'Perdono- a tutti'
En 1885, en plena fiebre de oro en la bolsa barcelonesa, se produjo un hecho ins¨®lito. A finales de noviembre de aquel a?o, llegaron a Barcelona rumores de la enfermedad de Alfonso XII, quien poco despu¨¦s muri¨®. La incertidumbre cre¨® un clima de estado de guerra y rumores de un levantamiento carlista. Los bolsines interior y exterior cayeron en picado y se produjo un desmoronamiento de los valores, que se negociaban a cr¨¦dito, sin precedentes. Evaristo Arn¨²s, uno de los banqueros m¨¢s influyentes de la ¨¦poca decidi¨® ir contra corriente y apost¨® por que el mercado se recuperar¨ªa. Compr¨® todo lo que hab¨ªa en el mercado.Cuando se plante¨® la liquidaci¨®n de las operaciones, los bajistas resultaron deudores a Arn¨²s por 16 millones de reales. Una fortuna. Miles de familias se encontraron en la ruina. Lo hab¨ªan perdido todo. Entonces ocurri¨® lo insospechado. Arn¨²s se present¨® en el sal¨®n' de liquidaciones tarareando el aria Perdono a tutti que canta Don Carlo en el Hernani de Verdi, seg¨²n cuenta J.M. Ram¨®n de Sampedro. Y les perdon¨® las deudas. Quiz¨¢ para no agotar el negocio, pero les perdon¨®.
Unos treinta a?os antes el malague?o Jos¨¦ de Salamanca y Mayol, marqu¨¦s de Salamanca, protagoniz¨® otro gesto similar en Madrid que tambi¨¦n provoc¨® gran impacto.
Sin duda, el capitalismo de final del siglo pasado era mucho m¨¢s agresivo y desalmado. Pero en ocasiones algunos de sus protagonistas demostraron una especial categor¨ªa para afrontar situaciones dif¨ªciles.
Algunos analistas han se?alado, quiz¨¢ con cierta malicia, que si se a?adiera el patrimonio actual de los principales consejeros de Banesto a los activos del banco, el problema de Banesto desaparecer¨ªa. Puede que sea una exageraci¨®n. Pero un hombre como Conde, que ha estado dando lecciones de ¨¦tica y pol¨ªtica durante los ¨²ltimos a?os, tiene una buena ocasi¨®n para emular con hechos a estos financieros del siglo pasado. Ser¨ªa la mejor manera de su volver a empezar.
Pero muchos accionistas sospechan todo lo contrario. Temen que ni siquiera correr¨¢n la misma suerte a la que se comprometi¨® el ex presidente Mario Conde, en su conferencia de prensa. Por lo dem¨¢s ser¨ªa injusto que recibieran el mismo trato quienes han generado la crisis, aunque tambi¨¦n la paguen, que quienes s¨®lo aparecen como damnificados. Conde tiene una responsabilidad con quienes depositaron en ¨¦l su confianza. En cualquier caso, ser¨ªa bochornoso que dentro de unos a?os apareciese una fortuna exterior de Conde como en el caso de Ruiz Mateos.La crisis de Banesto est¨¢ llegando a la hora de la verdad. Se ha levantado mucha polvareda. Cifras impresionantes. Pero hasta el momento s¨®lo se ha hablado de que son muchos los platos rotos y no se ha dicho quienes los van a pagar.
Ahora se discute como se reparten los gastos. Si el debate se hace desde posiciones de fuerza es muy probable que se lleven el banco por delante.
Los nuevos gestores y las autoridades temen que un sacrificio excesivo de los accionistas que son clientes provoque una nueva retirada de dep¨®sitos y vac¨ªen el banco. Hasta ahora el dinero ha salido m¨¢s por enfado de los accionistas-clientes que por inseguridad.
Los dem¨¢s banqueros tampoco est¨¢n dispuestos a pagar los desastres de una mala gesti¨®n ajena. Han hecho las guerras de las supercuentas y de los cr¨¦ditos, precisamente para endurecer el mercado y eliminar al menos competitivo. Sus esfuerzos de estos ¨²ltimos a?os para ser m¨¢s eficientes se ver¨ªan absurdamente anulados. Les parece un contrasentido tener que ayudar ahora al vencido, a no ser que obtengan ventajas. Adem¨¢s ya hay algunos analistas que piensan que el mercado en Espa?a est¨¢ sobredimensionado en oficinas y entidades. Las posibilidades de salvar Banesto son m¨¢s escasas de lo imaginado.
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