Catalanes austro-h¨²ngaros
Ernest Lluch, el ¨²nico pol¨ªtico en activo de quienes se sentaban en la mesa, puso sobre el tapete la reflexi¨®n m¨¢s sentimental y m¨¢s pol¨ªtica a la vez: desde Tarradellas, no ha habido pr¨¢cticamente nadie que haya explicado la personalidad y las aspiraciones de Catalu?a de forma amable. Catalu?a no ha sabido hacerse simp¨¢tica. Xavier Vidal-Folch hab¨ªa matizado poco antes que el pragm¨¢tico nacionalismo catal¨¢n cede a veces a la tentaci¨®n de la ret¨®rica radical. Igual que su laicismo se troca en clericalismo, y su sentido de la modernidad queda en ocasiones eclipsado por reminiscencias tradicionalistas. Lluch, para mostrar que la mejor uni¨®n es la que permite a los paises sentirse c¨®modos, se declar¨® "austro-h¨²ngaro"."Cuidado con las grandes palabras cuya invocaci¨®n desata las pasiones". En sinton¨ªa con esta m¨¢xima, que despu¨¦s fue recordada por Vidal-Folch, Joaqu¨ªn Estefan¨ªa dej¨® claro en la presentaci¨®n misma del libro y del debate que "no existe un problema catal¨¢n, con may¨²sculas y en singular, sino el encaje del nacionalismo conservador en la conducci¨®n del Estado".
Fernando Abril, con el sentido de la responsabilidad pol¨ªtica de quien ha sido vicepresidente del Gobierno, dio un paso m¨¢s: recomendar la participaci¨®n de los nacionalistas catalanes en la gobernabilidad de Espa?a. Ahora. En este momento. Cuando algunas voces, desde la derecha, estigmatizan la colaboraci¨®n de CIU con el PSOE como "chantaje", y cuando otras invocan grandes palabras, como "expolio". Quien intente quebrar esa din¨¢mica de colaboraci¨®n, de catalanes y de vascos, apostill¨® Vidal-Folch, socavar¨¢ su propio futuro, porque es muy dif¨ªcil que vuelva a haber gobiernos con mayor¨ªa absoluta.
Abril dedic¨® a Los catalanes y el poder el mejor elogio de quien tiene presente ante todo el respeto al pluralismo y la protecci¨®n de la cohesi¨®n social: "Es un libro para leer y parar recurrir a ¨¦l cada vez que surjan problemas de convivencia. Es un libro que respeta la inteligencia de los dem¨¢s, y cuando, como en este caso, se hace un planteamiento correcto se tiene la mitad del problema resuelto".
Lluch, que no es de los que habla de la selecci¨®n de Clemente para soslayar lo de selecci¨®n espa?ola, resalt¨® que ser¨ªa bueno para la estabilidad pol¨ªtica y cultural "que se diga cu¨¢l es el desarrollo final de la Constituci¨®n". La prueba de que el Es tado espa?ol es un fragmento del Estado que era est¨¢, ironiz¨®, en que "¨¦ste acto no podr¨ªa celebrarse hoy en Barcelona: all¨ª est¨¢ prohibido a las librer¨ªas abrir los domingos".
Babelia
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