Cogida menos grave de Ra¨²l Alcal¨¢

El tercer novillo alcanz¨® a Ra¨²l Alcal¨¢ cuando consumaba el volapi¨¦ y le peg¨® una cornada. Un chorro de sangre empapaba la taleguilla cuando el torero se incorpor¨® y pretend¨ªa saludar al p¨²blico, convencido de que el estoconazo le hac¨ªa acreedor al triunfo. Las asistencias se lo llevaron apresuradamente a la UVI m¨®vil que se encontraba junto a la plaza y all¨ª le oper¨® la herida el cirujano M¨¢ximo Garc¨ªa Padr¨®s. Una hora despu¨¦s lo trasladaban en ambulancia a una cl¨ªnica madrile?a, donde permanece ingresado.El estoconazo le vali¨® al valiente torero las dos orejas, que pase¨® la cuadrilla en una calurosa vuelta al ruedo. Pero ciertos rasgos de la faena de muleta contribuyeron tambi¨¦n al triunfo, porque Ra¨²l Alcal¨¢ tore¨® ce?ido al encastado novillo, y esa decisi¨®n contrastaba con las precauciones absolutamente injustificadas que se hab¨ªan estado tomando sus compa?eros de terna.

La novillada transcurr¨ªa aburrid¨ªsima, esa es la verdad, pues Jes¨²s Romero y un joven inexperto apodado El Trueno se pon¨ªan a mantear derechazos, como si les hubiera dado un ataque, y eran incapaces de sacarles faenas de mediano fundamento a unos novilluchos despitorrados, inv¨¢lidos y boyantitos hasta la sumisi¨®n infinita. "?Qu¨¦ quedr¨¢n?", se preguntaban aficionados castizos. Porque menos toro no lo pod¨ªan pedir. S¨®lo al final se decidi¨® Jes¨²s Romero a torear con la izquierda, sac¨® cuatro garbosas tandas de naturales, y al sorprendido p¨²blico le complaci¨® mucho este alarde novedoso.

Sin embargo quienes de verdad le alegraron las pajaritas del alma fueron los Linos. Ocurri¨® en el tercer novillo. Los hermanos Lino se hicieron presentes en banderillas y hubo un rumor de expectaci¨®n: "?Silencio, que vienen los Linos!, avisaba la afici¨®n experta. Fue por delante Felipe Lino, hizo as¨ª, sac¨® pecho, estir¨® el cuerpo, gan¨® la cara del toro y le prendi¨® un soberano par en los rubios; Angelino Lino lo mejor¨® a continuaci¨®n; su hermano cerr¨® el tercio echando el resto, y la plaza entera determin¨® afiliarse al linismo en el acto.

Los Linos, que parecen mellizos e incluso vest¨ªan ternos similares azul y azabache, son chiquitos pero matones y en torer¨ªa no hay quien les gane. Los hermanos Lino / suma de torer¨ªa y majeza / dejan al toro de una pieza / tras banderillearlo con tino. Cuando daban la vuelta al ruedo mostrando las orejas que hab¨ªa ganado Ra¨²l Alcal¨¢, gravemente herido al cobrar la estocada, buena parte de los aplausos era para ellos. Y algunos aficionados hasta les compon¨ªan odas.