La cultura italiana teme a la derecha
Los intelectuales se resisten a renunciar a las libertades conquistadas
El mundo de la cultura, que en Italia ha sido al cien por cien de inspiraci¨®n marxista, se siente perplejo y preocupado ante las elecciones del 27 y 28 de marzo, ya que por vez primera despu¨¦s de Mussolini atisba la posibilidad real de que la derecha vuelva a gobernar. Gianni Vattimo, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Te¨®rica de la Universidad de Tur¨ªn, autor de La sociedad transparente y creador del pensamiento d¨¦bil, se?ala que, si gana Berlusconi, le consuela que "Suiza est¨¦ cerca". Y de exilio ha hablado tambi¨¦n Umberto Eco, quien, al parecer, ha confiado a algunos amigos que si gana la derecha se establecer¨¢ en Par¨ªs.Norberto Bobbio, el padre de la filosof¨ªa liberal italiana, que a sus 85 a?os se autodefine "un moderado", ha confesado a EL PA?S que le duele enormemente "esa barbaridad de un Berlusconi que se autoproclama el defensor de la libertad de los italianos". Le preocupa a Bobbio lo que ¨¦l llama "la anomal¨ªa italiana", es decir, "que desde hace 70 a?os un r¨¦gimen ha sucedido a otro: del giolitismo al fascismo, y de ¨¦ste a la I Rep¨²blica, y ahora", afirma Bobbio, "se habla de nuevo de enfrentamiento entre comunistas y fascistas". A?ade que su esperanza es que antes de morirse pueda ver c¨®mo, en Italia, dos fuerzas, una progresista y una conservadora, se alternen en el poder "sin dramas ni violencias, como en los pa¨ªses m¨¢s civilizados de Occidente".
"La verdad es", afirma ir¨®nico el guru de los soci¨®logos progres italianos, Domenico de Masi, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa del Trabajo de la Universidad La Sapienza de Roma, "que si Forza Italia llega al Gobierno antes de un a?o, toda la inteligencia de izquierdas de Italia estar¨¢ con Berlusconi, porque necesitar¨¢n de sus editoriales y de sus televisiones".
Pero el m¨¢s dr¨¢stico frente al llamado peligro Berlusconi es Paolo Flores d'Arcais, quien asegura: "Si gana la derecha, ¨¦stas habr¨¢n sido las ¨²ltimas elecciones libres en Italia". Para Mario Pirani, editorialista de La Repubblica, quiz¨¢ Flores d'Arcais exagere, pero a?ade: "No creo que si gana la derecha eso ser¨¢ algo pasajero. Como afirman algunos, estoy convencido de que si llega Berlusconi al Gobierno, lo estar¨¢ por muchos a?os".
Seg¨²n Pirani, la victoria de la derecha, capitaneada por el rey de la televisi¨®n privada, ser¨ªa tanto m¨¢s grave en cuanto es, dice, "una alianza electoral con los herederos del fascismo, lo cual significar¨ªa acabar con una censura hist¨®rica, ya que decaer¨ªan los fundamentos ideales e institucionales sobre los que se funda la Constituci¨®n antifascista". Para Pirani, lo que est¨¢ pasando es que "los italianos de la peque?a burgues¨ªa, sin mediaci¨®n pol¨ªtica, expresan su sed de venganza, de rabia, de odio por la pol¨ªtica y por todo aquello que hasta ayer estaba mediatizado por los partidos".
Y pronuncia una frase que podr¨ªa sorprender a muchos: "Para m¨ª, parad¨®jicamente, pagamos el precio de haber arrinconado a Giulio Andreotti. Pagamos este ciego confiarse al justicialismo de Tangentopolis [Manos Limpias]". ?Pero c¨®mo es posible que todo esto no lo haya intuido antes la izquierda? "Porque la inteligencia italiana", dice Pirani, "est¨¢ prisionera de las consignas del 68. La cultura de Togliatti de mantener una dial¨¦ctica fuerte con el Estado la ha ahogado el burdo extremismo de izquierdas, que nos ha conducido a la incapacidad de intuir que, sin partidos, hoy no existe democracia posible".
Precisamente Giacomo Marrarnao, catedr¨¢tico de ?tica de la Universidad de N¨¢poles, llamado el Savater italiano, un intelectual progresista, critica tambi¨¦n a la izquierda de Occfietto, que se ha presentado enestas elecciones con"la l¨®gica del aparato ". Dice Marramao: "Ha sido mas listo Berlusconi , que no ha creado un partido tradicional, sino m¨¢s bien un club, y ha introducido en sus listas gente que nunca hab¨ªa debutado antes en pol¨ªtica". Eso explica, seg¨²n Marramao, que los mismos radicales de Marco Pannella, que tienen el olfato del movimiento han preferido Berlusconi a Occhetto.
Seg¨²n Marramao, otro elemento de atracci¨®n de Berlusconi para la peque?a y media burgues¨ªa, e incluso para muchos j¨®venes desocupados, es que mientras la izquierda antes promet¨ªa el para¨ªso en la tierra a la clase trabajadora, ahora pide austeridad, ahorro y sacrificio, y confiesa que ha sido quemada por las utop¨ªas fallidas. Al rev¨¦s, la derecha de Berlusconi es la que, seg¨²n el catedr¨¢tico de ?tica, hace so?ar peligrosamente, prometiendo el para¨ªso de menos impuestos y m¨¢s trabajo. "A la ¨¦tica de la renuncia de la izquierda responde con la ¨¦tica del desarrollo, del consumo y de la fiesta".
La cultura progresista sigue sin creerse los sondeos que dan la mayor¨ªa absoluta a la derecha. No puede imaginarse que este pa¨ªs de las mediaciones, donde la misma oposici¨®n de izquierdas pudo convivir pac¨ªficamente con la Democracia Cristiana, que le hab¨ªa delegado la cultura mientras ella se preocupaba de la gesti¨®n del poder, pueda ahora verse constre?ida a ir al gueto e incluso al exilio. Vattimo afirma que las hip¨®tesis, si gana Berlusconi, pueden ser dos: que instaure un Gobierno clerical autoritario que empiece a segar no pocas conquistas progresistas, desde la libertad de abortar a la de expresi¨®n, en cuyo caso, se?ala, que la oposici¨®n de la izquierda ser¨ªa dur¨ªsima; o bien que se limite a una pol¨ªtica liberal de tipo econ¨®mico, delegando en la izquierda una parte de la gesti¨®n de la cultura, en cuyo caso, dice, se le podr¨ªa "echar una mano para resolver algunos problemas urgentes".
Aunque las esperanzas del catedr¨¢tico de Filosof¨ªa que apoya al polo progresista son peque?as, porque est¨¢ convencido de que Berlusconi responde fundamentalmente a la cultura del papa Wojtyla, visceralmente anticomunista. Seg¨²n Vattimo, existe incluso el peligro de que Berlusconi, si pretende imponer una econom¨ªa b¨¢sicamente thatcheriana, sin redes de protecci¨®n para los m¨¢s d¨¦biles, sin tener en cuenta la gran fuerza que en este pa¨ªs ha tenido la pol¨ªtica de la solidaridad, "se ver¨¢ obligado a usar un r¨¦gimen policial frente a una segura revuelta social".
M¨¢s posibilista se muestra Stefano Zecchi, catedr¨¢tico de Est¨¦tica de la Universidad de Mil¨¢n, que tras haber militado 12 a?os en el Partido Comunista Italiano (PCI), hoy no ve con malos ojos la aventura de Berlusconi. "El verdadero problema", comenta a este diario, "es c¨®mo reinventar una nueva socialdemocracia". ?Entonces, no ve un peligro para la democracia si gana Berlusconl? "No, por Dios. Esta es la forma trasnochada de deslegitimar al adversario t¨ªpico de la vieja izquierda. La democracia siempre necesitar¨¢ controles, pero es un bien adquirido definitivamente en la sociedad occidental".
Lo que ocurre, seg¨²n Zecchi, es que Berlusconi "ofrece hoy el ejemplo de una burgues¨ªa empresarial que, por vez primera, no delega en nadie y entra directamente en pol¨ªtica". Y a?ade: "Lo de Berlusconi es un desaf¨ªo importante, porque podr¨ªa dar luz verde a una derecha liberal, no autoritaria ni fascista, que entre por fin en el juego de este pa¨ªs, pudiendo gestionar el poder o pasar a la oposici¨®n".
Seg¨²n el catedr¨¢tico de Est¨¦tica, no es cierto que los intelectuales se hayan desentendido de estas elecciones, ya que la verdad es que dominan, sea las tres cadenas p¨²blicas de televisi¨®n de la RAI, sea los grandes diarios nacionales como La Repubblica, Corriere della Sera, La Stampa, Il Messaggero y el semanario L'Espresso, que est¨¢n abierta y un¨¢nimemente contra Berlusconi.
Pero lo cierto es que Berlusconi encuentra enemigos incluso dentro del ¨¢rea cat¨®lica m¨¢s cercana a Juan Pablo II. De hecho, Buttiglione, uno de los te¨®logos del Papa e Wojtyla, inspirador de un nuevo partido cat¨®lico, ha dicho de Berlusconi que "es inteligente y posee pasi¨®n c¨ªvica, adem¨¢s de la ventaja de hablar de modo que se le entiende", pero que "su l¨ªmite consiste en que en tomo a ¨¦l se est¨¢ catalizando el deseo del hombre fuerte, que resuelve todo negando la libertad, ya que a veces los hombres se ven obligados, como Mussolini, a hacer incluso lo que no querr¨ªan".
Por su parte, Pietro Barcelona, presidente del Centro para la Reforma del Estado, ha sido muy cr¨ªtico con la izquierda de Occhetto, tentada a presentar un programa econ¨®mico de derechas, y desde las columnas del diario Il Manifesto le ha dich'o: "Vivirnos en tiempos en los que se convive con la idea de cat¨¢strofe: ?Qu¨¦ suceder¨¢ ma?ana? ?Tendremos un trabajo? ?Habr¨¢ guerra? Estamos frente a un vac¨ªo de proyecto capitalista al cual la izquierda no responde con un proyecto de cambio visible". Ante esta perspectiva la respuesta de la gente podr¨ªa ser: "En este caso, me quedo con Berlusconi".
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