Los soldados limpian de muertos San Crist¨®bal
San Crist¨®bal de las Casas presentaba ayer un aspecto de progresivo retomo a la normalidad, sobre todo despu¨¦s de los anuncios oficiales de que los guerrilleros zapatistas hab¨ªan abandonado Ocosingo, su ¨²ltimo reducto, para replegarse a las monta?as. La poblaci¨®n chiapaneca, deseosa de retomar a sus quehaceres habituales, acept¨® las versiones oficiales y sali¨® a la calle, lo que borr¨® la impresi¨®n de ciudad fantasma que presentaba hasta el lunes. Mientras, los soldados retiraban de las calles los muertos de la batalla, m¨¢s de 50.
La macabra tarea de enterrar a los muertos de la batalla de San Crist¨®bal (m¨¢s de 50, soldados en su mayor¨ªas) se inici¨® en un terreno bald¨ªo. "?Orale cabrones, hay que tenerle miedo a los vivos, no a los muertos!", gritaba el militar a los improvisados sepultureros.Cuatro j¨®venes con playeras blancas y pantal¨®n verde, flacuchos, se acomodaron un tapabocas en el rostro. El comando del Ej¨¦rcito segu¨ªa pendiente. La gente al frente lloraba tal vez sin saber qui¨¦nes eran esos hombres apilados en el cami¨®n rojo. "Ya llegaron los fiambres", dijo un hombre maduro. Los j¨®venes fruncieron el ce?o, y, como si les pesaran los pies, no se animaban a iniciar su macabra tarea. El ch¨®fer abri¨® la puerta trasera. El olor se levant¨® por todos lados. Poco a poco, como si de veras la muerte de esos j¨®venes destrozados los fuera a alcanzar, los del tapabocas comenzaron a bajar los cad¨¢veres y a colocarlos en cada uno de los helic¨®pteros.
"Ag¨¢rralo de la mano, del pie", intercambiaban mientras envolv¨ªan esos cuerpos balaceados en una manta blanca que pronto se manchaba de rojo o de negro, seg¨²n los d¨ªas de muertos. Despu¨¦s, como si les quemaran las manos, los aventaban al helic¨®ptero, sin m¨¢s n¨²mero, sin m¨¢s se?as, sin m¨¢s nombres. J¨®venes, ind¨ªgenas campesinos, que creyeron luchar por algo, pero que murieron en un instante y sin saber c¨®mo. El ¨²ltimo cad¨¢ver fue el que present¨® m¨¢s dificultades. Era una masa informe que fue bajada casi a puntapi¨¦s y arrojada sobre la manta blanca.
Los mismos rostros de los soldados que montan guardia en torno al parque central parecen menos tensos a pesar de las muestras de cansancio, mientras que el estricto control que manten¨ªan sobre el casco viejo es ahora m¨¢s flexible.
Esta relativa vuelta a la normalidad no afecta al sector hotelero. Gerentes de hoteles y restaurantes est¨¢n sumamente preocupados por el futuro, despu¨¦s de que los turistas que llegaron masivamente para festejar el a?o nuevo huyeran de esta zona tras el ataque zapatista. Las ¨²nicas comunicaciones que reciben son las cancelaciones de las plazas reservadas por turistas europeos, que desde diciembre pasado ten¨ªan completamente llena la capacidad hotelera de Chiapas para las vacaciones de Semana Santa.
Analistas pol¨ªticos y periodistas mexicanos interpretan la retirada de los zapatistas ¨²nicamente como un repliegue estrat¨¦gico, motivado principalmente: por la falta de armas en las filas rebeldes. Esa impresi¨®n parece corroborarse en detalles significativos, como el ataque del que fuera v¨ªctima el enviado especial del peri¨®dico El Financiero, Francisco G¨®mez Maza, en cuyo veh¨ªculo pueden contarse m¨¢s de 12 impactos de cartuchos de una r¨²stica escopeta de caza, que no llegaron siquiera a penetrar los vidrios del Volkswagen escarabajo que G¨®mez Maza conduc¨ªa cuando fue v¨ªctima de una emboscada zapatista.
La estrategia futura de los rebeldes puede ser iniciar una prolongada guerra de guerrillas al estilo de la librada en Guatemala por la unidad revolucionaria nacional guatemalteca, URNG, cuyas acciones se remontan al mes de noviembre de 1961. Entretanto, en fuentes del arzobispado de San Crist¨®bal persiste una creciente preocupaci¨®n por la suerte de la poblaci¨®n civil que qued¨® atrapada en las ciudades tomadas por los zapatistas y que sufren ahora a causa de las acciones antiguerrilleras del ej¨¦rcito mexicano.
Esta preocupaci¨®n llega a tal grado que el arzobispo de Chiapas, Samuel Ruiz, ha pedido la presencia en la zona de la Cruz Roja Internacional y de representantes de Amnist¨ªa Internacional, para que supervisen las actividades de las fuerzas de seguridad.
El portavoz oficial del Gobierno de Chiapas, Eloy Cant¨² Segovia, ofreci¨® una temprana rueda de prensa en la que reiter¨® la disposici¨®n del Gobierno local a establecer con los insurgentes un di¨¢logo inmediato que estar¨ªa enmarcado en cuatro puntos b¨¢sicos: el cese inmediato de hostilidades, la deposici¨®n y entrega de las armas, la inmediata liberaci¨®n de los rehenes y secuestrados y la identificaci¨®n de los interlocutores y dirigentes zapatistas encargados de negociar.
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