Un centenar de personas apedrean y cubren de pintadas la casa de Carlos Sotos
Calificado en su d¨ªa como "¨¦l mes¨ªas del ladrillo ", Carlos Sotos, ex gerente de la cooperativa PSV, vio derrumbada ayer -sobre las 14.45- la valla de su madrile?a. La tiraron a empujones. Tambi¨¦n cubrieron el encalado muro de pintadas rojas con lemas de este cariz: "ladr¨®n de obreros", "muerte", "estafador", "hijo de puta". Y le rompieron a pedradas los cristales de puertas y ventanas. Ni ¨¦l ni su familia estaban en la vivienda, porque desde hace varias semanas viven escondidos. La agresi¨®n fue culminada por un centenar de personas, 20 de ellas encapuchadas.
Carlos Sotos culpa materialmente de los actos vand¨¢licos ocurridos ayer en su casa madrile?a, una vivienda unifamiliar situada en una apacible colonia del distrito de Chamart¨ªn, a la asociaci¨®n de futuros vecinos de Valdebernardo, su mayor promoci¨®n fallida.Pero Sotos tambi¨¦n encuentra, en la agresi¨®n materializada ayer contra su casa, responsables morales. El ex gerente de PSV ha presentado una querella contra el director del semanario Cambio 16, Juan Tom¨¢s de Salas, y contra el autor de un reportaje publicado esta semana en esa revista y titulado en primera p¨¢gina con el siguiente mensaje: Robo pisos. C¨®mo se esfumaron 15.000 viviendas y 20.000 millones de pesetas.
Una ampliaci¨®n de esta portada, que presenta en imagen un fotomontaje de Carlos Sotos con casco y pajarita, apareci¨® ayer colgada de la copa de uno de los ¨¢rboles de su acera.
Sotos no fue testigo de la agresi¨®n de ayer contra su vivienda madrile?a, como tampoco estuvo presente hace unas semanas cuando un grupo de cooperativistas invadi¨® su casa de campo de Segovia. Pero el hecho de no haber visto el acoso no le impide hacer graves suposiciones: "Son los mismos exaltados, ese grupo de 60 o 70 que fueron a mi casa de Segovia, y muchos de ellos no son siquiera ni cooperativistas, son un grupo salvaje, de corte t¨ªpicamente neofascista, que se est¨¢ apuntando al conflicto".
Los vecinos interrogados por este peri¨®dico en la colonia, tranquila y poco transitada, no observaron tampoco lo que sucedi¨®. Sotos, sin embargo, fue alertado de los hechos por un vecino y obtuvo las suficientes versiones como para reconstruir un relato de los hechos:
"Aparecieron sobre las tres menos cuarto en una veintena de coches, -se metieron en la colonia y bajaron unos 60, 20 de ellos encapuchados, y empezaron a empujar el muro".
Los restos de la valla estaban, horas m¨¢s tarde, esparcidos por su jard¨ªn. Junto a los cascotes, alrededor de la entrada de la vivienda, los asaltantes tiraron todo tipo de basura. Desde pa?ales hasta el contenido de latas de macarrones.
La polic¨ªa fue avisada por un vecino y cuando lleg¨® la patrulla, poco despu¨¦s de las tres de la tarde, los agresores ya se hab¨ªan marchado. Un portavoz policial confirm¨® que un centenar de personas hab¨ªan participado en los da?os.
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