Dudas cuantiosas
MARIO CONDE demostr¨® ayer que es un buen abogado. Hizo una h¨¢bil defensa de s¨ª mismo. Pero fue la defensa de quien est¨¢ acusado de realizar una gesti¨®n profesionalmente catastr¨®fica, que ha derivado en un desequilibrio superior al medio bill¨®n de pesetas. Si era leg¨ªtimo ese intento en beneficio de sus intereses patrimoniales, incluso tratando de erigirse en portavoz de los intereses de otros accionistas, no ser¨ªa leg¨ªtimo que tratase de trocar su papel de parte en el de juez.
Es la autoridad monetaria la que, por su independencia profesional, por su defensa del inter¨¦s general en la vigilancia del sistema financiero, act¨²a como juez, y no como mero fiscal. Un juez al que en todo caso algunos imputan haber sido excesivamente benevolente: tras una decena, de inspecciones, dio sucesivas oportunidades al equipo gestor para enderezar el banco. Mario Conde no ha sido banquero por un d¨ªa. Durante seis a?os, y especialmente en los dos ¨²ltimos, pudo reorientar su gesti¨®n. No lo hizo.
Valdr¨¢, pues, el alegato de Conde en lo que valga como exposici¨®n de parte, pero no es equiparable al an¨¢lisis y conclusiones del ¨¢rbitro: quiz¨¢ algunos piquen en ele anzuelo que estaba en la base del planteamiento de la comparecencia p¨²blica del ex banquero. Quienes lo hagan servir¨¢n a un inter¨¦s concreto y particular. A saber, la defensa del patrimonio personal del propio Mario Conde, leitmotiv de su discurso y que, dicho sea en beneficio suyo, en ning¨²n momento quiso ocultar.
La habilidad de Mario Conde consisti¨®, primero, en insistir en los datos m¨¢s susceptibles de dar una visi¨®n positiva de su propia gesti¨®n. Pero eso s¨ª, de forma des contextualizada: crecimiento de los dep¨®sitos en Banesto durante los ¨²ltimos meses (algo general en el sistema bancario), descenso del recurso al interbancario (menos necesario al crecer los dep¨®sitos), etc¨¦tera. Segundo, la negaci¨®n de las cifras sobre los desequilibrios del banco o las necesidades de dotaciones, que los inspectores del Banco de Espa?a fijan en 503.000 millones; por este camino rechaz¨® asimismo que hubiera aceptado en acta la cifra del agujero en un m¨ªnimo de 372.000 millones, contra lo explicado por el gobernador Luis ?ngel Rojo ante el Congreso: es imprescindible que este punto sea claramente establecido por el Banco de Espa?a. Tercero, imputaci¨®n del fracaso de, gesti¨®n a la coyuntura econ¨®mica recesiva (elevada morosidaa). Cuarto, presentaci¨®n de un futuro esplendoroso, pero no contrastable con la realidad, que fundament¨® en la defensa numantina de su plan de viabilidad rechazado por la autoridad a finales de 1993. Ese horizonte se basar¨ªa en una mejor¨ªa de la cuenta de explotaci¨®n en 1994 para nada basada en datos reales, puesto que ya se sabe que los futuribles son manejables y siempre f¨¢ciles de exponer en color de rosa, y en la ecomposici¨®n de fondos del banco mediante una operaci¨®n, aleatoria, con la banca norteamericana JP Morgan y 4a eventual enajenaci¨®n del 25% del Banco Totta e A?ores.
Estos dos argumentos, finales resultaron endebles, y en parte contrarios al objetivo que se fij¨® el ex banquero: el ¨²ltimo apoyo de la Banca Morgan fue m¨¢s gen¨¦rico y moral que concreto y tangible, al. dejar sin fecha y a la conveniencia del mercado el momento del tercer tramo de la macroampliaci¨®n. Buena prueba de que el apoyo de Morgan eta coyuntural la dio ayer el banco de negocios norteamericano al desentender se del recurso anunciado por Conde y apoyar de nuevo expl¨ªcitamente al Banco de Espa?a. Y en cuanto al banco portugu¨¦s, aparte de que su valoraci¨®n pueda ser m¨¢s que optimista, Conde vino a reconocer que ha incumplido las leyes portuguesas, al admitir p¨²blicamente que Banesto controla el 50% de su capital.
Nada sustancioso dijo, por, lo dem¨¢s, de los 200.000 millones de pesetas dilapidados, seg¨²n la inspecci¨®n, en operaciones mal contabilizadas, artificios contables y utilizaci¨®n de sociedades pantalla. Ni de los posibles beneficios inhabituales para algunos gestores en ciertas operaciones de compraventa de empresas. Ni de los aparcamientos de acciones con ins¨®litos pactos de recompra. La habilidad en la defensa de temas menores contrast¨® con la carencia de argumentos s¨®lidos en asuntos fundamentales. Y explica en parte por qu¨¦ el ex banquero anunci¨® que s¨®lo interpondr¨¢ un recurso de ritual, sin entablar una gran batalla jur¨ªdica.
Tres afirmaciones de Mario Conde deben ser retertidas: que la entidad no ten¨ªa m¨¢s autocartera que la legal, que pr¨¢cticamente todo su patrimonio est¨¢ en Banesto y que nadie del consejo vendi¨® acciones justo antes de la intervenci¨®n. Tres asertos solemnes que en caso de ser inexactos le colocar¨¢n en un apuro mayor.
Algunas de las divergencias de Conde con el Banco de Espa?a pueden ser objeto de debate, incluidos ciertos criterios de la inspecci¨®n. Pero lo que no pudo argumentar es que el Banco de Espa?a le haya discriminado negativamente. Y ¨¦sa es la verdadera cuesti¨®n.
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