Caza mayor, y del menor
Me comenta mi ocasional compa?ero de asiento y vuelo Madrid-M¨²nich sus vacaciones navide?as en Espa?a: decepci¨®n, porque lo prometido no se cumpli¨®. Tan s¨®lo ha/han cazado 80 ciervos y 75 jabal¨ªes (le han acompa?ado en esta grata excursi¨®n campestre otros 30 cazadores alemanes). Habida cuenta de que cada uno de ellos ha desembolsado unos 4.000 marcos (320.000 pesetas), gastos y desplazamiento aparte, es comprensible su desencanto. Menos mal que uno de ellos, jurista de profesi¨®n, resolvi¨® el asunto con los organizadores andaluces del acontecimiento, consiguiendo la firme promesa de que la pr¨®xima vez habr¨ªa como m¨ªnimo cien astados dispuestos para ser acribillados. La monter¨ªa tuvo lugar en las dehesas de C¨®rdoba. Vayamos, pues, por partes:1. La caza mayor, como tal, est¨¢ prohibida en Alemania y en Austria. Resultado: cualquier alem¨¢n, provisto de un buen zurr¨®n de marcos, puede cazar estas especies prohibidas en Polonia, antigua Checoslovaquia, Hungr¨ªa, Rumania y, c¨®mo no, Espa?a, pa¨ªses todos ellos pobres que, a cambio de unos cuantos duros, permiten tanta rapi?a. Inclusive los osos, que otrora abundasen en estas tierras germanas, y ya desaparecidos, son cazables en cualquiera de los pa¨ªses mencionados, excepci¨®n hecha del nuestro (los reservamos a nuestros furtivos, que no son pocos).
2. Entiendo que el turismo es la principal fuente de ingresos de este pa¨ªs nuestro de camareros y ojeadores; l¨¢stima que esta sobreabundancia haya exterminado de ra¨ªz la belleza de nuestros paisajes, encenag¨¢ndolos con muros de hormig¨®n y asfalto que la Europa rica (v¨¦ase Alemania) no permite ni por asomo en sus predios. Si a?adimos a esos desastres irreversibles el aumento del turismo cineg¨¦tico, podremos despedirnos de nuestra fauna que, acorralada, espera su ata¨²d de plomo de calibre diverso.
Fin del viaje, recogida de maletas, curiosa coincidencia: otro vuelo procedente de Tailandia se suma al nuestro. Personal variopinto con un com¨²n denominador: son casi todos varones alemanes, de mediana edad, y con el aspecto satisfecho de haber completado otro periplo cineg¨¦tico: la caza de carne humana, menor de edad, que este pa¨ªs tercermundista ofrece, como el nuestro sus animales y parajes: buenos, bonitos y baratos.
?D¨®nde est¨¢ Icona? ?D¨®nde la cordura y el respeto por nuestros semejantes y otras especies pr¨®ximas? Por favor, que alguien me lo aclare.-
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