La crisis de Cantabria no espera
?Se imagina alguien un Gobierno que durante dos o tres meses ¨²nicamente puede ejercer dos d¨ªas -a la semana porque los mi¨¦rcoles, jueves y viernes tiene que sentarse en el banquillo? ?Es posible comprender que los integrantes de un ejecutivo formen parte del Grupo Mixto de la C¨¢mara? ?Comparte alguna persona la opini¨®n del presidente Hormaechea de que enviar los Presupuestos a la C¨¢mara para su aprobaci¨®n "es una tonter¨ªa"?.Cuando la situaci¨®n pol¨ªtica de una regi¨®n llega a unos extremos semejantes, no vale mirar a otro lado, ni dejar "que Cantabria se pudra" como afirmaba un dirigente nacional del PP ante los enormes quebraderos de cabeza que le han dado sus . permanentes errores en esta peque?a comunidad que la derecha gobierna desde hace once a?os, con un breve lapso de apenas seis meses. Los pol¨ªticos estamos para dar soluciones, no para agravar los problemas, y en Cantabria el deterioro institucional se ha convertido en un factor multiplicador de la crisis econ¨®mica y de los conflictos sociales. Los ciudadanos son conscientes de ello, y si hay algo que no nos van a perdonar a los pol¨ªticos, a los del Gobierno y a los de la oposici¨®n, es que nos resignemos a dejar las cosas como est¨¢n, mientras contin¨²a la imparable decadencia de la regi¨®n.
A todos nos preocupan determinados usos, entre ellos el transfuguismo, que ha sido un mal end¨¦mico de Cantabria, hasta el punto de que hoy el principal tr¨¢nsfuga es el propio presidente regional, que se ha asentado, con lo poco que queda de sus huestes, en el Grupo Mixto. Y no es f¨¢cil en la Asamblea de Cantabria discernir en cu¨¢l de los tres grupos en que se ha dividido la derecha no hay tr¨¢nsfugas, porque todos han recogido diputados que han cambiado de grupo y en todos hay parlamentarios procesados.
En 1990, los socialistas pusimos una moci¨®n de censura contra Hormaechea. El PP present¨® otra moci¨®n alternativa, y finalmente decidi¨® sumar sus votos a los nuestros. Pero esa moci¨®n tambi¨¦n- fue respaldada por dos diputados ex populares que se encontraban en el Grupo Mixto. El PP no habl¨® entonces de votos tr¨¢nsfugas y, por supuesto, aseguraba tener razones m¨¢s que sobradas para censurar a Hormaechea por haber llamado a Aznar "charlot¨ªn" y "bigotines".
Ahora no hay insultos de por medio, lo que, al parecer, exonera al Partido Popular de tomar medida alguna para restablecer la cordura en esta regi¨®n. S¨®lo hay un caos institucional, provocado, por un gobierno que no gobierna, con el ¨²nico respaldo de 8 diputados en una c¨¢mara. de 39 y enfrentado con el poder judicial, las c¨¢maras de comercio, las patronales, los sindicatos, las asociaciones sin ¨¢nimo de lucro y las dos universidades de la regi¨®n, debido a su permanente recurso al insulto. Ni siquiera hay presupuestos, y est¨¢n en el aire las importantes ayudas del FEDER que deben llegar a la regi¨®n tras su inclusi¨®n en el Objetivo 1 de la Uni¨®n Europea. No son motivos suficientes para que el PP se sume a la censura, como tampoco lo es el que la regi¨®n est¨¦ sumida en una absoluta desmoralizaci¨®n, o la circunstancia de que desde hace dos a?os no se realiza la m¨¢s m¨ªnima inversi¨®n por parte de la diputaci¨®n regional, cuya quiebra financiera llega al punto de que su parque m¨®vil de carreteras queda repetidamente paralizado por la negativa de las gasolineras a suministrar combustible a cr¨¦dito.
Cantabria no puede esperar m¨¢s tiempo para recomponer una desnaturalizaci¨®n de la vida institucional que no tiene precedentes en los sistemas democr¨¢ticos al uso. Y mucho menos puede admitir que los pol¨ªticos nos enzarcemos en discusiones bizantinas absolutamente alejadas de la frustraci¨®n que viven los ciudadanos de esta regi¨®n.
Izquierda Unida de Cantabria defiende la moci¨®n de censura asegurando que, en este caso, el fin justifica los apoyos. Los regionalistas del PRC, por su parte, han echado mano de la escol¨¢stica al afirmar que, ante un mal mayor, a veces es imprescindible optar por el mal menor. Yo simplemente me limito a constatar que ante la situaci¨®n que vive Cantabria no es posible ponerse la venda en los ojos y esperar que escampe en las pr¨®ximas elecciones, dentro de a?o y medio, porque esta regi¨®n no se lo merece.
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