Sarajevo trabaja para salir del t¨²nel
En la negra noche de Sarajevo, el edificio de la Presidencia de Bosnia-Herzegovina est¨¢ iluminado desde hace cuatro d¨ªas con potentes focos que rompen las tinieblas del resto de la ciudad. Los sacos terreros que proteg¨ªan como un bunker el acceso principal del palacio han sido retirados. Hoy s¨®lo hay dos soldados. La ciudad est¨¢ en calma. S¨®lo alg¨²n disparo aislado de vez en cuando. Durante el d¨ªa, en diversos puntos de la ciudad grupos de operarios protegidos por cascos azules reparan canalizaciones y tendidos el¨¦ctricos. Los trabajos de reacondicionamiento de la l¨ªnea del tranv¨ªa est¨¢n muy avanzados y est¨¢ previsto reabrir el primer tramo en menos de dos semanas. El suministro de gas est¨¢ mejor que nunca desde el inicio de la guerra, y son cada vez m¨¢s las familias que se atreven a encender la luz de sus casas, aunque las calles siguen a oscuras durante la noche. El agua llega todav¨ªa con cuentagotas, pero en dos semanas la situaci¨®n mejorar¨¢ considerablemente.Son signos de un amago de normalizaci¨®n de la vida de Sarajevo, cuyos habitantes est¨¢n redescubriendo lo que queda de su ciudad. Ahora que empieza a vislumbrarse el final del t¨²nel, la gente habla m¨¢s abiertamente, con menos temor. Y opina de los que se marcharon en los comienzos de la guerra o de aquellos que consiguieron salir en los d¨ªas m¨¢s dif¨ªciles. No son opiniones positivas. Se critica a los que se fueron: cobard¨ªa, huida, traici¨®n. Hay poca comprensi¨®n hacia los que prefirieron arriesgar la vida abandonando la ciudad que qued¨¢ndose para defenderla o, simplemente, resistir. No lo tendr¨¢n f¨¢cil quienes decidan regresar.
Puede que estemos ante un espejismo, pero no hay duda de que en dos semanas Sarajevo ha experimentado un cambio asombroso. Sin embargo, no hay que llamarse a enga?o. Sin bombas, Sarajevo es todav¨ªa una ciudad asediada, porque sus habitantes no pueden salir, aunque es dif¨ªcil discernir si por culpa de los serbios o de Unprofor.
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