La revuelta se ve¨ªa venir
Hace 20 a?os, Gerrit Huizer public¨® un libro que cobra hoy, esta misma semana, una enorme importancia: Peasant rebellion in Latin America (Rebeli¨®n campesina en Am¨¦rica Latina). En la contraportada se lee que el libro es una valiosa contribuci¨®n para entender a una clase que no tiene fiada que perder y todo por ganar con una revoluci¨®n.El soci¨®logo Huizer destaca una palabra a lo largo de su estudio, que comprende desde el zapatismo hasta los momentos de su investigaci¨®n: peasant distrust (desconfianza campesina) en Am¨¦rica Latina. Es decir, durante muchas d¨¦cadas, siglos en algunos casos, los campesinos han querido justicia en contra de los privilegios que se han permitido en la regi¨®n latinoamericana para unos cuantos hacendados.
Fueron, con las leyes en la mano, a reclamar sus derechos, como los zapatistas en Morelos; pidieron justicia y ley por las buenas, y les dieron represi¨®n y, en contrapartida, impunidad y protecci¨®n a quienes eran privilegiados y expoliadores de los campesinos.
Conclusi¨®n: se rebelaron en M¨¦xico, en Bolivia, en Centroam¨¦rica, en Chile, en Venezuela, en el noreste brasile?o, en las monta?as de Per¨², en Colombia, en Cuba, en M¨¦xico de nuevo (Guerrero y otros Estados); recientemente, en el norte de Argentina, ahora, otra vez, en Chiapas.
Tenemos meses de leer en los diarios que en este Estado de la Rep¨²blica los hacendados han sido protegidos por el Gobierno central en contra de los derechos e intereses de los campesinos.
En Chiapas se ha acusado de subversi¨®n a quien, incluso sin defender directamente a los campesinos, ha hecho causa com¨²n con ellos, igual se trate de civiles que de ministros religiosos. La represi¨®n contra los campesinos ind¨ªgenas ha sido todav¨ªa mayor. Cuanto m¨¢s miserables son, m¨¢s se abusa de ellos.
?sta no es una hip¨®tesis, es una realidad constatada. Pero, como bien se sabe, todo pueblo tiene un l¨ªmite de paciencia, por analfabeto que sea. "Las masas no van a la revoluci¨®n", dec¨ªa Trotski, "con un plan preconcebido de sociedad nueva, sino con un sentimiento claro de la imposibilidad de seguir soportando la sociedad vieja" (citado por A. Gilly en Guerra y pol¨ªtica en El Salvador).
El Ej¨¦rcito Zapatista de Liberaci¨®n Nacional, formado por varios miles de campesinos (no se sabe cu¨¢ntos), en su mayor¨ªa ind¨ªgenas, ha iniciado una rebeli¨®n en Chiapas, precisamente el d¨ªa en que M¨¦xico entra de lleno en el Tratado de Libre Comercio con Canad¨¢ y Estados Unidos.
Su forma de lucha no es una guerrilla en la definici¨®n del Ch¨¦ Guevara, publicada en Granma (edici¨®n en ingl¨¦s el 3 de diciembre de 1967, citado en Pomeroy, William, Guerrilla warfare and marxism: 'What is a guerrilla?').
Lo confirma el Comandante Marcos cuando declara: "No es el golpe cl¨¢sico de la guerrilla que pega y huye, sino que pega y avanza (La Jornada, 2 de enero de 1994). Tampoco se inicia como la guerrilla en Venezuela en distintos puntos del pa¨ªs (v¨¦ase Gott, Richard, Guerrilla movements in Lat¨ªn America, p¨¢gina 140 y siguientes), sino en una regi¨®n perfectamente localizada, aunque su movimiento ya es noticia mundial gracias a la televisi¨®n, a la prensa escrita y a los turistas extranjeros en el ¨¢rea.
Se ve¨ªa venir, nos recuerda Ricardo Alem¨¢n en su oportuno reportaje en este diario (2 de enero de 1994), "era un secreto a voces" al que no se le quiso dar la importancia debida. Se pens¨® que con inversiones millonarias en hospitales y dem¨¢s el asunto quedar¨ªa resuelto, pero no se tocaron los privilegios acunados por las autoridades desde la extraviada rebeli¨®n de los colgados de Traven.
Para variar, se quiso esconder la realidad bajo la alfombra desde mayo del a?o pasado. Pero la realidad est¨¢ ah¨ª, con palacios municipales tomados, con muertos y heridos (por fortuna, pocos en el momento de escribir estas l¨ªneas), con armas, con organizaci¨®n y con direcci¨®n.
Falta mucho por saber sobre este movimiento. La cautela se impone para el an¨¢lisis. Lo que s¨ª sabemos es que, justificada o no, la rebeli¨®n de los campesinos responde a un hecho insoslayable: no han recibido la justicia que merecen y, por la v¨ªa legal, no han sido atendidos.
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