La justicia no localiza a tres de sus altos funcionarios para que testifiquen
La maquinaria de la justicia no ha sido capaz de encontrar los domicilios de tres de sus altos funcionarios, que deb¨ªan presentarse ayer a declarar como testigos en el juicio contra el teniente coronel Jos¨¦ Alfonso P¨¦rez Olag¨¹e, quien el 19 de octubre de 1989 irrumpi¨® armado en la comisi¨®n permanente del Consejo General del Poder Judicial y retuvo a sus integrantes bajo la, amenaza de una pistola. Otros dos altos funcionarios tampoco se presentaron a declarar y el juicio en la Audiencia Nacional tuvo finalmente que ser suspendido por la incomparecencia de un perito. Este experto hab¨ªa anunciado hace un mes al tribunal que estar¨ªa ausente porque ten¨ªa que desplazarse a Londres por motivos profesionales. El juicio seguir¨¢ el 7 de marzo.Juan Ignacio P¨¦rez Alf¨¦rez, magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, no fue encontrado en su domicilio conyugal al encontrarse separado. Pablo Garc¨ªa Manzano, magistrado de la Sala Tercera del Supremo, y Pablo Beltr¨¢n de Heredia, ex vocal del Poder Judicial, tampoco pudieron ser localizados en sus repectivos domicilios de Madrid y Salamanca, por haber cambiado de direcci¨®n en los ¨²ltimos tiempos. Tampoco comparecieron Roberto Garc¨ªa Calvo, ex vocal del Poder Judicial y fiscal del Tribunal Supremo, y Bemardino de Ros Oliver, ex fiscal jefe de Valencia.
El teniente coronel P¨¦rez Olag¨¹e (comandante cuando ocurrieron los hechos) declar¨® uniformado y afirm¨® que acudi¨® al Consejo para que "le hicieran caso" tras considerarse indefenso en un pleito civil que hab¨ªa perdido. Afirm¨® que acudi¨® a esa instituci¨®n porque "esperaba justicia del recto proceder" de los consejeros.
Pistolas y granadas
El 19 de octubre de 1989, el militar viaj¨® desde Valencia a Madrid con dos pistolas y, cinco granadas de instrucci¨®n y entr¨® sin dificultades a la sede del Consejo al ense?ar su documentaci¨®n militar a los guardias civiles de la puerta. Una vez dentro, pregunt¨® por el lugar de la reuni¨®n de la comisi¨®n permanente, entr¨® all¨ª pistola en mano y, tras explicar su caso a los consejeros y facultativos, del Poder Judicial presentes, pidi¨® permiso para dejar la pistola y fue detenido.
La vocal del Poder Judicial Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega y el fiscal Juan Jos¨¦ Mart¨ªnez Zato contradijeron la versi¨®n del teniente coronel de que no les apunt¨® con el arma. "Apunt¨® a todos los que est¨¢bamos all¨ª sentados y nos dirigi¨® alg¨²n tipo de amenaza. Sent¨ª miedo hasta que me autoriz¨® a salir para buscar su expediente", declar¨®.
P¨¦rez Olag¨¹e asegur¨® que no quer¨ªa provocar "un derramamiento de sangre" y sobre el hecho de que no entregara las granadas de mano -que s¨®lo entreg¨® al Regar a los juzgados-, dijo que no las consideraba "armas" y las llev¨® "para hacer ruido". A la salida de la vista, el militar declar¨®: "La saqu¨¦ [el arma] sin raz¨®n, porque no deb¨ªa sacarla, y la envain¨¦ sin honor. Me di cuenta de que era una barbaridad.
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