Un motorista muere degollado en Barcelona por una cuerda que atravesaba la calzada

Fue una gamberrada tan inexplicable como los recientes sabotajes de los trenes de la costa barcelonesa, pero, en esta ocasi¨®n, con consecuencias mortales. Juan Delgado Lozano, de 42 a?os, due?o del restaurante Montseny, muri¨® en la madrugada de ayer al romperse la tr¨¢quea tras chocar su cuello contra una cinta tendida de extremo a extremo de la calzada, en la calle de la Ind¨²stria de Barcelona, cuando regresaba en moto a su domicilio. La polic¨ªa atribuye la colocaci¨®n de la trampa mortal a un grupo de gamberros, que cogieron la cinta de nailon de una camioneta aparcada cerca del lugar.

"Recuerdo que pens¨¦: ?a qu¨¦ velocidad deb¨ªa de ir para sufrir semejante accidente!". Montse, de 21 a?os, una camarera del bar New York, es una de los pocos vecinos del barrio del Camp de l'Arpa que vieron el revuelo de ambulancias y patrullas policiales en el sitio donde se produjo la vand¨¢lica acci¨®n.Faltaban diez minutos para las dos de la madrugada y estaba a punto de bajar la persiana del local. Casi nadie vio ni oy¨® nada. Era dificil fijarse en los dos pedazos de cinta de embalar que, rotos, pend¨ªan a ambos lados de la calle, justo a la altura del n¨²mero 66. Los dos extremos estaban atados a un canal¨®n de desag¨¹e, junto a la puerta de una tienda de interiorismo, y en la acera de enfrente, en la fachada de un instituto.

La cinta estaba atada a metro y medio del suelo, es decir, justo a la altura del cuello de un motorista. Casi con toda seguridad, la persona o personas que prepararon la trampa cogieron la cinta de una camioneta de distribuci¨®n de cristales aparcada en doble fila en la confluencia de las calles de la Ind¨²stria y de Cuenca. La camioneta, que pertenece a una peque?a empresa de aluminio y cristaler¨ªa, conten¨ªa cuerdas, papeles para envolver vidrios y peque?os maderos.

Llevaba casco

Juan, a bordo de su Vespa de color rojo matr¨ªcula B-9163-IM, regresaba de trabajar en un bar donde estaba empleado de camarero cuando lleg¨®, poco antes de las dos, a ese punto -poco concurrido y escasamente iluminado- de la calle de la Ind¨²stria. No tuvo tiempo de reaccionar ni de ver la cinta negra que atravesaba la v¨ªa. La v¨ªctima, que llevaba casco, sufri¨® cianosis craneal, indicativa de degollamiento, y una herida incisa en la base del cuello, de acuerdo con el parte m¨¦dico del servicio de urgencias del hospital de Sant Pau. El cad¨¢ver de Juan fue traslalado al Instituto Anat¨®mico Forense, donde se le practicar¨¢ la autopsia.

La polic¨ªa conf¨ªa en obtener huellas de la cinta para averiguar la identidad de los homicidas, cuyo retrato robot los perfila como gente joven que no calibr¨® las consecuencias de la gamberrada. Juan no llevaba documentaci¨®n en el momento del accidente, y se conoci¨® su identidad a trav¨¦s de la matr¨ªcula de la Vespa que conduc¨ªa. Un hermano suyo, completamente roto, acudi¨® ayer al juzgado que estaba de guardia para reconocer el cad¨¢ver.

La calle donde se produjo el homicidio est¨¢ en un extremo del Eixample barcelon¨¦s donde la circulaci¨®n a esa hora es escasa pero. continua, lo que hace suponer que quienes colocaron la cuerda lo hicieron muy pocos minutos antes de que ocurrieran los hechos.

Ayer por la ma?ana, M¨®nica, una joven motorista que vive muy cerca del punto fat¨ªdico, explicaba que se hab¨ªa enterado de lo ocurrido por televisi¨®n. Su rostro revelaba estupor y angustia. "Yo regreso cada d¨ªa sobre la una de la madrugada a casa", comentaba. No deb¨ªa de ser la ¨²nica persona afectada: Barcelona, con 198.000 matr¨ªculas, es una de las ciudades del mundo con mayor parque de motos y motocicletas.