El miedo a volar del Icona

?Qu¨¦ lamentable equivocaci¨®n es darle alas a quien teme ser como los p¨¢jaros y odia al aire limpio y alto! El Icona, a pesar de sus casi 25 a?os de funcionamiento, jam¨¢s ha despegado. Unos pocos ensayos sobre la pista y decenas de maniobras abortadas es todo su bagaje. La m¨¢s aparatosa de sus ya m¨²ltiples desactivaciones es la actual, cuando se pone de capit¨¢n a un amante de las simulaciones, pero con verdadero p¨¢nico a volar.Y, claro, eso se nota. Tanto que jam¨¢s vimos m¨¢s terrestre, casi subterr¨¢neo al organismo de la administraci¨®n que deber¨ªa coordinar y velar por nuestros parques nacionales, la vida silvestre amenazada, los bosques, es decir, buena parte de nuestro m¨¢s bello, valioso y alto patrimonio. Varios contenciosos y ni un solo resultado es el balance de los ya casi medio a?o de un ecologista al frente de ese organismo. Ni un solo plan nuevo. Nada calificable de pol¨ªtica conservacionista. Ni siquiera un organigrama o proyecto de actuaci¨®n. S¨®lo paseos y declaraciones p¨²blicas sobre poco, mientras en casa todo se colapsa por absoluta inmovilidad.

Se lanza, como ¨²nico perfil de la pol¨ªtica ambiental de Icona, el mejorar nuestro cat¨¢logo de espacios protegidos de mayor rango. Hace 25 a?os, cuando el hoy responsable todav¨ªa no sab¨ªa distinguir un ave de un ¨¢rbol, ya muchos ped¨ªan lo mismo. En consecuencia, cero en novedades, si es que semejante asignatura est¨¢ en el plan de estudios de administraci¨®n alguna. Desde luego en Agricultura en absoluto. All¨ª, como ya apenas se propugna criar vacas, lo ¨²nico que se orde?a es a las estad¨ªsticas para mayor confusi¨®n. Pero volviendo al colapsado Icona, la labor de quien lo preside en realidad no decepciona, porque responde a las expectativas de que era una sangrante equivocaci¨®n.

Veamos ese balance. Se han tirado dos o tres piedras y de inmediato se ha escondido la mano. En primer lugar se acepta como si nada el rapapolvo de la Casa Real y la desautorizaci¨®n pol¨ªtica tras pedir que el monte del Pardo sea parque nacional. Poco m¨¢s tarde se mantiene en p¨²blico que hay un informe desfavorable del propio Icona hacia la construcci¨®n del embalse de Itoiz. El tan menguante como triunfalista Vicente Albero contradice a su director general, y aqu¨ª no ha pasado nada ni para uno ni para el otro. Cesan al subdirector Juan Manuel de Benito por algo de lo que s¨®lo es responsable Humberto da Cruz, y, aunque encharcan de sonrojo al m¨¢s insensible, la vida sigue. Por lo que se ve el poder es el ant¨ªdoto a la venenosa picadura de la incoherencia. Todav¨ªa m¨¢s. Se ha conseguido rizar el rizo de la antipol¨ªtica de conservaci¨®n de la naturaleza. Se han cosechado masivas protestas p¨²blicas contra las ampliaciones de algunos parques nacionales. Comarcas enteras se oponen a ser incluidas dentro de lo s l¨ªmites de espacios protegidos de ese rango. Y a esto hay que mirarlo con lupa. Porque esos lugares, como los Picos de Europa, son hoy protegibles y hay que hacerlo, porque sus leg¨ªtimos due?os fueron sus cuidadores y aliados, es decir, estaban pronatura. Hoy, esas gentes se manifiestan airadamente contranatura porque una p¨¦sima pol¨ªtica del organismo que deber¨ªa reconocer, en primer lugar, que la actividad humana tradicional en un paisaje es tan leg¨ªtima y constructiva como las de los protectores de la naturaleza.

El Icona debe desaparecer para englobarse en Medio Ambiente, no queda otro camino. A menos que su responsable aprenda, para luego actuar en consecuencia, que de las muchas agresiones que recibe lo natural no es lo m¨¢s leve, sino todo lo contrario, la burocracia. Y todav¨ªa m¨¢s, una que contradice las ideas iniciales -hoy demasiado traicionadas- de quien no vuela porque prefiere la condici¨®n del topo.