Una corrida borracha
La corrida estaba borracha. Eso, o no se explica tanto mene¨ªto, tanto cargar delantero, tanto dengue, tanto tumbo, tanta costalada, si no era el desplome universal, panzada morrocotuda cayendo toda la media tonelada del sujeto convertido en torrija sobre los cinco kilos y cuarto de lo del d¨ªa de la boda. Los aficionados se pon¨ªan en su lugar y se les erizaban los cabellos. ?Panzada sobre lo del d¨ªa de la boda; con lo que duele eso!La jumadera debi¨® de ser de las de la flota ballenera celebrando el d¨ªa de la patrona. A los toros s¨®lo les faltaba cantar el himno oficial -"Para ser conductor de primera, acelera, acelera"- o agarrarse a las farolas. Lo de las farolas no pod¨ªa ser, pues a¨²n no las ha instalado el ayuntamiento en la plaza. Lo del himno, qui¨¦n sabe; la filolog¨ªa moderna a¨²n no ha completado el estudio del mugido y nadie sabr¨ªa decir si los toros cantan "Para ser conductor de primera" o el Himno de la Infanter¨ªa.
Camacho / Espl¨¢, Mendes, Soro
Cuatro toros de Mar¨ªa del Carmen Camacho, terciados, discretos de cabeza, inv¨¢lidos. Dos devueltos por este motivo. Sobreros: 1? de Viento Verde, bien presentado, inv¨¢lido; 6? de Peralta, con trap¨ªo, flojo, manejable.Luis Francisco Espl¨¢: estocada baja (silencio); estocada y seis descabellos (silencio). V¨ªctor Mendes: estocada corta delantera ca¨ªda y descabello (silencio); estocada corta y descabello barrenando (oreja). El Soro: estocada corta atravesada baja (silencio); media estocada baja (silencio). Plaza de Valencia, 12 de marzo. Segunda corrida de Fallas. Tres cuartos de entrada.
?Ah si los mugidos se entendieran! La ciencia veterinaria, la zootecnia, la tauromaquia, los tormentos de la afici¨®n conspicua ver¨ªan desvelados muchos de los insondables secretos que conciernen a las ca¨ªdas de los toros y otras inquietantes miseria. Los toros, al salir al ruedo, lo primero que hacen es denunciar las arteras agresiones, los atropellos a su dignidad bovina, padecidos en la oscuridad del corral o quiz¨¢ antes, en la soledad de la dehesa; solo que lo hacen mugiendo y no se les acaba de entender.
Pero el d¨ªa que se les entienda podremos saber c¨®mo es posible que un toro borrachuzo medio despanzurrado arremeta contra el caballo del picador, lo zarandee, lo estampille contra las tablas y luego se tumbe -animalito- cual si estuviera, a punto de fenecer. Los taurinos profesionales lo explican en dos palabras: "Es que le filura la jaloxia". Y se quedan tan anchos. Los taurinos profesionales son capaces de explicarlo todo en dos palabras: los toros no tienen casta, o tienen demasiada casta, o padecen estr¨¦s, o les entumeci¨® el barrizal, o padecen los rigores de la sequ¨ªa, o les filura la jaloxia".
En fin, que el toro sale a la arena, galopa enfurecido, y a los tres minutos de reloj (pudieran ser dos), trastabilla, claudica y canta lo del conductor de primera, s¨ª no es el gori-gori. As¨ª ocurri¨® con los seis de la corrida fallera m¨¢s el primer sobrero. En cambio el segundo sobrero no se cay¨® m¨¢s que una vez, y esa no cuenta, pues debi¨® de resabalar con la bo?iga que hab¨ªan dejado de recuerdo los cabestros cagones.
Toreo, en estas circunstancias, apenas hubo. V¨ªctor Mendes encaden¨® redondos al quinto y las dos tandas correspondientes constituyeron toreo bueno, luego venido a menos con un muleteo premioso, si bien le dieron la oreja. A su primero le ali?¨® las invalideces y lo mismo hizo Espl¨¢ en su lote, que sobre tullido ten¨ªa mal vino. A El Soro no le inspir¨® confianza la incierta embestida del tercero ni la cierta del sexto, con el que intent¨® justificarse pegando medios pases.
El Soro arm¨® un sorazo en el tercio de banderillas, en cambio, pues prendi¨® emocionantes pares entrando de molinillo. Los tres espadas banderillearon los seis toros, faltar¨ªa m¨¢s -muy valiente Mendes- y esto hizo al p¨²blico feliz. Mas luego los toros se pon¨ªan a dar la nota, atacaban aires regionales con sus destemplados mugidos, y aquello era una verg¨¹enza.
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