobierno; y el pasado a?o la subida municipal fue del 7%, cuando la ley de Presupuestos fijaba un 5%. Ahora, en cambio, ha venido "la crisis".En vez de un cobrador con frac y chistera, de los que est¨¢n al uso, los sindicatos parieron una idea que ha generado una estrella callejera en su primer mes. Un oso con malet¨ªn seguir¨ªa al alcalde a cualquier sitio adonde le llevase su agenda, para recordarle una deuda con los funcionarios. A ?lvarez del Manzano no le hace gracia, pero los ni?os, cuando pasea por Madrid, paran al oso para hacerse fotos con ¨¦l y pedirle aut¨®grafos. "Mira, hijo, es el osito que persigue al alcalde", dice en plena plaza Mayor una mujer. Mientras, alg¨²n turista se acerca para fotografiarse. "Typical Madrid", grita el animal. No puede esconderse en ning¨²n sitio: en la parada del autob¨²s, las se?oras aproximan la nariz a su hocico; en el metro, los cr¨ªos le miran de lejos y los viandantes se fijan en su envoltorio de peluche y en la leyenda de su malet¨ªn: "Alcalde, pague lo que debe".
"?Los pol¨ªticos? Pues unos bien y otros menos". El presidente del PP, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, se desternillaba viendo al plant¨ªgrado en los pasillos del exclusivo Club Siglo XXI. En cambio, el concejal popular del distrito de San Blas, Isaac Ramos, no era del mismo parecer. "En una recepci¨®n del cuerpo diplom¨¢tico me intent¨® quitar la cartera que siempre me acompa?a", dice el animal. %Para qu¨¦ la querr¨ªa?".
Su primer mes de vida ha estado jalonado de an¨¦cdotas. Dice El Titi, as¨ª se apoda el hombre, que en una ocasi¨®n, paseando por - El Retiro, tuvo un roce con el edil Jos¨¦ Gabriel Astudillo. "En cambio, con ?ngel Matanzo [el ex concejal de Centro] me hice una foto. Esperanza Aguirre [la concejal de Cultura y, Medio Ambiente] siempre que me ve, me sonr¨ªe, pero no coge ninguno de los pasquines que reparto. ?Pero no son todos del mismo partido?", se interroga.
El personaje del oso asegura estar arrepentido de haber tomado un avi¨®n hacia Santiago de Compostela en clase preferente, . siempre siguiendo al alcalde. "Me descubri¨® la diputada popular Isabel Tocino. Reconozco que no sab¨ªa d¨®nde meterme". "En la plaza del Obradoiro se me olvidaron las penas. El alcalde, nada m¨¢s verme, sali¨® corriendo hacia el hostal de los Reyes Cat¨®licos". Pero esto no lo cuenta El Titi. Bajo la piel no estaba el mismo de siempre, sino un funcionario municipal. El genuino oso le tiene p¨¢nico a los aviones.
Dice el habitual oso antimorosos que el m¨¢ximo regidor municipal le evita. "Yo soy muy dado a las bromas", dijo el alcalde al poco de sufrir la primera visita , "pero esto es poner en solfa al Ayuntamiento".
Ayer mismo, el alcalde, conocedor de que el animal le esperaba en la fiesta anual que el cuerpo de bomberos organiza para los ni?os, falt¨® a su cita. "Creo que es la primera vez que un alcalde no asiste a este acto en 12 a?os", asegura.
Hace pocas fechas acompa?¨® en una entrevista radiof¨®nica a los dirigentes sindicales en el Ayuntamiento y al director de servicios de personal, Javier Rodr¨ªguez, quien se puso a discutir en directo con ¨¦l. "Se?or oso", me dec¨ªa, "no es verdad eso".
Afirma haber hecho amigos ya entre el cuerpo diplom¨¢tico. "El embajador norteamericano se part¨ªa al verme en una recepci¨®n oficial en los jardines de Cecilio Rodr¨ªguez. El y su mujer estuvieron un buen rato ri¨¦ndose".
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