Gana la justicia, 30 a?os despu¨¦s

El caso de la ciudad de Jackson (Misisip¨ª) es de los que invitan a creer que la justicia, antes o despu¨¦s, se impone sobre el odio y el crimen. Un viejo militante del Ku Klux Klan, un ultraderechista y fascista que asesin¨® hace m¨¢s de 30 a?os a un famoso l¨ªder negro de los derechos civiles, ha sido condenado ahora a cadena perpetua por aquel delito, del que entonces fue absuelto en dos ocasiones. El jurado que decidi¨® el caso emiti¨® en la noche del s¨¢bado en Jackson un veredicto de culpabilidad contra Byron de la Beckwith. La sentencia fue recibida multitudinariamente con gritos de felicidad.El episodio, que ha tenido gran resonancia en Estados Unidos, supone una gran victoria para la NAACP (la principal organizaci¨®n negra del pa¨ªs), que durante todo el tiempo transcurrido desde el asesinato de su l¨ªder Medgar Evers ha estado acumulando pruebas que confirmaran la culpabilidad de De la Beckwith. En realidad, el asunto de De la Beckwith se hab¨ªa convertido en un caso emblem¨¢tico sobre la discriminaci¨®n en el sistema de justicia.

Este personaje, que hoy tiene 73 a?os de edad y sigue llamando despectivamente nigger a los negros, se ha vanagloriado siempre de su acci¨®n, y ha declarado repetidamente en entrevistas que la muerte de Evers fue una gran aportaci¨®n al desarrollo de la cultura blanca norteamericana.

Muchos de los testigos que han declarado en el juicio, desarrollado la pasada semana, contaron el orgullo con el que De la Beckwith relataba el momento en el que dispar¨® su escopeta contra Evers, uno de los m¨¢s famosos m¨¢rtires negros, cuando ¨¦ste sal¨ªa de su casa, el 12 de junio de 1963. De la Beckwith fue juzgado entonces en dos ocasiones por sendos jurados, ¨ªntegramente compuestos por blancos, que lo declararon inocente. En esta ocasi¨®n, el jurado formado por ocho negros y cuatro blancos decidi¨® en contra del militante racista despu¨¦s de seis horas de deliberaci¨®n. De la Beckwith, que por treinta a?os fue bandera de los movimientos extremistas blancos norteamericanos, recibi¨® el veredicto en silencio y, todav¨ªa, con un cierto gesto de orgullo.

La viuda del l¨ªder asesinado, Myrlie Evers, dijo que esta sentencia demuestra que "la vida de Evers no fue en vano". "Para su honor, Evers ha hecho m¨¢s muerto que en vida. Hoy sent¨ªamos que ¨¦l estaba aqu¨ª con nosotros", coment¨®. Evers est¨¢ enterrado en el cementerio de Arlington junto a otros h¨¦roes de la patria.

De la Beckwith, un antiguo vendedor de fertilizantes, ser¨¢ trasladado a la c¨¢rcel del condado de Hinds, en Misisip¨ª, poblada en su mayor¨ªa por negros. Las autoridades han anunciado que se habilitar¨¢ para ¨¦l una celda apartada del resto de los internos, por razones de seguridad. Tendr¨¢ que pasar al menos 10 a?os en prisi¨®n antes de aspirar a la libertad bajo palabra por raz¨®n de edad.

Este caso ha resucitado en Misisip¨ª, una regi¨®n especialmente afectada por el racismo, y en todo Estados Unidos, la siniestra historia de discriminaci¨®n de los a?os sesenta, cuando a los jurados se les preguntaba si cre¨ªan que era delito matar a un negro antes de seleccionarlos para ciertos casos. A muchos de los que les hicieron esa pregunta hace 30 a?os en Misisip¨ª contestaban, por supuesto, que no.