Guardiola contra el hombre diana
El f¨²tbol ingl¨¦s utiliza el t¨¦rmino target man (hombre diana) para definir a un tipo de jugador y, por extensi¨®n, a un estilo de juego. Es un delantero fuerte, alto y desdentado, pues su oficio es peligroso. Juega de espaldas a la porter¨ªa, muy cerca del ¨¢rea rival, y es el destinatario del pelotazo de los defensas. El tipo hace uso del corpach¨®n para encontrar refugio a la pelota y dejarla muy r¨¢pido para el centrocampista que llega desde atr¨¢s. En un parpadeo la jugada se ha situado cerca del portero. La trama tiene una simpleza infantil y nada emocionante. Los ingleses dicen que esa jugada proporciona un excelente porcentaje de goles, como si el f¨²tbol fuera una cuesti¨®n bancaria. En realidad, ni la estad¨ªstica resiste esta forma de entender el juego: las selecciones brit¨¢nicas fracasaron en la fase de clasificaci¨®n del Mundial y los clubes han sido humillados en las competiciones europeas.La selecci¨®n espa?ola padece frecuentemente el delirio ingl¨¦s. Contra Polonia, Julio Salinas volvi¨® a ser el hombre diana. Seg¨²n el plan previsto, llovieron los balonazos sobre el delantero, que paraba, proteg¨ªa y entregaba. As¨ª una docena de veces. El asunto era monocorde, lineal y ¨¢rido. La negaci¨®n del juego como disfrute. Es la clase de f¨²tbol que destierra a la gente de las gradas y que hurta la imaginaci¨®n, la destreza y todo aquello que convierte un partido en algo imprevisible. Ese modelo genera rencor en los espectadores.
Situaci¨®n frustrante
La aparici¨®n de Guardiola, Juanele y Begiristain signific¨® un cambio de propuesta y un mensaje para el futuro. La interpretaci¨®n de Guardiola fue memorable. Su actuaci¨®n tuvo la virtud de proponer un debate para el futuro del equipo espa?ol. Clemente tiene que escoger entre dos modelos antag¨®nicos. Uno est¨¢ representado por la patada larga y el hombre diana; el otro est¨¢ abanderado por la generaci¨®n m¨¢s brillante e insolente que ha conocido del f¨²tbol espa?ol en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Su equipaje es el toque, el regate y la sorpresa.
La primera alternativa dejar¨¢ al equipo espa?ol en la misma situaci¨®n frustrante que ha presidido su historia en los Mundiales: una selecci¨®n sin estilo, ni autoridad. El equipo indefinido de toda la vida. En la otra v¨ªa, la propuesta de Guardiola es fascinante. Consiste en agrupar un equipo lleno de clase, frescura y convicci¨®n, y convertirlo en una de las opciones m¨¢s originales del f¨²tbol mundial. Probablemente ning¨²n pa¨ªs pueda disponer de una colecci¨®n semejante de j¨®venes. Todos tienen en com¨²n un sentido espont¨¢neo del f¨²tbol, la coincidencia en sus ideales y el descaro que ha faltado a las generaciones anteriores. Guardiola, Guerrero, Fran, Juanele, Luis Enrique, Alfonso y Caminero son la bandera de una manera diferente de interpretar el juego, una idea rom¨¢ntica que provoca un entusiasmo ?limitado entre los aficionados. Nadie reprochar¨¢ a Clemente que viva y muera por ellos en Estados Unidos. Lo insoportable ser¨¢ morir por la opaca figura del hombre diana.
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