Baile de derechas
DENTRO DEL juego sumamente cambiante de las formaciones pol¨ªticas italianas que se aprestan a concurrir a las elecciones de febrero, tres se perfilan ya como claras opciones electorales. Una de izquierda (el ex comunista Partido Democr¨¢tico de Izquierda, lo que queda del Partido Socialista, los Verdes, la Rete del alcalde de Palermo, Orlando, y grupos de cristianos y laicos que se identifican con la izquierda sin un perfil determinado), a la que los sondeos otorgan un 34% del voto. Otra del centro (la antigua Democracia Cristiana refundada como Partido Popular, de Dino Martinazzoli y Mario Segni, y lo que queda de los peque?os partidos que entraron en el famoso pentapartido, cobertura de tantas corrupciones), que obtendr¨ªa un 17% de los votos. Por fin, las derechas son las que han elaborado el sistema m¨¢s sofisticado -y m¨¢s radicalmente deshonesto- para presentar un frente unido para derrotar a la izquierda. Berlusconi, el emperador de las televisiones y del club de f¨²tbol Milan, ha entrado en la escena pol¨ªtica con una alta apreciaci¨®n de los sondeos (el ¨²ltimo le sit¨²a en cabeza con el 24% de las intenciones de voto). Sin duda, ello le ha ayudado para tejer una combinaci¨®n probablemente inimaginable en otro pa¨ªs, al menos en la forma tan descarada como se presenta en Italia. La primera pieza ya concluida es el pacto de Berlusconi con Umberto Bossi, l¨ªder de la Liga Norte (10% en la intenci¨®n de voto), para presentarse ante los electores con un s¨ªmbolo ¨²nico e intentar arrasar en el norte de la pen¨ªnsula. Pero Bossi no tiene fuerza ni en el centro ni en el sur de Italia. Y Berlusconi est¨¢ preparando para esas zonas un pacto con la Alianza Nacional de Fin? (10%), que encubre bajo un nombre distinto al MSI neofascista de siempre.
Lo original del caso es que Bossi acaba de proclamar en un congreso de su partido: "Ning¨²n acuerdo con los fascistas. Nosotros somos los nuevos guerrilleros" (recordando a la resistencia antifascista). Pero dichas esas palabras, se al¨ªa con Berlusconi, el cual a su vez se al¨ªa con los neofascistas en otras partes de Italia. As¨ª, tres derechas (Bossi, Berlusconi y Fini) enlazadas por un doble pacto es la nueva figura del baile que se va a estrenar en las elecciones de marzo. A pesar de su lenguaje centrista, la novedad m¨¢s notable que Berlusconi introduce en la derecha italiana es anular el rechazo tradicional de la alianza con los neofascistas. Ha sido un tab¨² vigente durante muchos a?os en Italia, pero que ahora il cavaliere entierra.
La lucha contra el viejo sistema de corrupci¨®n se hizo en nombre de la pureza, de la obligaci¨®n del pol¨ªtico de presentarse ante el elector con una opci¨®n clara, y de asegurar que el voto se refleje lo m¨¢s posible en el futuro Gobierno del pa¨ªs. Pero lo que ahora se ha construido, sobre todo por la derecha y especialmente por Berlusconi, es un sistema por el cual un votante del antifascista Bossi en el Norte estar¨¢ ayudando a fortalecer a los neofascistas en otras partes de Italia. No es un resurgir de la famosa sfumatura florentina; es m¨¢s bien la cultura de los enga?os propia de los negociantes lombardos y de sus empleados.
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