Los suecos detestan el mal gusto

La telebasura es un fen¨®meno poco extendido, en contra de lo que pudiera parecer desde Espa?a. S¨®lo nuestro pa¨ªs, Italia y EE UU emiten programas escabrosos o amarillistas sin apenas problemas legales. En los principales estados de la Uni¨®n Europea la situaci¨®n est¨¢ regulada: apenas hay telebasura, o si la hay, en horarios minoritarios, debido a una legislaci¨®n clara y a los gustos de los espectadores. Sin embargo, en Estados Unidos, el referente televisivo por excelencia, la telebasura goza de excelente salud. La demanda de los telespectadores ha provocado que asuntos con morbo relacionados con famosos hayan desplazado de la apertura de los informativos de calidad a los debates pol¨ªticos o la guerra de Bosnia.En la televisi¨®n sueca no existen programas que puedan entrar en la categor¨ªa de telebasura. Esto es debido m¨¢s a un consenso t¨¢cito que a leyes escritas. Adem¨¢s, al ser la televisi¨®n un servicio p¨²blico con independencia del Estado y de intereses comerciales, al menos en los dos canales estatales, est¨¢ garantizado un cierto nivel de calidad en la programaci¨®n.Las leyes y convenios existentes entre el Estado y la televisi¨®n establecen los grandes principios en que ¨¦sta debe funcionar, pero no existen directivas espec¨ªficas sobre el contenido de los programas. Cada programa debe tener una persona jur¨ªdicamente responsable. Esa responsabilidad consiste, en primer lugar, en controlar que el contenido de los programas no da?e la seguridad del pa¨ªs o la integridad personal de cada individuo. Las formas posibles de da?ar esa integridad personal est¨¢n especificadas en la ley b¨¢sica de la libertad de expresi¨®n.

No hay, por tanto, disposiciones expresas para evitar la emisi¨®n de basura televisiva, pero su ausencia responde a factores m¨¢s imponderables, de consenso, de tradici¨®n cultural, de rechazo a la estridencia y el mal gusto, a la crueldad o la burla respecto a las personas. La transgresi¨®n de esos principios no aparejar¨ªa ning¨²n beneficio a quien lo hiciera, por la sencilla raz¨®n de que s¨®lo encontrar¨ªa el rechazo por parte del p¨²blico.

La mentira es un componente raro en la conducta del sueco com¨²n, y esto es v¨¢lido tambi¨¦n para los famosos, y pese a que es un pueblo poco afecto a las confidencias, un entrevistado no tiene inconveniente o reparo en responder con sinceridad a asuntos que ata?en a su vida privada.

Una melod¨ªa sencilla

Ocurre a veces, aunque muy raramente, que en ciertos programas de entretenimiento, con publico e invitados, el nivel sea ligeramente pr¨®ximo a lo que se conoce como telebasura. El no va m¨¢s ocurri¨® en un espacio de mucha audiencia, en que actuaba un hombre capaz de imitar una melod¨ªa sencilla, como las que se escuchan en una cajita de m¨²sica, usando como instrumento su propio cuerpo.

Para asombro de los telespectadores y del p¨²blico e invitados, entre los que se hallaba la ministra de Asuntos Exteriores, el hombre interpret¨® a base de ventosidades. A dos metros del artista, la ministra y dem¨¢s invitados soportaron inmutables una situaci¨®n que muchos consideraron de mal gusto, pero sin que diera lugar a ninguna reclamaci¨®n.