El d¨ªa despu¨¦s
Lo peor es siempre lo del d¨ªa despu¨¦s. Animosos y entusiastas, los partidarios de la huelga general tienen los motores calientes y viven la excitaci¨®n de esta nueva prueba de fuerza. La huelga va a salir como salga, con una previsible divisi¨®n de opiniones y una segunda guerra de cifras que nos ocupar¨¢ horas y horas de trabajo (m¨¢s que la propia huelga). Pero luego, ?qu¨¦? Primero, resta?ar las heridas. La huelga no tiene enfrente a un enemigo feroz: ni siquiera el Gobierno se ha subido por las paredes, acostumbrado como est¨¢ a sufrir m¨¢s huelgas generales que nadie en la historia. El enemigo de la huelga - es el personal que no se ha convencido de su necesidad. Por ello, la bronca de los transportes.El problema se plantea cuando el exhausto estado mayor de la huelga tenga que decidir qu¨¦ paso es el que sigue a la huelga. No vale decirle al Gobierno: han parado tantos, tiene que escuchar la voz de la calle. Porque si no escucha, ?qu¨¦ se hace?
El problema es anterior. Y se corresponde con un error estrat¨¦gico de la direcci¨®n de UGT: convocar una huelga general sin que haya pasos intermedios, sin intentar negociar, sin dar alternativas. Eso ha roto la din¨¢mica sindical de lucha contra la reforma del mercado de trabajo. As¨ª se las pon¨ªan a Felipe Gonz¨¢lez.
Una cierta autocensura, un cierto miedo, ha impregnado los escritos de los periodistas y las declaraciones de los pol¨ªticos. Pero quien m¨¢s quien menos, los que se mueven en la informaci¨®n saben varias cosas. que algunas federaciones de UGT no deseaban la huelga, que Comisiones Obreras no deseaba la -huelga que ha a todos los ha arrastrado la direcci¨®n de UGT. La huelga de pasado ma?ana va a cambiar, sobre todo el panorama sindical en Espaf¨ªa. Y alg¨²n d¨ªa habr¨¢ que negociar de veras. Veremos qui¨¦nes se sientan a la mesa
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