Sentido de la realidad
LOS TRES proyectos legislativos que concretan la reforma laboral contra la que se convoc¨® la huelga del 27-E se encuentran en tr¨¢mite parlamentario. Esos proyectos -sobre nuevos contratos, oficinas de colocaci¨®n y modificaci¨®n del Estatuto de los Trabajadores, respectivamente- pueden ser enmendados. As¨ª se proponen hacerlo algunos grupos parlamentarios de los que apoyaron la reforma. Tales enmiendas parciales podr¨¢n, en su caso, incorporar garant¨ªas adicionales que respondan a las inquietudes expresadas por los sindicatos en relaci¨®n a los contratos de pr¨¢cticas, movilidad de los trabajadores y otros aspectos de la reforma. Pretender ir m¨¢s all¨¢, exigiendo la retirada de los proyectos legislativos, indicar¨ªa falta de sentido de la realidad por parte de las centrales.El mensaje sindical de que tras la movilizaci¨®n el Gobierno habr¨ªa de ceder, "como otras veces", reflejaba una profunda incomprensi¨®n de la situaci¨®n. El Gobierno no puede retirar los proyectos sin deslegitimarse. ?Qu¨¦ autoridad conservar¨ªa si, despu¨¦s de meses de negociaci¨®n fallida con los sindicatos, cediera ahora a las exigencias de ¨¦stos, desautorizando a ese 90% de representantes de, la voluntad popular que han respaldado la reforma en las Cortes? El propio Parlamento no podr¨ªa admitirlo sin abrir paso a una peligrosa din¨¢mica de poderes paralelos.
As¨ª lo hizo ver ayer el portavoz del Gobierno en una comparecencia en la que se ech¨® en falta la presencia del presidente. Quien, tras unas elecciones en las que el componente de su liderazgo personal fue decisivo, acaba de pedir manos libres para remodelar la direcci¨®n de su partido, est¨¢ obligado a poner en juego ese liderazgo para orientar a una ciudadan¨ªa confusa ante el llamamiento sindical. Lo que no hizo en la campa?a electoral -explicar que la recuperaci¨®n exigir¨¢ renunciar a situaciones interiorizadas como derechos adquiridos- deber¨¢ hacerlo ahora. Incluso es posible que sea ¨¦ste, tras la huelga general, el mejor momento para hacerlo.
La desorientaci¨®n de los espa?oles, que en su mayor¨ªa desean una negociaci¨®n entre el Gobierno y los sindicatos, seg¨²n revela la encuesta publicada hoy por este peri¨®dico, es en parte el resultado, de lo limitado de nuestra experiencia en las complejas relaciones laborales modernas. Hace muchos a?os que en Espa?a hay empresarios y trabajadores, pero el mercado laboral como tal -el marco en el que se articulan la oferta y la demanda de trabajo- es tan reciente como los sindicatos libres. La corta experiencia, junto a las inercias de unos dirigentes forjados en un sindicalismo pol¨ªtico por necesidad, puede explicar la persistencia en el sindicalismo espa?ol de h¨¢bitos desde hace a?os infrecuentes en otros pa¨ªses. Destaca su poca sensibilidad hacia los condicionantes de la coyuntura econ¨®mica. La perseverancia con que sus dirigentes repiten las mismas cr¨ªticas, en t¨¦rminos casi id¨¦nticos, frente a pol¨ªticas econ¨®micas muy diferentes es prueba de esa inercia e insensibilidad.
Pero tambi¨¦n es cierto que la escasa experiencia en este marco democr¨¢tico determina los comportamientos inmaduros, tanto de los sindicatos como de muchos empresarios. El riesgo de una aplicaci¨®n arbitraria de las posibilidades de la reforma ha sido exagerado por las centrales, pero no es inexistente. Algunas de las cautelas incluidas en el proyecto definitivo son consecuencia de sugerencias de los sindicatos. Nada impide incorporar al articulado, mediante enmiendas de los grupos parlamentarios, aquellas garant¨ªas que impidan o dificulten una interpretaci¨®n abusiva de la misma. Hacia esos grupos deber¨ªan canalizar ahora sus afanes los sindicatos.
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