El Madrid escapa a su entierro
Gesta del equipo de Floro ante el Atl¨¦tico con goles de Butrague?o, Luis Enrique y Lasa
El Madrid ejecut¨® la ley de la Copa en un Partido vibrante, lleno de aristas y sucesos, con dos equipos angustiados por la trascendencia del resultado. El f¨²tbol apareci¨® con la m¨¢xima crudeza, sin ornamentos, con todo el sabor de la intensidad. En me(flo de la batalla, el Madrid se sobrepuso a todas las adversidades y escribi¨® su gesta, una de esas que se cuenta de generaci¨®n en generaci¨®n.Con nueve futbolistas y los vaticinios en contra, el Madrid tuvo la fibra orgullosa de los equipos que se resisten a morir, la clase de estatura moral que tantas veces le ha faltado en los ?ltimos a?os. En el Manzanares, ante la mirada conmocionada de 50.000 hinchas rojiblancos, traspas¨® al Atl¨¦tico los b¨¢rtulos de la crisis y le conden¨® a la traves¨ªa del desierto hasta el final de la temporada. La Copa dicta estas sentencias secas e irremediables.
La noche estuvo presidida por la ceremonia de un torneo injustamente desprestigiado en el f¨²tbol espa?ol. La condici¨®n de la Copa es su veredicto descarnado y lo imprevisible de su destino. El dramatismo estuvo en cada poro del encuentro, que no tuvo otro remedio que recorrer un camino tortuoso.
El Madrid lleg¨® al Manzanares con la etiqueta de los vencidos. Ten¨ªa todas las condiciones en contra: el resultado de la ida, la tremenda herida del Camp Nou y el ca¨®tico conflicto de sus directivos. En este paisaje adverso, el Madrid sac¨® una vena casi desconocida. Tom¨® el partido de forma confiada, dict¨® las normas del juego, se sobrepuso a varios momentos desastrosos y derrib¨® al Atl¨¦tico con claridad.
El Atl¨¦tico apareci¨® en la cancha con el rostro de los perdedores. Entreg¨® la pelota al Madrid y se tap¨® en su campo. Renunci¨® al f¨²tbol por la especulaci¨®n, y el cambio fue deplorable. Sin identidad, dej¨® al Madrid la posesi¨®n del partido.
La expulsi¨®n de Alkorta cambi¨® el discurso del partido. Durante la primera media hora, el f¨²tbol se llen¨® de cautela. La superioridad del Madrid no le hab¨ªa dado derecho a ganarse el gol. El Madrid sufr¨ªa para fracturar la defensa rojiblanca y pareci¨® por un momento que el duelo se enfriaba. Entonces lleg¨® la patada de Alkorta a Soloz¨¢bal en una acci¨®n muy en¨¦rgica.
Lejos de desplomarse, el Madrid tuvo orgullo y punter¨ªa. El Atl¨¦tico contest¨® con debilidad frente a un rival que jugaba en las peores circunstancias posibles: en la casa contraria, con 10 futbolistas y la angustia del resultado. Entonces apareci¨® Michel con toda la grandeza. Desde la derecha destroz¨® al Atl¨¦tico. Metido como nunca en la batalla, se agenci¨® un error de Juanito para dibujar un centro perfecto que Butrague?o remat¨® a gol.
El empate se produjo por la falta de decisi¨®n de Buyo en un env¨ªo sobre el ¨¢rea peque?a que reclamaba por todas partes el salto del portero. Pero Buyo se clav¨® en la raya de gol y permiti¨® el remate de Juanito entre la sorpresa de Zamorano y Llorente que esperaban otra acci¨®n.
Pero el encuentro hab¨ªa ca¨ªdo en la ¨®rbita madridista. Un pase lleno de sutileza y precisi¨®n de Michel a LLorente provoc¨® el segundo gol, firmado con un cabezazo asombroso de Luis Enrique desde la l¨ªnea del ¨¢rea grande entre un ej¨¦rcito de defensores El Atl¨¦tico entr¨® en una fase de crisis insuperable. El siguiente paso en su inmolaci¨®n se produjo con la expulsi¨®n de Tom¨¢s. En Madrid hab¨ªa agarrado la eliminatoria. Con el partido descosido, era m¨¢s probable el gol madridista que cualquier otra cosa Y as¨ª sucedi¨® en la jugada m¨¢s improbable del mundo: una escapada de Lasa.
El encuentro estaba desencadenado. Ocurr¨ªa de todo. El Atl¨¦tico apur¨® su suerte con un ataque bravo, pero Kosecki volvi¨® a demostrar que es un futbolista de pie redondo. La oportunidad de salvar los trastos s¨®lo pod¨ªa llegar por el inter¨¦s del Madrid en protagonizar todas las escenas del partido, las buenas y las malas. La debilidad de Buyo, el sorprendente penalti de Llorente y la expulsi¨®n de Lasa colocaron al Atl¨¦tico al borde de la supervivencia. No lo consigui¨® porque no tuvo juego y porque el Madrid quer¨ªa vivir su gran noche por encima de todo.
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