Un punto de apoyo

Jos¨¦ Manuel Soto, con varios discos de oro en su haber, triunf¨® rotundamente ante sus incondicionales, sin duda alguna. El p¨²blico puesto en pie le rindi¨® una ovaci¨®n clamorosa. Soto tiene muchos seguidores, sobre todo entre las mujeres, que suelen ser quienes encumbran a algunos artistas. En el Monumental, ellas eran mayor¨ªa, de toda edad y condici¨®n.Sin embargo, la velada no pas¨® de ser un buen ensayo entre amigos. A pesar de sus ¨¦xitos discogr¨¢ficos, Soto es todav¨ªa un artista desaprovechado que precisa potenciar urgentemente sus indudables facultades. Tiene voz c¨¢lida y vers¨¢til, y ha compuesto algunas canciones muy acertadas, como El loco del mar, D¨¦jate querer y Por ella, que fue su trampol¨ªn hacia la fama. Pero, en directo, adolece de puesta en escena; no sabe qu¨¦ hacer con las manos y con la expresi¨®n; carece de apostura y empaque. Su espect¨¢culo no tiene ritmo. Entre canci¨®n y canci¨®n, se enmara?a con discursos obvios, con comentarios ¨¦ticos, est¨¦ticos y autobiogr¨¢ficos que, en un escenario, son term¨®metro de la inseguridad. Por otra parte, en muchas de sus canciones hay ostentosas reiteraciones musicales y literarias: lo que se llama marear la perdiz. Dadle un punto de apoyo, es decir, una direcci¨®n esc¨¦nica, y Jos¨¦ Manuel Soto dar¨¢ un paso de gigante.