Impotencia y tristeza
El f¨²tbol tiene estas cosas. Al que perdona, como hicimos nosotros en el encuentro de ida, le castiga con crueldad. Tuvimos la oportunidad de cerrar la eliminatoria, pero consentimos que el contrario se levantara del suelo. Al final, lo pagamos caro. Se hablaba de un Madrid moribundo, derrotado casi de antemano, pero la realidad ha dicho otra cosa bien distinta ?l sigue y nosotros nos quedamos en la cuneta. Es imposible describir la impotencia que se siente al no poder ayudar, al tener que ver la tragedia desde lejos.Al aficionado le quedar¨¢ en la memoria una eliminatoria magn¨ªfica. Al del Atl¨¦tico, ya s¨¦, no le servir¨¢ de mucho consuelo. Pero los dos equipos dibujaron un gran espect¨¢culo. En la ida y en la vuelta, la que nos ocupa y a la postre la cita decisiva. El partido de ayer estuvo cargado de esas dosis de emoci¨®n que engrandecen este deporte. Fue, sin duda, una noche entretenida, aunque para nosotros, de final triste.
1 El Madrid fue m¨¢s listo. Supo aparecer en los momentos claves, cuando la clasificaci¨®n se estaba resolviendo de verdad. Y supo tener ese don tan preciado de marcar los goles en el instante preciso. El primero, cuando todo se hab¨ªa puesto de rosa para el Atl¨¦tico (la expulsi¨®n de Alkorta y el marcador de nuestro lado), y el segundo, cuando se hab¨ªa su perado el susto, despu¨¦s de haber podido ponernos por delante y al l¨ªmite del descanso. Lo dicho, en el momento justo. Fue el Madrid, tambi¨¦n, m¨¢s inteligente. Una vez tuvo la eliminatoria a favor busc¨® la temperatura que m¨¢s le conven¨ªa. Si el Atl¨¦tico trataba de tocar lento, aguantaba atr¨¢s sin descolocarse. Si el Atl¨¦tico met¨ªa velocidad o cambios de juego, buscaba la falta. Sin aparatosidad, sin arriesgarse a una nueva expulsi¨®n, pero con una eficacia asombrosa. Y lograba su objetivo: romper el ritmo que mis compa?eros quer¨ªan imponer. No fue un buen Atl¨¦tico el de ayer.El Madrid, en suma, jug¨® bien. Un pu?ado de cuchillos le esperaban si sumaba una nueva derrota y supo estar a la altura. Consigui¨® olvidarse de los problemas que le agobiaban y mantuvo el tipo. En general, todos estuvieron bien, pero a m¨ª me gust¨®, sobre todo, su centro del campo. Supo eludir nuestra presi¨®n, acert¨® a cortar nuestro juego y marc¨® el ritmo del partido. Muchas veces se escucha que la clave de un partido se encuentra en el centro del campo y ayer, una vez m¨¢s, se comprob¨®.
El Atl¨¦tico no supo contrarrest¨¢r nunca la propuesta que lanz¨® el Madrid. Le pes¨® en exceso el ir a remolque. En este tipo de competiciones por eliminatorias es muy dif¨ªcil prescindir del resultado. Cuando te perjudica, como nos pas¨® ayer a nosotros, el f¨²tbol se estrecha. Cuesta mucho olvidarte del marcador y tratar de imponer el juego de siempre. Sobre todo, si el rival sabe aprovechar esa ventaja que el tanteador le concede.
No pudo ser. Tuvimos nuestra opciones y muy claras, pero no las atrapamos. Habr¨¢ que felicitar al ganador.
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