Ram¨®n Sampedro: "Los jueces no han sido valientes"

"Es una injusticia, pero en cierto modo ya me lo esperaba". Postrado en la cama que ha sido como una jaula para ¨¦l en los ¨²ltimos 25 a?os, Ram¨®n Sampedro atend¨ªa ayer con paciencia y tranquilidad las constantes llamadas de los periodistas tras conocerse la decisi¨®n judicial. "No, no me siento peor que antes", aseguraba, "cuando empec¨¦ con esto sab¨ªa que deber¨ªa tener la entereza suficiente para continuarla batalla hasta el final". Sampedro recurrir¨¢ el fallo ante el Tribunal Supremo y, en caso de no obtener una respuesta positiva, est¨¢ dispuesto a llegar hasta el Constitucional.En su casa de Xu?o, una aldea del municipio coru?¨¦s de Porto do Son, Sampedro sab¨ªa de antemano que los jueces "tienen las manos atadas por la legislaci¨®n". "De hecho, lo que yo buscaba era un pronunciamiento que recomendase al Gobierno la reforma del C¨®digo Penal. Nada m¨¢s que eso. Pero los jueces tambi¨¦n podr¨ªan haber cargado con las consecuencias y aceptar mi demanda. Creo que no han sido valientes", se lamenta.

Sampedro recuerda que ya recurri¨® en primera instancia al Defensor del Pueblo, como un modo de actuar frente al poder legislativo. Fracasado este intento, fue cuando decidi¨® acudir a los tribunales: "Yo peleo por un derecho individual, y la ¨²nica respuesta que obtengo es que me tengan de aqu¨ª para all¨¢ sin darme soluci¨®n. Es una situaci¨®n absurda".

La decisi¨®n judicial no va a arredrarle f¨¢cilmente, sobre todo porque cuando inici¨® el proceso era consciente de que le esperaba un largo peregrinaje administrativo. En cierto modo, lo que Sampedro pretende es provocar "un debate p¨²blico sobre la imposibilidad de ejercer un derecho que es perfectamente constitucional".

"No entiendo por qu¨¦ el Gobierno se lava las manos en este asunto", comenta, "quiz¨¢ tenga miedo a algunos poderes f¨¢cticos o a perder votos. Yo s¨¦ que ¨¦ste no es un tema sencillo. Pero creo que en el caso de los enfermos terminales o de personas que est¨¢n en mi situaci¨®n no ser¨ªa tan complicado regular la eutanasia e introducirla en el C¨®digo Penal.

Sampedro se siente agradecido a los medios de comunicaci¨®n por el eco que ha encontrado su caso. Algunos programas de televisi¨®n le han ayudado a confirmar que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n es partidaria de legalizar la eutanasia. Sin embargo, le han molestado algunas opiniones vertidas en los ¨²ltimos d¨ªas. Por ejemplo, que hayan salido otros tetrapl¨¦jicos criticando p¨²blicamente su actitud. "Yo no voy contra los minusv¨¢lidos", advierte, "me parece muy bien que otros piensen de forma distinta. Lo ¨²nico que reclamo es mi derecho a una muerte digna".

Tambi¨¦n arremete contra algunos "infundios sibilinos" que, seg¨²n explica, ha escuchado en los ¨²ltimos d¨ªas en boca de "sesudos intelectuales que parecen fantoches". "Se ha llegado a decir que lo que yo estaba reclamando en realidad era mayor afecto por parte de la gente", protesta, "eso es una maledicencia y una calumnia para mis familiares, porque yo siento el afecto de ellos. Insisto, lo que pido no es caridad, sino el ejercicio de un derecho".

Pero Sampedro a¨²n conf¨ªa en que su gesto haga reconsiderar a las autoridades. "No tengo otro remedio. O eso, o esperar que alguien me d¨¦ un gramo de cianuro o una sobredosis de barbit¨²ricos", sentencia con esa mezcla de lucidez y sosiego que transmite durante toda la conversaci¨®n.