El fot¨®grafo de la tribu
Un espa?ol, reportero oficial de los ind¨ªgenas 'incontaminados' en Pap¨²a Nueva Guinea
Pedro Saura se lleva bien con los pap¨²as. Tan bien, que ha sido nombrado por el primer ministro, Paias Wingti -grande entre los grandes-, fot¨®grafo oficial de Pap¨²a Nueva Guinea. Este pa¨ªs, con tres millones de habitantes y 480.000 kil¨®metros cuadrados de superficie, ocupa la parte oriental de la isla de Nueva Guinea, situada al norte de Australia, en el extremo occidental del oc¨¦ano Pac¨ªfico. Pertenece a la Commonwealth y tiene un r¨¦gimen parlamentario desde que se independiz¨® de Australia, en 1975.Un mill¨®n de pap¨²as que habitaban las Tierras Altas de la isla sumidos en la prehistoria permanecieron ocultos al hombre blanco hasta 1930. Sesenta y cuatro a?os despu¨¦s, el pa¨ªs sigue siendo un lugar privilegiado para antrop¨®logos y estudiosos de las culturas primitivas. El ingl¨¦s es el idioma oficial, pero existen m¨¢s de 700 idiomas tribales. Alrededor de un tercio de la poblaci¨®n es cat¨®lica y casi un cuarto luterana, el resto es animista.
A Pedro Saura, que adem¨¢s de profesor de Fotograf¨ªa en la Facultad de Bellas Artes y operador de cine es un buen conocedor de los pueblos primitivos y un viajero infatigable, le cost¨® lo suyo intimar con los pap¨²as. Desembarc¨® en Nueva Guinea por primera vez en 1983, solo y con sus c¨¢maras de fotos y de cine a cuestas. "Las tribus pap¨²as son guerreras, muy orgullosas, y hay que tratarlas con mucho respeto. Adem¨¢s son expertos en comunicaci¨®n verbal, debido a la profusi¨®n de idiomas. Es imposible enga?arles", comenta. Saura considera que su genuino inter¨¦s por la cultura pap¨²a le ayud¨® a integrarse, y a?ade otro factor: "Estos pueblos ind¨ªgenas son muy t¨¢ctiles. A los anglosajones no les gusta que les toquen, y a m¨ª no me importa". Para conseguir fotografiar a las comunidades de las Tierras Altas, algunas de ellas can¨ªbales, Saura utiliz¨® una eficaz tarjeta de visita: la Polaroid.
En su primer viaje, en 1983, y en otro realizado en 1985 que tambi¨¦n incluy¨® otros pa¨ªses del Pac¨ªfico occidental, Saura rod¨® material suficiente para una serie documental titulada Melanesia: otro pa¨ªs habitado, que se ha emitido en varias cadenas de televisi¨®n espa?olas, europeas y norteamericanas.
En 1991, Saura volvi¨® a Nueva Guinea y comprob¨® que muchas de las tribus le reconoc¨ªan, le aceptaban y no se sent¨ªan intimidados por las c¨¢maras. Logr¨® filmar fiestas rituales e incluso una batalla entre dos clanes que se disputaban un territorio de caza. Mientras rodaba esta escena ocurri¨® algo imprevisto: "Justo cuando las dos tribus iban a chocar en el campo de batalla, el jefe de una de ellas se puso a posar para la c¨¢mara. L¨®gicamente, hubo que editar", dice Saura.
Sin embargo, Saura ha vivido este a?o el cap¨ªtulo m¨¢s curioso de su idilio. Los dirigentes pap¨²as vieron sus documentales en la Expo de Sevilla en 1992 y posteriormente su material fotogr¨¢fico. El pasado mes de enero, el primer ministro le nombr¨® fot¨®grafo oficial, con libertad para establecer su propio sueldo. Cuando regrese a Pap¨²a Nueva Guinea en el mes de junio, su primer trabajo ser¨¢ hacer un retrato del honorable Paias Wingti, que adem¨¢s ha encargado a Saura un proyecto tan ambicioso como urgente: fotografiar a todas las tribus que a¨²n permanecen incontaminadas por la cultura del hombre blanco. Seg¨²n Saura, dada la riqueza natural del pa¨ªs y la r¨¢pida asimilaci¨®n de las costumbres occidentales, "habr¨¢n desaparecido en 10 ¨¢?os".
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