Miles de atenienses aclaman en las calles a Melina Mercuri
El f¨¦retro llega a Atenas envuelto en los colores de la bandera griega
"Melina, presente", gritaron ayer miles de atenienses agolpados al paso del f¨¦retro de la ministra de Cultura: y actriz griega, Melina Mercuri, por las calles de la ciudad. Por los altavoces sonaba la canci¨®n Los chicos de El Pireo del filme Nunca en domingo.Melina Mercuri, de 68 a?os, la ¨²ltima diosa griega, como la calific¨® en primera p¨¢gina un peri¨®dico extranjero, es desde hoy la primera ministra espiritual del pueblo griego, que la am¨® y respet¨®, sin diferencias entre tendencias pol¨ªticas y edad.
La llegada ayer de los restos mortales de Mercuri desde Nueva York se convirti¨® en todo un homenaje por parte del Gobierno griego, en un recibimiento con honores de Estado a la fallecida ministra, quien perdi¨® la batalla contra el c¨¢ncer de pulm¨®n el pasado domingo en el hospital Memorial de Nueva York.
Sus amigos y compa?eros de filas del Partido Socialista esperaron los restos de Mercuri en el aeropuerto, mientras que el primer ministro, Andreas Papandreu, le dar¨¢ hoy el p¨¦same al viudo de Mercuri, el cineasta Jules Dassin, en su residencia en la colina de Likabetus, cuya puerta desde su muerte permanece abierta al p¨²blico.
Salvas al aire
El f¨¦retro de la ministra lleg¨® envuelto con la bandera griega de color blanco y azul celeste, colores con los que parti¨® vestida hace un mes a Nueva York "para darme coraje", como declar¨®, tras prometer que regresar¨ªa sana. Sin embargo, Melina Mercuri, o simplemente Melina para los griegos, ten¨ªa miedo, y le pidi¨® a un amigo que lo escribiera en caso de que muriese, "aunque nadie lo creer¨ªa", viniendo de una mujer tan valiente.
Cuatro cazabombarderos de la aviaci¨®n griega acompa?aron el avi¨®n de la Olimpic Airways cuando entr¨® en el espacio a¨¦reo griego y sobrevolaron el aeropuerto en su aterrizaje. Con la presencia de los tres cuerpos de las Fuerzas Armadas y con salvas al aire, fue trasladada a un coche f¨²nebre que a duras penas se abri¨® paso entre una multitud que arrojaba flores hasta la iglesia de San Elesterio (Libertad), en el mismo centro de la ciudad, al lado de la catedral ortodoxa.
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