Esteticismo y feminismo
Cuando, en 1928, la gran escritora inglesa Virginia Woolf publica su famosa novela Orlando ya tiene una considerable reputaci¨®n y es uno de los miembros destacados del grupo de Bloomsbury. Parte de sus relaciones con la joven Vita Sackville-West para escribir una de sus m¨¢s bellas y cuidadas historias, la de la persona que, primero como hombre y m¨¢s tarde como mujer, vive a lo largo de 400 a?os, desde 1600 hasta la actualidad, sin envejecer jam¨¢s.Tras una amplia experiencia en televisi¨®n, dirigir varios cortometrajes y un largo, la brit¨¢nica Sally Potter se encuentra en condiciones, tanto creativas como econ¨®micas, de enfrentarse a su viejo proyecto de adaptar al cine Orlando y escribe una nueva versi¨®n del gui¨®n.
Orlando
Directora y guionista: Sally Potter. Fotograf¨ªa: Alex¨¦i Rodionov. M¨²sica: David Motion, Sally Potter. Reino Unido, Francia, Rusia, Holanda, Italia, 1993. Int¨¦rpretes: Tilda Swinton, Billy Zane, John Wood, Lothaire Bluteau, Charlotte Valandrey. Estreno en Madrid: Roxy B, Vaguada y Princesa, y Bellas Artes en versi¨®n original.
Consigue que sea de una gran belleza el viaje de Orlando a trav¨¦s del tiempo. Primero, en su condici¨®n masculina, como protegido de la anciana reina Isabel I, enamorado de la bella hija del embajador ruso, y embajador del Reino Unido en el Asia central. Y luego, como mujer, amante de un aventurero norteamericano, madre de una hermosa hija y autora de una novela sobre su propia vida.
Pero Sally Potter, mucho m¨¢s como realizadora que como guionista, ha ca¨ªdo en su propia trampa. Seducida por la gran belleza de las im¨¢genes creadas, donde todo ha sido minuciosamente cuidado, haciendo especial hincapi¨¦ en el vestuario y el decorado, se deleita demasiado en ellas, las alarga en exceso, no sabe cortar a tiempo, limitar su importancia. De manera que Orlando cae en un esteticismo un tanto gratuito en perjuicio del desarrollo dram¨¢tico de su brillante historia, se queda en la belleza externa de sus personajes y los ambientes donde se mueven, sin apenas profundizar, o tan siquiera exponer, los problemas que les afectan.
La perfecci¨®n del vestuario y el decorado, por ejemplo, de la corte de Isabel I, de la tan bella como in¨²til larga escena sobre el hielo donde se conocen Orlando y la hija del embajador ruso, no deja de ser admirable, pero aleja de la personalidad del complejo personaje de Orlando. Sally Potter tal vez intenta disimular su incapacidad para enfrentarse m¨¢s directamente a tan compleja historia, pues simplemente ha sido incapaz de dominar los m¨²ltiples elementos que ten¨ªa entre manos.
Sobre todo porque Orlando no pretende ser una pel¨ªcula bonita, con una est¨¦tica especialmente cuidada, sino que intenta transmitir un sutil mensaje feminista m¨¢s all¨¢ de los prop¨®sitos originales de Virginia Woolf. C¨®mo al eternamente joven Orlando le van las cosas mucho mejor en la vida como hombre que como mujer, a pesar de ser igualmente desgraciado en cuestiones arnorosas en ambos sexos. Y esto es algo que apenas se transmite.
Una pelirroja fascinante
Sin embargo, hay que reconocer que Orlando tiene una virtud indiscutible, que va mucho m¨¢s all¨¢ de lo mucho o poco que puedan molestar sus oropeles. Y es la fascinante presencia de la pelirroja Tilda Swinton, una actriz de una gran intensidad, con una penetrante mirada, que resulta ideal para encamar a su protagonista por sus andr¨®ginas caracter¨ªsticas. Si resulta perfecta en el lado masculino de Orlando, no lo es menos cuando, tras contemplarse desnuda en toda su belleza ante un espejo, se vuelve a la c¨¢mara, dice: "La misma persona con otro sexo", y comienza a vivir su mucho m¨¢s dura experiencia femenina. S¨®lo por el excelente trabajo de Tilda Swinton vale la pena ver Orlando, en cuanto es lo ¨²nico que tiene aut¨¦ntica vida.
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