Hosokawa est¨¢ dispuesto a negociar con la oposicion su reforma auticorrupci¨®n
No todo est¨¢ perdido, pero el catastrofismo, el abatimiento o un contagioso desasosiego sobre el desenlace de la crisis pol¨ªtica japonesa se han adue?ado de los mejores espacios period¨ªsticos. Incluso aquellas publicaciones tradicionalmente generosas con el conservadurismo liberal exigen del primer ministro, Morihiro Hosokawa, una firme defensa de las reformas anticorrupci¨®n. "El Gobierno est¨¢ dispuesto a recomenzar desde el principio una dificil negociaci¨®n", asegur¨® ayer el portavoz de Hosokawa. Pero apenas hay tiempo. El s¨¢bado concluye en el Parlamento el actual periodo de sesiones.
Hosokawa no descarta someter de nuevo la reforma al voto de la C¨¢mara baja para intentar sumar dos tercios de los votos e invalidar as¨ª la derrota en el Senado. El objetivo es m¨¢s voluntarista que posible, cuando ya hay dos partidos de centroderecha de la coalici¨®n gubernamental que parecen dispuestos a hacer concesiones fundamentales.La oposici¨®n conservadora porf¨ªa con una arrogancia rayana en la bravata, mientras el l¨ªder de la agrupaci¨®n de siete partidos en el poder, con un escaso margen de maniobra tras el golpetazo del pasado viernes en el pleno de la C¨¢mara alta, se ha declarado decidido a intentar un acuerdo que parece imposible.
A pesar de ello, Hosokawa recibi¨® pronto una clara indicaci¨®n del precio a pagar por su aprobaci¨®n legislativa. "Van a tener que aceptar el 95% de nuestras demandas", advirti¨® Michio Watanabe, uno de los dirigentes m¨¢s lenguaraces del Partido Liberal Democr¨¢tico (PLD). La votaci¨®n contraria de esta formaci¨®n en la C¨¢mara alta fue secundada por los diputados comunistas y por 17 rebeldes socialistas, que se opon¨ªan a la modificaci¨®n electoral propuesta y no dudaron en saltarse la disciplina de voto.
Watanabe se explic¨® con altaner¨ªa de perdonavidas: "Deber¨¢n aceptarse las donaciones corporativas". De tragar con su inclusi¨®n en el articulado a debate, la ruptura de la coalici¨®n es casi segura por su flanco socialista.
Las reformas en aparente almoneda, las ¨²nicas sinceras desde el final de la II Guerra Mundial, tratan de modificar sustancialmente las actuales estructuras. Prohiben que los candidatos electorales reciban dinero directamente de las empresas. Estiman los promotores de la modernizaci¨®n que de esa entrega nacen los vicios pol¨ªticos y esc¨¢ndalos financieros que m¨¢s han da?ado la imagen del pa¨ªs.
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