Melina, Mikis, Mar¨ªa
Como una pi?a. As¨ª estaban Mikis Theodorakis, Mar¨ªa Fanduri y Melina Mercuri antes de que la pol¨ªtica enfrentara al compositor con su musa e int¨¦rprete por antonomasia y con actriz que el domingo visti¨® de luto a Grecia. Los tres son s¨ªmbolos nacionales, y casi todos sus compatriotas les reservan un lugar en su coraz¨®n de artistas.Convers¨¦ extensamente con los tres en noviembre de 1989, en d¨ªas de fiebre de elecciones que terminar¨ªan apartando del poder a los socialistas del PASOK. Mikis, que desde un esca?o comunista hab¨ªa pasado a candidato de la derecha, me recibi¨® en la terraza de de su partamento del barrio ateniense de Filopapo, enfrente de a Acr¨®polis, convencido de que, mientras habl¨¢bamos, pod¨ªan dispararle los terroristas con un rifle de precisi¨®n. "Las dos, Melina y Mar¨ªa, saben que est¨¢n en un partido de ladrones [el PASOK] y dentro de dos a?os se avergonzar¨¢n", asegur¨®. El autor del Canto general gan¨® su esca?o e incluso se convirti¨® en ministro.
Mar¨ªa, con la que habl¨¦ tres d¨ªas despu¨¦s en su casa de Ekali, no quiso entrar al trapo de la descalificaci¨®n de quien reconoc¨ªa como su padre intelectual y art¨ªstico, pero record¨® que, como Theodorakis, ella hab¨ªa sido siempre de izquierdas. "Y en la izquierda sigo", puntualiz¨®. Tambi¨¦n fue elegida diputada.
En cuanto a Melina, no pudo evitar reaccionar a los ataques de Theodorakis cuando convers¨¦ con ella en su casa de la colina de Licabetus, fumando sin parar, ?como no!, en una habitaci¨®n llena de numerosos v¨ªdeos de ¨®pera que, seg¨²n me dijo, entusiasman a su marido, el cineasta Jules Dassin. "?Bah, bah!, la actitud de Mikis es horrible, irresponsable, rid¨ªcula, aventurera. No puedo tomarle en serio, pero le quer¨ªa mucho y le sigo que riendo". Melina record¨® el "magn¨ªfico equipo" que form¨® junto a otros dos ministros de Cultura socialistas, el franc¨¦s Jack Lang y el espa?ol Jorge Sempr¨²n, y destac¨® de su propia gesti¨®n la creaci¨®n de 11 teatros municipantes y 30 exposiciones itinerantes, junto la capitalidad cultural europea de Atenas.
Sin perder un ¨¢pice del cari?o de los griegos, su labor como ministra nunca fue excesivamente apreciada en su pa¨ªs, y al exterior s¨®lo trascendi¨® un doble fracaso: no pudo recuperar los m¨¢rmoles del Parten¨®n y no logr¨® que Atenas fuera sede de los Juegos Ol¨ªmpicos.
Melina inici¨® entonces una traves¨ªa del desierto que pas¨® por su derrota ante Antonis Tritsis (un tr¨¢nsfuga del partido de Papandreu tambi¨¦n fallecido ya) en la disputa por la alcald¨ªa de Atenas y por su lucha sin cuartel contra la muerte, que la acosaba ya. Como todos alg¨²n d¨ªa, el domingo perdi¨® esta ¨²ltima batalla. El recuerdo que deja no es el de una gran figura pol¨ªtica sino el de una artista espl¨¦ndida y vitalista que apost¨® por la libertad. Algo es seguro. Que, desde esa misma atalaya, de artistas comprometidos, Mar¨ªa y Mikis lloran hoy su p¨¦rdida.
Babelia
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