Los primeros hombres llegaron a Am¨¦rica 15.000 a?os antes de lo que se cre¨ªa hasta ahora
La migraci¨®n de asi¨¢ticos hace 11.500 a?os, a trav¨¦s de Bering, era la tesis dominante
JOHN NOBLE WILFORD (NYT), Nueva YorkMuchos estudiosos ven a la Am¨¦rica del Sur de hace 12.000 a?os como un continente virgen al que el hombre todav¨ªa no hab¨ªa llegado y creen que ¨¦se fue el momento en que llegaron los primeros seres humanos a la parte norte del continente, a trav¨¦s del estrecho de Bering. Sin embargo, una nueva oleada de dataciones radiactivas y gen¨¦ticas sit¨²a la llegada de los primeros americanos en fechas mucho m¨¢s tempranas, incluso 30.000 a?os atr¨¢s. La ausencia de esqueletos de las ¨¦pocas m¨¢s antiguas dificulta los estudios.
Hasta hace poco la teor¨ªa m¨¢s aceptada era que los hombres llegaron a Am¨¦rica procedentes de Asia hace 11.500 a?os, a trav¨¦s de la lengua de tierra q e desapareci¨® luego al formarse el estrecho de Bering. Antes no pudieron hacerlo por los hielos que cubr¨ªan la zona. Desde Alaska se fueron extendiendo hacia el Sur.Pero nuevos descubrimientos arqueol¨®gicos y estudios gen¨¦ticos se niegan a sustentar esta tesis y han proporcionado datos que, aunque todav¨ªa en discusi¨®n, apuntan a que los primeros americanos datan de hace m¨¢s de 20.000 a?os y esta ban ya en Suram¨¦rica hace 12.000 a?os. La confirmaci¨®n de estos datos obligar¨ªa a revisar las teor¨ªas sobre las oleadas de migraciones y los instrumentos y habilidades desarrollados por los paleoind¨ªgenas para conquistar el continente.
En arqueolog¨ªa, uno de los casos m¨¢s llamativos es el del yacimiento de Monte Verde, en el sur de Chile, cerca de Puerto Montt. La turba que le cubri¨® lo convirti¨® en depositario de tesoros arqueol¨®gicos que en otras condiciones hubieran resultado destruidos por la putrefacci¨®n de las pieles, las plantas y la madera utilizadas por los indios. "Es una de las pocas veces, si no la ¨²nica, en que un yacimiento del pleistoceno tard¨ªo aporta tal cantidad y diversidad de material", se?ala el arque¨®logo Thomas Dillehay, de la Universidad de Kentucky (EE UU), que dirige el equipo que explora el yacimiento.
El estudio se ha hecho de forma muy minuciosa desde que hace 18 a?os se descubri¨® el yacimiento, correspondiente a un campamento de entre 30 y 50 indios que viv¨ªan en tiendas de pieles sobre cimientos de madera. Todo lo encontrado, desde piedras utilizadas como proyectiles a la huella de un ni?o sobre caliza, est¨¢ guardado en la Universidad Austral en Valdivial, bajo la custodia del ge¨®logo Mario Pino, especialista en dataciones. Precisamente las dataciones de sedimentos y polen indican que su antig¨¹edad se remonta a entre 12.000 y 13.000 a?os.
Esto no ser¨ªa muy llamativo en Am¨¦rica del Norte, pero s¨ª en Chile, porque significa que los primeros americanos tuvieron que llegar mucho antes. Dillehay no quiere entrar en la Guerra de las dataciones, pero, s¨ª recalca la importancia del yacimiento, donde se han encontrado incluso indicios de utilizaci¨®n de hierbas medicinales. Pero no se han encontrado esqueletos: "No existe probablemente en todo el continente americano un esqueleto fiable perteneciente al pleistoceno tard¨ªo", explica Dillehay. La raz¨®n, seg¨²n ¨¦l, es que se trataba de n¨®madas que enterraban a sus muertos a lo largo de su camino y no en lugares fijos.
El camino gen¨¦tico
El camino tomado por Antonio Torroni, genetista de la Universidad de Emory (Atlanta, EE UU), es m¨¢s indirecto y se basa en el an¨¢lisis gen¨¦tico de los diferentes grupos de poblaciones ind¨ªgenas y su comparaci¨®n con poblaciones de Siberia y del sureste asi¨¢tico. Esta t¨¦cnica, basada en el ADN mitocondrial (externo al n¨²cleo de la c¨¦lula), establece una cronolog¨ªa seg¨²n las mutaciones que han tenido lugar a lo largo de las generaciones, en el proceso de diversidad biol¨®gica, pero es pol¨¦mica y se supone que tiene un gran margen de error. Torroni, sin embargo, cree que sus resultados indican de forma inequ¨ªvoca que los primeros americanos se remontan a hace al menos 20.000 a?os y probablemente 29.000 a?os. "Es fascinante", dice David Meltzer, otro arque¨®logo, de las nuevas investigaciones. "Pero al final la soluci¨®n tiene que venir de la arqueolog¨ªa. No se puede datar un gen con carbono radiactivo; adem¨¢s, el ritmo de mutaciones cambia".
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