El homenaje a Ochoa
El pasado 12 de enero tuvo lugar un homenaje de Estado a Severo Ochoa, que no ha merecido gran atenci¨®n en los medios, y ello a pesar de que su ambicioso formato -bajo la presidencia de los Reyes y tres ministros, incluyendo al vicepresidente del Gobierno- y la participaci¨®n de tres premios Nobel, entre otros, podr¨ªa auspiciar algo m¨¢s que los habituales flashes televisivos y peque?os titulares de prensa. Sin ¨¢nimo de enmendar la plana a los profesionales de la informaci¨®n, quisiera destacar tres aspectos parad¨®jicos del acto y de lo que all¨ª se dijo.En primer lugar, situar¨ªa la ya mencionada presencia masiva -para lo que representa un acto de este tipo- del Gabinete socialista, que contrasta con la actitud recelosa y tensa hacia el ahora homenajeado, desde aquella renombrada entrevista del a?o 1986, en la que Ochoa denunci¨® el sometimiento pol¨ªtico de la ciencia espa?ola: "S¨®lo los que tienen el carn¨¦ del PSOE dirigen la ciencia. ( ... ) Para m¨ª, si un cient¨ªfico pertenece a un partido pol¨ªtico, ya dudo mucho de su categor¨ªa cient¨ªfica". Quiz¨¢ con ¨¢nimos de compensar plost mortem aquellas distantes relaciones, el ditirambo de los discursos oficiales alcanz¨® cotas desmesuradas, poco respetuosas hacia la memoria hist¨®rica. Ochoa, ciertamente, ayud¨® desde su prestigio internacional a consolidar la bioqu¨ªmica espa?ola y a su reorientaci¨®n hacia la biolog¨ªa molecular. Pero situar a Ochoa y al Centro de Biolog¨ªa Molecular como ¨²nicos referentes del florecimiento de la biociencia es como vestir a un santo a costa de desnudar a otros. Estoy seguro de que don Severo se hubiera sentido m¨¢s a gusto compartiendo podio con otros colegas y amigos -como Carlos Asensio y Alberto Sols, entre otros-, que tanto contribuyeron a ese desarrollo que ahora se le atribuye en exclusiva al finado.
Finalmente, el acto cont¨® con la estimable llamada del Rey hacia un mayor gasto p¨²blico, cuyo ¨²nico eco en el discurso oficial que le precedi¨® fue el anuncio por parte del ministro del ramo de la creaci¨®n de un nuevo premio -denominado C¨¢tedra Severo Ochoa- para la investigaci¨®n en biolog¨ªa y biomedicina. En estos tiempos que corren andamos m¨¢s bien sobrados de premios y faltos de est¨ªmulos regulares a la carrera profesional. Parece obligado a se?alar, a t¨ªtulo de ejemplo, que el CSIC carece de fondos para pagar la deuda, superior a los 600 millones de pesetas, contraida en los tres ¨²ltimos anos por complementos de productividad de una buena parte de su personal cient¨ªfico. Estoy convencido de que, entre el premio individual y el est¨ªmulo profesional general, Ochoa se hubiera decantado por l¨® ¨²ltimo.
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