Salvar Santana Motor
La crisis de Santana Motor, igual que antes la de Seat-Volkswagen, son casos paradigm¨¢ticos de lo que est¨¢ ocurriendo con las empresas locales dependientes de los grupos multinacionales.En Santana Motor coinciden el oscurantismo de la estrategia de la direcci¨®n y el incumplimiento de acuerdos con la Administraci¨®n y los trabajadores (laudo de marzo de 1993), las graves consecuencias de la pol¨ªtica de importaci¨®n de componentes para la propia Suzuki y los efectos en la industria auxiliar, la existencia de precios de transferencia entre filiales de un mismo grupo que hacen aparecer p¨¦rdidas o ganancias en aquel lugar que interesa, el d¨¦bil desarrollo tecnol¨®gico, el cambio de estrategia, una estructuraci¨®n orientada a mejorar las condiciones de rentabilidad a costa de la financiaci¨®n p¨²blica, la reducci¨®n de las plantillas, aumentando el poder empresarial.
Dando cobertura y facilitando a¨²n m¨¢s los objetivos de la multinacional, est¨¢ la falta de pol¨ªtica industrial del Gobierno del PSOE.
Ayer Seat, hoy Suzuki, constituyen una buena prueba para evaluar los efectos de una pol¨ªtica econ¨®mica e industrial que ha dejado en manos de la iniciativa privada el desarrollo econ¨®mico y tecnol¨®gico, abandonando cualquier intento de consolidaci¨®n y desarrollo de un tejido industrial con un cierto grado de autonom¨ªa en el pa¨ªs.
El culto excesivo al "dejar hacer" del liberalismo econ¨®mico, la incapacidad real para establecer alternativas a la actuaci¨®n de las multinacionales y grupos financieros, poniendo l¨ªmites a sus intereses, por parte del Gobierno, adem¨¢s de no permitir una ordenaci¨®n efectiva en los distintos sectores industriales, est¨¢ conduciendo cada d¨ªa de forma m¨¢s grave a la p¨¦rdida de empleo y a la desertizaci¨®n industrial.
Del examen de la memoria explicativa presentada por Santana Motor para el periodo 1990-92 se constata una disminuci¨®n del activo fijo material, aumento de las ventas, reducci¨®n importante de los costes de personal, mayor participaci¨®n de la producci¨®n de la factor¨ªa de Linares en las ventas de Suzuki en Europa. De estos datos se concluye que ha existido una mejora sustancial de la productividad de la mano de obra.
Por otro lado, la estructura financiera de Santana Motor ha sido siempre muy deficiente, los recursos propios de la empresa han ido disminuyendo a lo largo del tiempo hasta hacerse negativos. La pretensi¨®n de Suzuki Motor Corporation de querer mantenerse en una posici¨®n no mayoritaria en la composici¨®n del capital social de la empresa (antes de la operaci¨®n acorde¨®n de 1993 Suzuki s¨®lo era propietario del 49% de Santana Motor), que la permit¨ªa eludir formalmente responsabilidades frente a terceros. Esta situaci¨®n en el capital social de Santana es una caracter¨ªstica peculiar respecto al resto de las multinacionales instaladas en el pa¨ªs, que controlan pr¨¢cticamente el 100% del capital social de las filiales. Incluso despu¨¦s de la operaci¨®n, Suzuki s¨®lo ha alcanzado la propiedad del 84% del capital de Santana Motor, aunque de manera totalmente involuntaria, al no haberse suscrito por parte de otros accionistas la ampliaci¨®n del capital, as¨ª Suzuki ha pasado a ser el accionista mayoritario, pero sin que se haya alcanzado en la ampliaci¨®n de capital ni la mitad de los 8.000 millones previstos.
De esta deficiente situaci¨®n financiera se deriva uno de los principales problemas de Santana Motor, como es el alto nivel de los gastos financieros. En el ¨²ltimo ejercicio cerrado, 1993, los resultados financieros negativos incluidos en las cuentas de explotaci¨®n fueron de 5.035 millones de pesetas, cifra superior a la p¨¦rdida global en que incurri¨® Santana Motor en dicho a?o. Si consideramos el periodo entre 1990-93 los resultados financieros negativos han totalizado 11.700 millones de pesetas. Estos resultados financieros negativos son la consecuencia de que Suzuki haya apostado por un modelo para Santana Motor de escasa capitalizaci¨®n y alto nivel de endeudamiento con la propia multinacional.
En cualquier caso, a nadie se le escapa que independientemente de la composici¨®n del capital, la direcci¨®n estrat¨¦gica de Santana Motor ha estado en manos de Suzuki en cuanto a mercados, productos, tecnolog¨ªa de proceso, etc¨¦tera.
El objetivo de esta pol¨ªtica de Suzuki de eludir ciertas responsabilidades y tener el dominio estrat¨¦gico de la empresa, es tener una plataforma en la CE sin asumir el coste financiero de esta plataforma.
Suzuki ha buscado en Linares una f¨®rmula distinta a la que tiene en otros centros de la multinacional. Mientras en Linares la planta es intensiva en mano de obra, en Jap¨®n o Canad¨¢ los centros est¨¢n altamente automatizados. Una explicaci¨®n podr¨ªa ser que la intenci¨®n de Suzuki respecto al papel de Linares en Europa sea m¨¢s el de una plataforma de penetraci¨®n comercial que el de una estrategia de fuerte implantaci¨®n industrial.
Del estudio de la marcha econ¨®mica de Suzuki se concluye tambi¨¦n que en estos a?os, los ¨²nicos que han cumplido sus compromisos han sido los trabajadores.
En estas circunstancias, el objetivo de la Federaci¨®n Minerometal¨²rgica de CC OO es salvar Suzuki-Santana y las empresas auxiliares.
Desde CC OO nos hemos dirigido a la Administraci¨®n, a la direcci¨®n de Suzuki, a la Junta de Andaluc¨ªa, con el objetivo -de establecer las negociaciones que permitan mantener la planta de Linares con un proyecto, tecnol¨®gico y financiero, y con su red comercial.
Desde CC OO venimos exigiendo -ayer en Seat, hoy en Suzuki- que tambi¨¦n la Administraci¨®n intervenga en la capitalizaci¨®n de la empresa, en paralelo a un Control riguroso de la actuaci¨®n de los ¨®rganos de direcci¨®n y decisi¨®n de la empresa por los representantes de los trabajadores, de los sindicatos y de la Administraci¨®n.
Las aportaciones y ayudas financieras de la Administraci¨®n no deben servir para reducir capacidad productiva, desmantelar instalaciones, reducir plantillas, sino para exigir una planta con capacidad productiva, financiera y tecnol¨®gica, que salga hacia delante. La historia no se puede repetir y al Gobierno y a la Junta de Andaluc¨ªa les va una gran responsabilidad en ello.
En esta perspectiva se centranlos esfuerzos de esta Federaci¨®n Minerometal¨²rgica de CC OO, la defensa de Santana y el mantenimiento del m¨¢ximo empleo, exigen aunar esfuerzos, debatir alternativas, unidad sindical, participaci¨®n de los trabajadores, mantener la movilizaci¨®n y seguir contando con el apoyo social de todas las organizaciones sociales como hasta ahora. Todo ello nos situar¨¢ en mejores condiciones para defender el futuro de Santana Motor.
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