El rinc¨®n de los melones
VICENTE G. OLAYA En Villaconejos (3.000 habitantes), la crisis agr¨ªcola ha golpeado muy duramente a su poblaci¨®n. El bajo precio que ofrec¨ªan los mayoristas en la ¨²ltima temporada (apenas 15 pesetas por un kilo de mel¨®n) provoc¨® el des¨¢nimo y la ruina entre los agricultores de la poblaci¨®n activa del municipio vive, directa o indirectamente, de este cultivo.
Varias familias tendr¨¢n que entregar sus bienes para hacer frente a los pr¨¦stamos bancarios pedidos en 1993. Seg¨²n Daniel Caballero, alcalde socialista de Villaconejos, "la pasada temporada las importaciones masivas de fruta y la enorme producci¨®n obtenida en nuestras tierras redujeron dr¨¢sticamente el precio de la fruta y ha impedido que muchos hayan podido hacer frente a los pr¨¦stamos que ten¨ªan pendientes".
Seg¨²n afirman los agricultores, una finca de 10 hect¨¢reas necesita una inversi¨®n anual de entre cinco y ocho millones de pesetas. Los meloneros piden pr¨¦stamos a los bancos para comenzar, cada abril, una producci¨®n que no podr¨¢ ser recogida hasta entrado el mes de septiembre.
Un terreno de 10 hect¨¢reas puede llegar a producir hasta 350 toneladas de mel¨®n. "Si nos pagan el kilo a 12 ¨® 13 pesetas, perdemos dinero, porque s¨®lo cultivarlo nos cuesta casi cinco duros", afirma el melonero Astasio Ruiz. "Yo ya me he arruinado varias veces y este a?o ser¨¢ de los peores".
Los agricultores afirman que los almacenistas les compran la fruta a un precio por debajo del coste. "Hay mucha oferta y tienes que vend¨¦rselo o dejar que se pudra", explican.
Aseguran que en los almacenes, despu¨¦s de etiquetar y limpiar los frutos, venden el producto a Mercamadrid a un m¨ªnimo de 50 pesetas por kilo.
Otros vecinos, ante el agotamiento de las tierras y la escasez de parcelas libres para cultivar dentro del t¨¦rmino municipal, prefieren trabajar en otros lugares. A partir del pr¨®ximo mes de febrero comenzar¨¢ la larga marcha de los meloneros a las tierras de Argamasilla, Villarta de San Juan y Cinco Casas, en la provincia de Ciudad Real. Francisco de Blas prefiere, sin embargo, Extremadura. "Hace a?os que cultivo esas tierras y ya las conozco bien", dice. Tras pagar un alquiler a sus propietarios, planta la simiente y espera seis meses a que crezca. Luego recoge la fruta y la traslada a Villaconeios. donde pueblo quedan pocas tierras para cultivar melones, porque el terreno se est¨¢ agotando". El empleo masivo de gallinaza [abono tradicional fabricado con las defecaciones de las gallinas] no resulta suficiente para regenerar las tierras. "Adem¨¢s, ¨²ltimamente nos la venden mezclada con serr¨ªn, lo que debilita la simiente plantada. Alguien tendr¨ªa que vigilarlo" dicen.
Aseguran no poder exportar los excedentes de melones a Francia porque vuelcan los camiones -"As¨ª, poco a poco, nos est¨¢n arruinando"- Las importaciones masivas de fruta israel¨ª y brasile?a hacen caer a¨²n m¨¢s el precio de los productos. Pero aseguran que no pueden dedicarse a otra cosa porque s¨®lo saben de melones.
Desde hace 100 a?os, los vecinos de Villaconejos han cultivado melones. No saben qui¨¦n introdujo este cultivo en la zona, pero s¨ª que las primeras tierras plantadas fueron en la Quinta de San Isidro, en el t¨¦rmino municipal de Aranjuez. Luego se extendi¨® por toda la comarca del Tajo.
Uno de los jubilados que se re¨²ne cada d¨ªa en la plaza de Villaconejos afirma: "Tengo en la cuenta 20.000 pesetas despu¨¦s de una vida de trabajo y de arruinarme varias veces. Mis hijos se fueron hace a?os, y a m¨ª me ha quedado la pensi¨®n de los agricultores: 45.000 pesetas". "Igual que a nosotros", apuntan otros.
La villa de los conejos
Se desconoce el momento exacto de su fundaci¨®n. S¨®lo se sabe que el lugar ya aparece mencionado en algunos escritos del siglo XVI como la villa de los conejos. Se supone que la abundancia de estos animales pudo dar lugar a un cazadero y a la posterior denominaci¨®n del lugar. Seg¨²n el escritor Jes¨²s Sancho Aguilera, quedan como rastros topon¨ªmicos un monte llamado Cerro Galguero (conocido popularmente como Barbero) y un paraje, cercano al casco urbano, denominado El Vedado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.