Senillosa
Antonio de Senillosa era uno de esos catalanes que vivieron siempre a caballo entre dos ciudades. Era un barcelon¨¦s de toda la vida, tan de toda la vida que pod¨ªa presumir de contar entre sus antepasados nada menos que a Rafael de Casanovas, el conseller en cap o primer consejero que cay¨® herido en la defensa de Barcelona ante las tropas de Felipe V el 11 de septiembre de 1714. Pero ten¨ªa tambi¨¦n a Madrid como ciudad propia, y se puede decir que se pas¨® la vida, primero en el vag¨®n restaurante del viejo Catalu?a Express; m¨¢s tarde, en el puente a¨¦reo.Yo le conoc¨ª en los a?os de la Universidad barcelonesa, en la Facultad de Derecho, donde estaban tambi¨¦n Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral o Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo. Su aire aristocr¨¢tico -le recuerdo vestido con macferl¨¢n, sombrero y bast¨®n- no le imped¨ªa tomar parte en las manifestaciones estudiantiles. Era mon¨¢rquico antifranquista, condici¨®n que m¨¢s tarde, siendo ya secretario pol¨ªtico de don Juan de Borb¨®n, le permitir¨ªa establecer un nexo de acercamiento entre la Monarqu¨ªa y los movimientos progresistas. Aquello que alguna mente calenturienta del r¨¦gimen hab¨ªa bautizado como "conspiraci¨®n mon¨¢rquico-estalinista".
M¨¢s que en los a?os de la Universidad, yo trat¨¦ a Antonio de Senillosa en Madrid y en la ¨¦poca de la transici¨®n y de las primeras legislaturas de la democracia. Su amistad pol¨ªtica con Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza le hizo acercarse al grupo de Fraga y obtuvo el esca?o de diputado por Coalici¨®n Democr¨¢tica. Ten¨ªa por entonces una buhardilla alquilada en el barrio del Senado, en la calle de Guillermo Rolland, donde est¨¢ la Taberna de la Bola y donde naci¨®, cuando a¨²n se llamaba calle de las Rejas, el gran Ram¨®n G¨®mez de la Serna. La hab¨ªa decorado al estilo progre y a cualquiera que all¨ª entrara le resultaba imposible imaginar que estaba en casa de un se?or de derechas.
A diferencia de otros catalanes, que cuando est¨¢n en Madrid parecen ir pisando, como dijo el poeta, la dudosa luz del d¨ªa, Senillosa se mov¨ªa aqu¨ª como en su ciudad. Su capacidad de gran conversador, de cultivador de la amistad, su ingenio, su alegr¨ªa de vivir, su culta tolerancia, le hac¨ªan congeniar con lo mejor que Madrid tiene. Ciudadano de Barcelona, ciudadano de Madrid, como queriendo tomar lo mejor de cada sitio, pocos habr¨¢n contribuido m¨¢s que Antonio de Senillosa al necesario entendimiento entre las dos ciudades.
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