100 bombardeos sobre el hospital de Kosevo
El mayor centro sanitario de Sarajevo, con 2.000 camas y pocos medios, ha sido escenario de las peores tragedias
ENVIADO ESPECIALEn el vest¨ªbulo de traumatolog¨ªa del hospital de Kosovo, el m¨¢s importante de Sarajevo, un pu?ado de personas angustiadas espera con maletas. Fuera, a cinco grados bajo cero, dos tanquetas-ambulancia noruegas y un par de veh¨ªculos todoterreno del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) esperan en la nieve. Un enfermo y un herido, ambos muy graves, van a ser evacuados a Estados Unidos. A primera hora de la ma?ana han sacado a otros. El vest¨ªbulo, como todo aqu¨ª, est¨¢ custodiado por milicianos armados.
Una evacuaci¨®n es como una operaci¨®n militar. Veh¨ªculos ambulancia blindados, soldados con radiotel¨¦fono, tanquetas de las Naciones Unidas con la bandera de Cruz Roja desplegada. Todo es tenso y reglado. Pero es tambi¨¦n algo m¨¢s. Familiares angustiados, preparados para un incierto viaje; otros que se quedan y miran vac¨ªamente desde la distancia.
Una ni?a de 13 o 14 a?os abraza nerviosa un mu?eco de peluche y r¨ªe y llora alternativamente. Ella se va. Una muchacha rubia que debe tener veintitantos a?os, con una larga cola de caballo y un lazo negro, solloza apoyada en una columna. Ella se queda.
Salir de Sarajevo ha sido un sue?o imposible para miles de personas. Y s¨®lo hay dos sistemas: estar gravemente enfermo o herido -y que haya acuerdo m¨¦dico y de las Naciones Unidas sobre la necesidad de evacuaci¨®n- o bien estar dispuesto a pagar en marcos alemanes alrededor de medio mill¨®n de pesetas para probar suerte con la falsificaci¨®n de una acreditaci¨®n period¨ªstica. No pregunte a nadie c¨®mo se consigue o d¨®nde, porque todos dir¨¢n que no lo saben. Pero todos conocen a alguien que ha podido salir por este m¨¦todo. La capital de Bosnia no es una excepci¨®n y aqu¨ª tambi¨¦n la guerra enriquece a funcionarios corruptos, falsificadores o contrabandistas.
En el hospital de Kosevo, alrededor de 2.000 camas, alrededor de 100 bombardeos durante los dos a?os de asedio serbio, las peores manifestaciones de la muerte son moneda corriente "A m¨ª lo que me gustar¨ªa ver son piernas de ni?os rotas en la nieve, pero no tengo ese privilegio. En lugar de eso veo amputaciones, decapitaciones, cuerpos irreconocibles". "Y muchas veces sin agua, con bidones de emergencia o sin luz". El doctor Faruk Kulenovic, de 46 a?os de edad, es el jefe del departamento de traumatolog¨ªa, que habitualmente resulta ser el m¨¢s atareado del centro sanitario.
Sobre una mesa auxiliar de su despacho, moderno, enmoquetado en beige, casi como de otro lugar, la realidad de Sarajevo aparece en forma de carcasa de un imponente proyectil artillero.
Kosevo est¨¢ tranquilo este jueves. Nada que ver con situaciones como la de hace dos semanas, cuando la granada de un mortero mat¨® a 70 personas e hiri¨® a m¨¢s de 200 en un mercado. "Habitualmente tenemos algunas reservas de sangre, medicinas y material quir¨²rgico, pero el s¨¢bado 5 de febrero lo gastamos todo", dice Kulenovic. "Nos quedamos absolutamente a cero. Menos mal que Italia respondi¨® inmediatamente con alg¨²n material de urgencia".
La penuria de medicinas y material es agobiante. Los responsables de los diferentes departamentos, se?ala el profesor Ismet Bratovic, hacen una lista mensual de necesidades, y entonces comienza la espera. "Medicinas generales hay, pero el problema se plantea con las espec¨ªficas. Ah¨ª dependemos absolutamente de la ayuda exterior. De lo que ustedes hagan".
Pero no todo es falta de medios dentro del hospital. Bratovic, jefe del servicio de aparato digestivo, recorre a pie cada d¨ªa, como muchos otros, los cuatro kil¨®metros que separan el hospital de su casa. Y por el mismo procedimiento ha de volver al hospital en caso de urgencia.
Dos a?os son demasiado, coinciden en se?alar los jefes m¨¦dicos del Kosovo. Nadie puede soportar equilibradamente el terror continuo, la muerte sistem¨¢tica de seres queridos, las explosiones, los disparos, la carencia de lo m¨¢s elemental. El grado de alienaci¨®n producido por un inacabable asedio sembrado de miles de cad¨¢veres ha descentrado definitivamente a muchos habitantes de la capital bosnia. Y los expertos creen que tanto los ni?os de ahora, como los que nacen y los que nacer¨¢n, arrastrar¨¢n despu¨¦s las peores secuelas de esta guerra durante muchos a?os.
"A veces, cuando veo por televisi¨®n un partido de baloncesto o de f¨²tbol, me siento muy extra?o", monologa el doctor Kulenovic. "Comienzo a no entenderlo, es como si lo que muestra la pantalla sucediera en otro mundo que no es el m¨ªo. Como si eso nunca pudiera ocurrir ya en Sarajevo".
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