El deshonor de Europa
JOSE VIDAL-BENEYTOTras analizar la tragedia que vive la antigua Yugoslavia, el autor propone que se adopten iniciativas que sirvan para apoyar a quienes siguen defendiendo, en medio de la guerra, una sociedad multicultural.
Se?ora ministra de Cultura:He estado en Sarajevo, donde unas pocas horas bastan para que a uno le puedan la verg¨¹enza y la ira. Los peri¨®dicos y la televisi¨®n me hab¨ªan hecho conocer, como a tantos europeos, datos e im¨¢genes de ese horror que es hoy la antigua Yugoslavia, con el que convivimos hace casi tres a?os. El hambre permanente; la muerte violenta: 210.000 bosnios, 35.000 croatas, 5.000 serbios; el oprobio de los campos de concentraci¨®n: Srebrenica, Omarska, Breko, Sansk?, Prnjavor, Sekovici, y as¨ª hasta 94; la furia en la aniquilaci¨®n de las ciudades: Vukovar, Mostar, Bascarsja y tantas otras, urbicidios rituales los llama Bogdan Bogdanovic; la impunidad de las atrocidades cometidas contra los sectores m¨¢s d¨¦biles y vulnerables de la poblaci¨®n; la abominaci¨®n de la limpieza ¨¦tnica, genocidio primario, sin hornos ni tecnolog¨ªa, pasional e inmediato, a golpe de deportaciones y deg¨¹ellos, finalmente consagrada en la tripartici¨®n que instituye, con la bendici¨®n europea, el nacionalismo de las etnias.
He estado en Sarajevo, y ese conocimento medi¨¢tico, algodonoso y anestesiante que desrealiza la violencia y la iniquidad con la eficacia a que nos han acostumbrado las series policiacas se ha convertido en incriminaci¨®n insoportable. ?C¨®mo es posible que con el argumento de que el agresor ha contaminado al agredido invirtamos la secuencia de las responsabilidades -qui¨¦n ha matado primero y qui¨¦n se ha defendido matando despu¨¦s- y metamos en el mismo saco a la v¨ªctima y al verdugo, a bosnios, croatas y serbios, todos, seg¨²n este razonamiento, dominados por la misma barbarie, todos igualmente pose¨ªdos por la misma violencia primitiva, incontrolable, casi gen¨¦tica?
?C¨®mo es posible, se?ora ministra, que hayamos empujado un pa¨ªs a constituirse en soberano para negarle acto seguido las armas de su soberan¨ªa y vend¨¦rselas, en cambio, a quienes la atacan? ?C¨®mo es posible que a dos horas de avi¨®n de la mayor¨ªa de las capitales europeas, otra capital europea lleve casi dos a?os sometida a tortura continua y publicada? Tortura de Sarajevo, en la que no se trata, al igual que sucede con la tortura individual, de matar, sino de humillar al torturado, de envilecer su identidad, de llevarle a su propia negaci¨®n, golpeando all¨ª donde m¨¢s duele, ahora los hospitales,. luego las escuelas primarias, despu¨¦s los entierros en los cementerios, sin pausa y sin esperanza, para que la supervivencia, si llega, s¨®lo pueda tener lugar en la indignidad. Tortura que es nuestro deshonor.
He estado en Sarajevo para entregar, en nombre del presidente del Club Europeo de Rectores, Gustavo Villapalos, el premio Por la Paz y Contra el Racismo y la Xenofobia a dos medios de comunicaci¨®n, el diario Liberaci¨®n y la radio El Muro, y a un profesor de su universidad, Zdravko Grebo. Tambi¨¦n para comunicarle al rector Seleskovic su incorporaci¨®n al club y la solidaridad de sus miembros con el empe?o de la Universidad de Sarajevo de continuar, en condiciones dram¨¢ticas, la actividad ' docente e investigadora. El club, bajo los auspicios y con la ayuda de la Unesco, se ha comprometido igualmente a contribuir a la reconstrucci¨®n de su biblioteca -uno de los edificios m¨¢s representativos de la ciudad-, que era, al mismo tiempo, la Biblioteca Nacional de Bosnia-Herzegovina, hoy totalmente destruida.
Todo esto, que pensado y decidido en Madrid, Viena y Par¨ªs no pasa de ser normal cometido de un grupo de rectores que trabajan en favor de la cooperaci¨®n universitaria europea, ha encontrado en Sarajevo, entre quienes han apostado por la paz, una_acogida extraordinaria, un eco un¨¢nime y pat¨¦tico. Pues, para los movimientos que, en ese tumulto de ignominias y odios, siguen luchando por la convivencia pac¨ªfica de las varias comunidades, la menor prueba de solidaridad con la condici¨®n plural -multirreligiosa, multi¨¦tnica y multicultural- de su identidad colectiva se convierte en ayuda decisiva. Por eso, la negativa de los ministros de Cultura de los Doce a nombrar a Sarajevo capital cultural de Europa, emparej¨¢ndola en 1994 con Lisboa, ha sido vivida all¨ª no como una peque?a cobard¨ªa burocr¨¢tica, sino como una vileza pol¨ªtica. -
Porque usted sabe, se?ora ministra, que la cultura no se reduce. al conjunto de actos, procesos y obras que se crean y disfrutan en el ¨¢mbito del arte, de la m¨²sica, de la literatura, el cine, la danza y tantos otros, sino que es, antes que nada, producci¨®n de sentido, lo que le hace compartir con la pol¨ªtica la responsabilidad del universo simb¨®lico de cada pueblo. El de Bosnia-Herzegovina y su capital, tienen como ra¨ªz comunitaria la multiculturalidad. Al igual que Europa. En ambos casos, la diversidad, esencial para su identidad, s¨®lo tiene sentido desde la convivencia multicomunitaria, desde la pr¨¢ctica efectiva de lo. multicultural. Hoy, a pesar de las servidumbres de la guerra, Sarajevo, Tuzla y los otros reductos bosnios siguen siendo el s¨ªmbolo m¨¢s preclaro de esa Europa de todas las etnias, de todas las religiones y de todas las culturas, que es la ¨²nica Europa posible.
Por eso no podemos dejarnos ganar por el cansancio de tantos muertos, de tanta infamia telehigienizada. Y ya que nuestras armas son, se?ora ministra,, las de la cultura, ?por qu¨¦ no comenzamos, mujeres y hombres de la cultura, sum¨¢ndonos al Festival de Invierno de Sarajevo, como nos lo ha pedido su director, Ibrahim Spahic?, ?por qu¨¦ no pedimos, como le he o¨ªdo proponer a Federico Mayor, que Sarajevo sea declarada "ciudad abierta" de la cultura?
Estoy seguro, se?ora ministra, que con usted se cuenta. ?Cu¨¢ndo empezamos? Aunque s¨®lo sea para que no tengamos que decir lo que Jaspers en 1945: ?C¨®mo pudimos no hacer nada?
Jos¨¦ Vidal-Beneyto es secretario general de la Agencia Europea para la Cultura.
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