Lorena Bobbitt confes¨® llorando no saber como cort¨® el pene a su marido
Lorena Bobbitt derram¨® ayer abundantes l¨¢grimas en la sesi¨®n del juicio en el que se le acusa de mutilaci¨®n intencionada y asegur¨® entre sollozos que no recordaba el momento en el que cort¨® el pene de su marido. Crucificada por las preguntas de los abogados, las pantallas de todo el pa¨ªs la recogieron como a una moderna Dolorosa, con el rostro desencajado, los ojos anegados en llanto, el flequillo desordenado sobre la frente y un peque?o crucifijo colgado del cuello.
Tanto el abogado del ex marine John Wayne Bobbitt como la defensora de la joven de origen ecuatoriano alimentaron con creces la morbosa expectaci¨®n de la millonaria audiencia del juicio -a trav¨¦s de dos canales de televisi¨®n- y trataron de conseguir todos los detalles de lo que ocurri¨® la noche del 23 de junio de 1993. Despu¨¦s de haber sido violada, ¨²ltimo episodio de cuatro a?os de matrimonio considerados como "un reinado de terror", seg¨²n Lorena Bobbitt, fue a la cocina para tratar de calmarse. Todo estaba a oscuras. Abri¨® la nevera para beber un vaso de agua, y decidi¨® que ya era suficiente con lo que hab¨ªa sufrido. Entonces vio un cuchillo de cocina de mango rojo, lo cogi¨® y volvi¨® al dormitorio. Su siguiente recuerdo es conducir su coche y, al llegar a un cruce, notar que no puede girar el volante "porque ten¨ªa una mano ocupada... cuando me d¨ª cuenta de lo que era, lo tir¨¦ por la ventanilla..." Durante unos segundos s¨®lo se escuchan en la sala los sollozos entrecortados de Lorena. El abogado sigue preguntando. Vuelve al momento del corte, pero ella insiste en que no se acuerda y que lo ¨²nico que le ven¨ªa a la memoria antes y despu¨¦s eran las im¨¢genes de los golpes, de las violaciones, del sexo anal practicado por su marido contra su voluntad y del desprecio y la indiferencia sistem¨¢tica ante sus sentimientos.Lorena Bobbitt, que sabe que su ¨²nica posibilidad es impresionar al jurado, relata tambi¨¦n -mientras tanto, su peque?a cruz al cuello no deja de moverse- la angustia sufrida cuando su marido le oblig¨® a abortar y la bofetada que le dio en plena cl¨ªnica antes de la operaci¨®n, en el momento en el que ella -que previamente hab¨ªa hablado de su estricta educaci¨®n cat¨®lica- trataba de impedir la Interrupci¨®n del embarazo. Despu¨¦s de sus declaraciones, la imagen que Lorena Bobbitt trata de dejar en la sala es la de una v¨ªctima temprana de una pesadilla -"cre¨ª que mi matrimonio era un sue?o, y ¨¦l empez¨® a pegarme s¨®lo un mes despu¨¦s de habernos casado"- en manos de un tipo que la maltrataba sistem¨¢ticamente -como han confirmado numerosos testigos- y que era un decidido partidario de disfrutar del sexo a trav¨¦s de la violencia. La clave de la defensa es que todo ello la condujo a hacer lo que hizo en un "impulso irresistible", en un momento de desequilibrio de sus facultades mentales. Los abogados de John Wayne Bobbitt tratan de demostrar que Lorena Bobbitt no atraves¨® en los cuatro a?os de su matrimonio el calvario que ahora relata, que la decisi¨®n de cortar el pene de su marido fue fr¨ªa y meditada, y que no se puede argumentar al mismo, tiempo que actu¨® en defensa propia y por un impulso irresistible.
En la ¨²ltima fase del juicio, la audiencia sigue pegada a las pantallas de la televisi¨®n. La CNN recibi¨® el mi¨¦rcoles miles de llamadas de protesta de indignados televidentes que no entend¨ªan que la retransmisi¨®n se interrumpiera para cubrir en directo el anuncio del presidente Clinton desde Kiev del desmantelamiento nuclear en Ucrania. Quiz¨¢ bajo el estado de fascinaci¨®n colectiva del caso, el pasado martes, en Arcadia, Florida, un hombre de 23 a?os que siempre hab¨ªa querido ser mujer se cort¨® el pene utilizando en la maniobra una sierra el¨¦ctrica.
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