Madrid-Bosnia-Madrid
Desde que estall¨® el conflicto de los Balcanes, todos hemos sido impotentes testigos de una guerra donde la crueldad y la barbarie humana han traspasado unos l¨ªmites que el mundo occidental ya casi hab¨ªa olvidado. . Frente a los est¨¦riles esfuerzos de la comunidad internacional por solucionar esta guerra fratricida en el mismo coraz¨®n de la vieja Europa, un grupo de j¨®venes pertenecientes a las Nuevas Generaciones del Partido Popular, ayudados por el Ayuntamiento de Madrid, decidieron poner en marcha una campa?a de recogida de v¨ªveres, ropas y medicinas con el objeto de organizar posteriormente una expedici¨®n humanitaria con destino a Bosnia-Herzegovina.Gracias a la generosidad del pueblo de Madrid, la iniciativa fue un completo ¨¦xito, y, fruto de la misma, se consigui¨® recoger m¨¢s de ochenta millones de pesetas en productos de primera necesidad (harina, leche materna, medicinas, ropa diversa de abrigo, etc¨¦tera). Asimismo, hicimos entrega de una carta personal del alcalde de Madrid a don Luis Carvajal, coronel jefe de la Agrupaci¨®n Madrid.
Durante varios d¨ªas tuvimos la oportunidad de convivir con los cascos azules espa?oles destacados en Dracevo y Split. Pudimos compartir con ellos los avatares y sinsabores de la vida de campa?a, sus alegr¨ªas y tristezas, sus temores y sus anhelos de una feliz y pronta vuelta a Espa?a.
Esto es algo que nos ha impresionado profundamente a todos, y no quisiera pasar la oportunidad sin dejar constancia del gran esp¨ªritu y enorme entereza de nuestras tropas, que se est¨¢n comportando como aut¨¦nticos profesionales, aguantando con estoicidad y gallard¨ªa los avatares de una guerra terrible. Mi admiraci¨®n y reconocimiento hacia todos ellos, no s¨®lo porque est¨¦n poniendo permanentemente en juego sus vidas en un conflicto que les es totalmente ajeno y en unas tierras tan alejadas de nuestra querida Espa?a, o por las dif¨ªciles condiciones de vida en los destacamentos, o ni siquiera por la constante tensi¨®n de una guerra lenta y cruel, sino porque est¨¢n verdaderamente aguantando el tipo, a pesar de carecer de una verdadera moral de victoria, algo que es imprescindible para poder llevar a cabo con ¨¦xito cualquier misi¨®n militar, ya sea de guerra o de paz. Nuestros soldados saben que est¨¢n desarrollando una nueva labor de contenci¨®n o retardo en el devenir de una guerra donde las posiciones cada vez se tornan m¨¢s antag¨®nicas.
No se puede mantener a nuestros cascos azules en esa permanente situaci¨®n de riesgo e incertidumbre en un conflicto sin soluci¨®n de continuidad. Hasta ahora, s¨®lo se han producido algunas bajas espor¨¢dicas e imprevisibles, pero en Jablanica nuestras tropas cualquier d¨ªa pueden sufrir una cat¨¢strofe. Europa debe decidir entre la retirada inmediata dejando a merced de las leyes de la guerra la soluci¨®n de la contienda, o por el contrario, realizar una pronta intervenci¨®n militar en toda regla que resuelva con contundencia esta endemoniada guerra.
Las continuas cr¨®nicas period¨ªsticas que han inundado los informativos de todo el mundo nos han hecho perder la verdadera dimensi¨®n de un conflicto que no s¨®lo recuperas si tienes la oportunidad de presenciarlo in situ. La fe en la naturaleza humana desaparece en un instante al contemplar las salvajes costumbres de las que hemos podido ser testigos, donde el respeto a la dignidad humana o a las m¨¢s elementales normas del ius belli brillan por su ausencia. Una guerra donde la muerte no llega de la mano de una operaci¨®n militar debidamente planificada por un ej¨¦rcito organizado, sino por la incontrolada actuaci¨®n de milicianos francotiradores, en muchos casos ebrios, que disparan indiscriminadamente sobre hombres, mujeres, ancianos o ni?os. Una guerra donde se arranca de los cad¨¢veres enemigos despojos humanos como trofeos de combate. Una guerra, en fin, donde las reivindicaciones territoriales y la exaltaci¨®n del sentimiento nacionalista por parte de serbios y croatas s¨®lo busca la limpieza ¨¦tnica y el exterminio colectivo de una minor¨ªa musulmana en aras de una pureza racial que los europeos ya hab¨ªamos olvidado.
Resulta parad¨®jico que en una Europa que camina hacia la unidad pol¨ªtica y econ¨®mica est¨¦n surgiendo incipientes brotes nacionalistas que fundamentan su ideolog¨ªa en la exaltaci¨®n de lo propio y el desprecio y rechazo de todo lo que sea extra?o o diferente.
De esta impresionante experiencia todos hemos aprendido muchas cosas. Yo personalmente destacar¨ªa una de ellas: he revalorizado el papel de los j¨®venes en el mundo moderno. ?Qui¨¦n dijo que los j¨®venes no est¨¢n comprometidos con los problemas de su tiempo? Veintid¨®s j¨®venes espa?oles ayudados por el Ayuntamiento de Madrid y otras instituciones han puesto su granito de arena para intentar ayudar a los m¨¢s necesitados. He valorado en su justa medida la importancia de las cosas. A veces, pensamos que nuestros problemas cotidianos o los de los vecinos a los que servimos son lo m¨¢s importante, cuando hay gente que diariamente est¨¢ muriendo de fr¨ªo y hambre por causa de la guerra y la insolidaridad de un mundo ego¨ªsta.
Espero que con el nuevo a?o que ahora comienza Dios ilumine los corazones de todos los buenos hombres de aquella anta?o maravillosa regi¨®n llamada Bosnia-Herzegovina, y de los que fuera de ella toman decisiones tan importantes para el pan diario de muchos ni?os.
Sigfrido Herr¨¢ez es edil del Ayuntamiento de Madrid.
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