"El Banco de Espa?a ha emitido m¨¢s ideolog¨ªa que los congresos del PSOE"
Le gusta ascender, en la monta?a y en la pol¨ªtica. Pero se cuida de no asomarse al abismo. Jos¨¦ Borrell, a sus 46 a?os, prefiere ir colocando hitos en el camino, con ambici¨®n, dice, de hacer, no de ser.
Borrell utiliza un l¨¢piz para escribir. Anota y borra. Le obsesiona la claridad, y le entusiasma la brillantez.Pregunta. Usted es un monta?ero. ?Porque le atrae ampliar horizontes o porque le gusta ascender?
Respuesta. Nac¨ª en el Pirineo, y la monta?a forma parte de mi paisaje interior. Pero ?qu¨¦ me quiere preguntar, realmente, con su juego de palabras?
P. ?Es de los que hacen camino a solas o de los que no se imagina yendo solo por un camino?
R. Prefiero las playas desiertas a los tumultos verbeneros. Pero, en el sentido figurado de su pregunta, no me atraen los caminos solitarios ni las soluciones individuales.
P. ?Usted es de los que se sentir¨ªan m¨¢s tranquilos si antes del congreso del PSOE Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra se sentaran y pactaran?
R. No. Al contrario, no me producir¨ªa ninguna tranquilidad ni satisfacci¨®n que el congreso de mi partido se redujera a una c¨¢mara de asentimiento del acuerdo entre dos personas.
P. ?Les ocurre a ustedes, en general, con Gonz¨¢lez lo que Berlanga reprocha a las mujeres, que confunden seducci¨®n con sumisi¨®n?
R. En pol¨ªtica, creo que es m¨¢s apropiado hablar de convicci¨®n-autoridad. Como ministro le veo a Felipe Gonz¨¢lez un esfuerzo de convicci¨®n, antes de usar su autoridad para decidir, si no queda m¨¢s remedio. Pero es verdad que la personalidad pol¨ªtica de Felipe, y su extraordinario capital electoral, hace que en el PSOE haya un exceso de referencia al l¨ªder.
P. Algunos socialistas sostienen incluso que el ,debate de ideas no es tal desde el momento en que Gonz¨¢lez advierte que no asumir¨¢ cualquier conclusi¨®n, que no tirar¨¢ de cualquier carro.
R. No comparto esa tesis. Ser¨ªa tanto como suponer que el ¨²nico capital pol¨ªtico del PSOE es el de su secretario general. Ni es as¨ª ni debe ser as¨ª. A nadie se le puede exigir que lidere un proyecto que no comparte. Tampoco tiene nadie la obligaci¨®n de ir montado en un carro que no va hacia donde crea que debe ir.
Felipe Gonz¨¢lez ha expresado su leg¨ªtima intenci¨®n de proponer al congreso una ejecutiva. Dicho as¨ª, nada que objetar. Pero el entusiasmo de algunos renovadores tardios ha fabricado una expresi¨®n un tanto bonapartista. Pedir "manos libres" para quien quiera que sea es la ant¨ªtesis de la renovaci¨®n pol¨ªtica que el PSOE necesita.
P. A usted, que se declara de izquierdas, ?le parece que Guerra es el garante del ideario socialista
R. Algunas ideas no necesitan garantes.
P. Guerra ha dibujado estos d¨ªas un mapa pol¨ªtico seg¨²n el cual ¨¦l y quienes comparten sus ideas est¨¢n en la izquierda, y los renovadores quedan en el terreno social-liberal, impl¨ªcitamente excluido de la izquierda
R. Las cosas son mucho m¨¢s complejas. Las posiciones ideol¨®gicas se definen por los valores que se proclaman y la pr¨¢ctica que se realiza. Conozco guerristas a los que, desde ambos puntos de vista, situar¨ªa m¨¢s a la derecha que a algunos renovadores, y viceversa.
Lo que se ha venido en llamar renovaci¨®n no es algo homog¨¦neo ni en lo personal ni en lo ideol¨®gico. Responde a la necesidad de oxigenar el partido y hacerlo m¨¢s representativo de los valores que defiende. En todo caso, tiene poco que ver con el contenido de la etiqueta social-Iiberal. Yo creo haber practicado actitudes renovadoras, aun antes de que se acunara ese t¨¦rmino, y me siento muy lejos de algunas tesis social-liberales. Algunas de esas tesis representan una actitud acr¨ªtica hacia el mercado, al que han sacralizado tanto como antes la izquierda lo sataniz¨®.
P. Entonces, no comparte la tesis de Solchaga de que la libertad va antes que el socialismo...
R. Me parece pura ret¨®rica. Hemos defendido que socialismo es libertad. Nadie deber¨ªa olvidar que el socialismo naci¨® en un mundo donde la desigualdad extrema hac¨ªa inoperante la libertad. Esa situaci¨®n vuelve a aparecer en nuestras sociedades. ?En qu¨¦ consiste la libertad del parado cuando se le acaba el subsidio? La izquierda debe caracterizarse por la lucha contra la desigualdad. Y para eso, como para preservar el medio ambiente, no se puede confiar en el mercado. Es demasiado miope.
P. Eso suena a lo que Guerra ha ido repitiendo en las ¨²ltimas semanas: que el mercado nunca ha sido libre.
R. Guerra y Solchaga no son para m¨ª la longitud y latitud del hemisferio pol¨ªtico, con respecto a los cuales tenga que situarme.
Los mercados expresan diferentes relaciones de fuerza y poder, que casi nunca est¨¢n equilibradas. En realidad, para preservar el mercado, hay que poner l¨ªmites a su libertad. Todo el debate pol¨ªtico consiste en saber cu¨¢les, como y par que. Pero no nos escandalicemos: hasta los m¨¢s perfectos, como el mercado internacional de capitales, de cuando en cuando hay que cerrarlos para evitar que funcionen. Francamente, no debemos caer en el travestismo para superar el arca¨ªsmo.
P. Hace un momento ha dicho que el socialismo hoy es lucha contra la desigualdad. Pero es bajo un Gobierno socialista cuando se est¨¢ ensanchando la mayor de las desigualdades: la que separa a los que no tienen trabajo y a los que s¨ª lo tienen.
R. Eso est¨¢ ocurriendo en todo el mundo, con Gobiernos socialistas y con otros que no lo son. Pero nosotros hemos puesto en pie un mecanismo de protecci¨®n contra las consecuencias de esa desigualdad, aunque tengamos que corregir sus imperfecciones.
P. En la ponencia pol¨ªtica que va a discutir el congreso del PSOE se dice que los cambios son tan profundos que estamos "en un territorio nuevo del que a¨²n no existen mapas". ?Vive usted con esa misma perplejidad?
R. Vivimos, sin saberlo, una verdadera revoluci¨®n. Las comunicaciones han abolido la geograf¨ªa; nuestro poder tecnol¨®gico crece m¨¢s deprisa que nuestra capacidad de organizar sus consecuencias sociales, y los economistas hace tiempo que no dan una. Todav¨ªa no comprendemos los mecanismos de este mundo nuevo. Y mal se puede cambiarlo si no se comprende c¨®mo funciona.
P. Ustedes muestran m¨¢s deseo de adaptar su modelo socialdem¨®crata que propuestas concretas para conseguirlo.
R. Es una ambici¨®n necesaria. Sobre el PSOE ha deste?ido toda la ret¨®rica neoliberal de los a?os 80. ?Ha emitido m¨¢s ideolog¨ªa el Banco de Espa?a que los congresos del PSOE! Y lo mismo ha ocurrido en otros pa¨ªses con los bancos centrales. Si creemos que la configuraci¨®n social no debe ser s¨®lo el resultado de las fuerzas del mercado, una clarificaci¨®n ideol¨®gica es imprescindible. La ponencia es el punto de partida de un debate.
P. Cuando el paro es enorme, la esperanza de vida aumenta y la expansi¨®n econ¨®mica se ha convertido en recesi¨®n ?qu¨¦ es imprescindible conservar del Estado de bienestar?
R. La voluntad de concebir la seguridad frente a la enfermedad y la vejez, y el acceso a la educaci¨®n y al trabajo como derechos. En el mismo sentido en que es un derecho la propiedad y la libertad de expresi¨®n. Y la convicci¨®n de que s¨®lo una garant¨ªa colectiva, obligatoria y universal puede asegurar su ejercicio.
P. ?Y eso c¨®mo se consigue?
"El Banco de Espa?a ha emitido m¨¢s idiolog¨ªa que los congresos del PSOE"
R. ?D¨¦jeme respirar! Creo que la soluci¨®n debe girar entorno a dos ejes: una mayor responsabilizaci¨®n de todos los agentes sociales, para tener siempre en cuenta el coste de las cosas, y nuevos sistemas, distintos del salario, de distribuci¨®n de la riqueza producida cuando gracias a la tecnolog¨ªa el trabajo necesario se reduce. Por eso la fiscalidad deber¨¢ seguir en el coraz¨®n del debate pol¨ªtico. La izquierda debe resistirse a la ret¨®rica antI-impuestos y anti-acci¨®n p¨²blica.P. Usted ha escrito que los socialistas deben ofrecer un proyecto de futuro que vaya m¨¢s all¨¢ de la gesti¨®n pragm¨¢tica del presente. ?Cree que los ciudadanos pueden confiar en que los socialistas encaucen el futuro cuandoles desborda el presente?
R. Quiz¨¢ nos desborde el presente porque le seguimos aplicando soluciones que ya son del pasado.
P. ?Qu¨¦ salidas ve usted cuando ni un crecimiento del 2,5% de la riqueza crea empleos netos y el gasto del Estadodel bienestar limita tanto el dinero disponible para inversiones?
R. Lo primero, hay que recuperar el crecimiento. Empujados por el Bundesbank, en toda Europa hemos aplicado pol¨ªticas deflacionistas, con tipos de inter¨¦s y de cambio desquiciados, que han acabado provocando una gran recesi¨®n. El miedo al paro est¨¢ retrayendo el consumo y as¨ª crea m¨¢s paro. Si la austeridad conduce a la inactividad, la recesi¨®n continuar¨¢. Pero cuando crezcamos de nuevo, nos enfrentaremos al fen¨®meno,del crecimiento sin empleo.
P. ?Usted es partidario del reparto del trabajo?
R. Es una cuesti¨®n clave. No se puede luchar contra la productividad en nombre del empleo, porque es tanto como luchar contra el progreso. Pero hist¨®ricamente los incrementos de productividad se han saldado con disminuciones de la jornada de trabajo. En Francia han calculado que si se trabajara como hace un siglo ?habr¨ªa 15 millones de parados! Ese proceso de ajuste se detuvo a comienzos de los a?os 80. ?Es l¨®gico que tras 10 a?os de incremento de la productividad la jornada de trabajo sea la misma?
P. A menudo se les oye a ustedes invocar el "debate de ideas", pero a continuaci¨®n apenas se escucha idea alguna sobre problemas como ¨¦ste...
R. Hombre, es un debate complejo y manipulable. Disminuir la jornada sin ajuste de retribuciones encarece los costes de producci¨®n y se convierte en una m¨¢quina de destruir empleo. Pero disminuir el salario de forma general conduce a un escenario de regresi¨®n social. Creo que el error que cometemos al hablar de reparto del trabajo no est¨¢ en el reparto sino en el trabajo. Lo que hay que hacer es organizar el reparto de la riqueza producida, y no s¨®lo la ligada a los salarlos. El paro es un problema de organizaci¨®n social que no se arregla s¨®lo con subsidios. As¨ª, podemos mantener a los parados pero no devolverles su dignidad de trabajadores.
P. ?Y qu¨¦ va a pasar cuando se termine el per¨ªodo de cobro de? desempleo para las personas que sigan sin trabajo?
R. Esa pregunta me obsesiona. Si no somos capaces de combatir el paro de larga duraci¨®n habr¨¢ que utilizar mecanismos complementarios de protecci¨®n social.
P. Usted fue el dirigente m¨¢s votado en el congreso del PSC. ?Aceptar¨ªa ser el candidato socialista a la Generalitat?
R. No creo ser el candidato m¨¢s adecuado. El candidato debe haberse forjado en la pol¨ªtica catalana, ser o haber sido alcalde de una de sus grandes ciudades. Pero nada me har¨ªa mas ilusi¨®n que contribuir a que el ondulante y ambiguo nacionalismo pujolista deje de gobernar la Generalitat.
P. No parece muy complaciente con quienes apuntalan a Gobierno al que usted pertenece.
R. Pujol no regala nada. S¨®lo ordena votar aquello en lo que est¨¢ de acuerdo o le conviene.
P. Hace seis meses Pujol dijo "El Estado de las autonom¨ªas no nos va". ?Le preocupa que sus pretensiones sean imparables o insaciables?
R. S¨ª, me preocupa esa din¨¢mica. Creo que en el l¨ªmite, Pujo desear¨ªa que no quedara en Catalu?a ning¨²n s¨ªmbolo de la presencia f¨ªsica del Estado.
P. Lo que ClU ha llamado giro auton¨®mico en el caso de su Ministerio se convertir¨ªa mas bien en un desguace.
R. No hay que cambiar apoyos a pol¨ªticas generales por competencias territoriales. La pol¨ªtica de costas o el puerto de Barcelona, por ejemplo, a cambio de que CiU vote la Ley de Arrendamientos Urbanos.
P. ?Su ambici¨®n termina con ser ministro?
R. S¨¦ que me he fabricado una insufrible fama de ambicioso. Bueno, pues reconozco que siempre he sentido una gran ambici¨®n de hacer, que es muy distinta de la ambici¨®n de ser. Afortunadamente para m¨ª, este min!sterio supercomplejo y polifacetico satura esa ambici¨®n.
P. Pero alguien que tiene ambici¨®n y le gusta el poder pol¨ªtico ?renuncia a ser l¨ªder?
R. En este pa¨ªs ponemos r¨¢pidamente una bandera en cada campanario. Y adem¨¢s no veo liderazgos vacantes que asumir. Por una vez que existe un liderazgo aceptado y respetado, aprovech¨¦moslo. Y reforc¨¦moslo para que dure tanto como el pa¨ªs quiera.
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