Cuidados paliativos y comit¨¦s de et¨ªca
ASISTIMOS, DE UNA forma reiterativa, al debate social sobre la eutanasia en el que, desde nuestro punto de vista, se repiten con frecuencia los mismos argumentos, sin avances que resulten de utilidad para los enfermos.Resulta sorprendente la existencia de numerosos malentendidos, tanto en la definici¨®n de la eutanasia como en la de otros conceptos del t¨¦rmino. Debemos definir la eutanasia como la adopci¨®n de medidas espec¨ªficas para provocar la muerte de una persona enferma, a petici¨®n de ¨¦sta. Esta definici¨®n precisa adecuadamente los t¨¦rminos y la distingue de otros actos, como el de la mal llamada "eutanasia pasiva", o atenci¨®n correcta que evita la prolongaci¨®n absurda de la vida a trav¨¦s de medios artificiales, y que constituye una buena pr¨¢ctica de sentido com¨²n.
En situaciones de enfermedad terminal, en las que existe una enfermedad avanzada, incurabe y progresiva, sin respuesta al tratamiento, el objetivo fundamental de la atenci¨®n es la calidad de vida, definida por el propio enfermo. La atenci¨®n integral e interdisciplinar que se lleva a cabo tiene en cuenta los aspectos f¨ªsicos, emocionales, sociales y espirituales de enfermos y familiares, y no se persigue como objetivo alargar o acortar la vida, sino procurar el confort y la calidad de ¨¦sta mientras exista, en la que la frase "no hay m¨¢s que hacer" no debe ser pronunciada.
Los medios habituales para conseguirlo son el control de s¨ªntomas como el dolor, el soporte emocional y la mejora de la organizaci¨®n sanitaria que permita una atenci¨®n integral continuada. Estos principios b¨¢sicos de los cuidados paliativos han demostrado eficacia y eficiencia desde hace muchos a?os, tambi¨¦n en nuestro pa¨ªs. y son una muy buena respuesta a situaciones dif¨ªciles de enfermedad terminal, de la misma forma que representan una excelente prevenci¨®n del costoso encarnizamiento terap¨¦utico y del abandono como actitudes que conviene evitar. Adem¨¢s, el desarrollo de los cuidados paliativos ejerce tambi¨¦n un papel racionalizador de los costes, riada desde?able hoy d¨ªa. Por otra parte, debemos tener en cuenta que el concepto de "muerte digna" es una idea muy personal y no debe asociarse a la eutanasia.
Desde nuestro punto de vista, el debate sobre la eutanasia se est¨¢ convirtiendo, err¨®neamente, en una discusi¨®n exclusiva entre posiciones morales y filos¨®ficas distintas e irreconciliables: una que concibe la vida como un don absoluto y otra que la considera ¨²nicamente sujeta a criterios de calidad subjetiva.
Adem¨¢s, en nuestra sociedad han prevalecido valores competitivos, con una est¨¦tica que potencia la productividad y la salud f¨ªsica, en la que el anciano o el discapacitado son infravalorados y el proceso de morir y el deterioro son negativos y "feos", adem¨¢s de poco aceptados, con posiciones que recuerdan a veces el puro dandismo. Es vital asumir que la muerte forma parte del ciclo de la vida, y debe naturalizarse.
Rechazamos tambi¨¦n la concepci¨®n maniquea que identifica la posici¨®n favorable a la eutanasia corno progresista y la contraria como conservadora. Desde nuestra experiencia hemos constatado que la petici¨®n individual (o debate colectivo) de eutanasia es, en la inmensa mayor¨ªa de ocasiones, una demanda activa de soporte y atenci¨®n. Las peticiones de eutanasia a equipos de cuidados paliativos en Catalu?a han sido siempre inferiores al 0,5% y, adem¨¢s, en todos los casos, han sido reversibles al mejorar la atenci¨®n y la ayuda.
Debemos destacar que el proceso de morir es complejo y hay situaciones muy variables con gran impacto emocional en las que hay m¨²ltiples cambios y demandas que responden muy bien a la escucha y el soporte. Por tanto, insistimos en que la primera medida que hay que tomar ante una petici¨®n de eutanasia es atender m¨¢s y mejor al enfermo y familia, atenci¨®n que ser¨¢ eficaz en la mayor¨ªa de casos.
Hay tambi¨¦n excelentes ejemplos de acompa?amiento geri¨¢trico generoso y eficaz a personas aisladas. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud recomienda el desarrollo de los cuidados paliativos como una medida previa a cualquier otra (legislativa) relacionada con la eutanasia. El Plan de Cuidados Paliativos de Catalu?a, como experiencia piloto de la OMS, y otras iniciativas excelentes en el Estado, son un buen ejemplo de ello y reproducen los mismos resultados referidos anteriormente.
Es evidente que existen algunas situaciones muy dif¨ªciles en las que hay much¨ªsimo sufrimiento, y puede llegarse al l¨ªmite de la resistencia de enfermos, familiares y equipos. Creemos que en este tipo de situaciones, una vez practicado el principio de m¨¢s atenci¨®n y soporte en todos los casos, los comit¨¦s de bio¨¦tica o ¨¦tica cl¨ªnica, en los que participan profesionales sanitarios y representantes de otros ¨¢mbitos, son un buen foro de discusi¨®n para llegar a decisiones razonables, individualizadas y respetuosas con las diferentes demandas y valores.
La legislaci¨®n espec¨ªfica sobre la, eutanasia es, desde nuestro punto de vista, una medida que deber¨ªa aplicarse con mucha prudencia y, en todo caso, no de una forma urgente si se desarrollan los cuidados paliativos y los comit¨¦s de ¨¦tica. El British Medical Journal, publicaci¨®n de gran prestigio, ha advertido. recientemente del peligro de algunos resultados de la medida en Holanda.
Es muy dif¨ªcil que una legislaci¨®n plasme bien toda la complejidad individual de este tema, y creemos que es preciso ensayar previamente. la puesta en marcha de los comit¨¦s de ¨¦tica y adquirir experiencia antes de legislar. Por otra parte, promover una legislaci¨®n que permita la eutanasia sin haber desarrollado antes un sistema de cuidados paliativos tan eficaz para prevenir y responder a sus demandas, tendr¨ªa poca justificaci¨®n desde el punto de vista ¨¦tico social. La respuesta consiste en mejorar la atenci¨®n sanitaria y el soporte a los enfermos cr¨®nicos y terminales y no, al menos en primer t¨¦rmino, promover la eutanasia activa. En nuestra opini¨®n, la despenalizaci¨®n parcial puede reducir en parte la presi¨®n sobre algunos profesionales y es adem¨¢s una medida aconsejable, aunque s¨®lo sea para realizar este debate con menor encono.En resumen:
1. El debate sobre la eutanasia es un debate social, no exclusivamente m¨¦dico ni sanitario. Aun as¨ª, la opini¨®n de profesionales con experiencia es muy importante y debe ser tenida en cuenta.
2. La gran mayor¨ªa de las peticiones de eutanasia son demandas de mayor atenci¨®n y apoyo.
3. Hay situaciones dif¨ªciles a las que debe darse respuesta individualizada, y que, probablemente en su mayor parte, pueden resolverse con sentido com¨²n y a trav¨¦s de los equipos interdisciplinares de cuidados paliativos (u otros son experiencia) y comit¨¦s de ¨¦tica cl¨ªnica.
4. El debate m¨¢s ¨²til, urgente y pragm¨¢tico, es el que nos plantea c¨®mo desarrollar mejor los cuidados paliativos y los comit¨¦s de ¨¦tica, para dar una respuesta digna y eficaz a las necesidades de atenci¨®n de enfermos cr¨®nicos y terminales y sus familias. ?sta es una competencia clara e ineludible de la administraci¨®n sanitaria p¨²blica.
5. La legislaci¨®n sobre la eutanasia es una medida no urgente si desarrollamos buenos sistemas de atenci¨®n, y m¨¦todos interdisciplinares de decisi¨®n individualizada para casos dif¨ªciles.
6. Este debate tiene repercusiones culturales, sociales, morales y econ¨®micas pero, sobre todo, debe prevalecer el objetivo de aliviar el sufrimiento y mejorar la calidad de vida de los enfermos y de sus familias.
Xavier G¨®mez Batiste-Alentornes m¨¦dico, firnan tambi¨¦n este art¨ªculo los m¨¦dicos Jordi Roca, Josep Porta, Eug¨¦nia Verger, la enfermera N¨²ria Gorchs, el psic¨®logo Ram¨®n Bay¨¦s y la asistenta social M. D. Fontanals.
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