Una veintena de guardias civiles, investigados por prestar protecci¨®n a varios prost¨ªbulos
EQUIPO DE INVESTIGACI?N-EL PA?S Una veintena de guardias civiles, entre ellos un comandante y varios oficiales, est¨¢n siendo investigados judicialmente en Alicante por prestar presuntamente protecc¨ª¨®n a varios prost¨ªbulos que a cambio brindar¨ªan a los agentes pagos en especie y en met¨¢lico. Manrique Tejada y Pedro Jim¨¦nez, juez y fiscal encargados del caso, respectivamente, est¨¢n rastreando los movimientos financieros en esos locales para comprobar la existencia de pagos realizados a guardias. El juez dispone de dos elementos clave: varios v¨ªdeos delatan la presencia asidua de 13 guardias en el prost¨ªbulo Pipo's y el testimonio de un antiguo empleado del club.
Todo comenz¨® con el despido de Gregorio Roncero Artero, antiguo empleado del club Pipo's, quien solicit¨® 480.000 pesetas de indemnizaci¨®n. Al fracasar su reclamaci¨®n, Roncero intent¨® extorsionar a su antiguo jefe, Jos¨¦ Vera, en diciembre de 1993, con un v¨ªdeo de 25 minutos grabado en el local que recog¨ªa la presencia de guardias civiles. Vera, aconsejado por varios agentes, present¨® una denuncia contra Roncero ante la imposibilidad de impedir su difusi¨®n.El antiguo empleado decidi¨® destapar el caso y prest¨® declaraci¨®n ante el juez de Orihuela Manrique Tejada. El magistrado intervino dos v¨ªdeos que Roncero hab¨ªa vendido al semanario Intervi¨², un tercero presentado como prueba en el caso de las extorsiones y, lo que constituy¨® una aut¨¦ntica bomba, un cuarto v¨ªdeo que a¨²n ten¨ªa en su poder Roncero, y en el que se pod¨ªa ver al hasta hoy cliente del prost¨ªbulo de mayor graduaci¨®n: el comandante ?ngel Andr¨¦s Belmonte, actualmente en el Grupo de Investigaci¨®n Fiscal y Antidroga (GIFA) de Valencia.
Junto a este jefe del, instituto armado, salen retratados en las cintas, cuya duraci¨®n total supera las diez horas, al menos otros 12 miembros de la Guardia Civil de Alicante: el teniente Jos¨¦ Mart¨ªnez L¨®pez Antolinos, el sargento Jos¨¦ Fern¨¢ndez, el sargento Diosdado Hu¨¦lamo Fern¨¢ndez, el guardia Heliodoro Lavara, todos ellos destinados en el servicio de informaci¨®n; el cabo Julio Sesma Poveda, los guardias Felipe [se desconoce el apellido], Jos¨¦ P¨¦rez Saura y Ram¨®n Rizo G¨®mez, todos miembros del GlFA; y los guardias Fernando Leiva Gonz¨¢lez, Herrero [tampoco se conocen m¨¢s datos], Antonio Rom¨¢n Rodr¨ªguez y Jos¨¦ Francisco Torres Garc¨ªa, todos ellos de la Polic¨ªa Judicial del instituto armado.
Familiaridad excesiva
El teniente Antolinos, el m¨¢s retratado en las cintas, ofrece tales muestras de estar familiarizado con el local, que ¨¦l mismo llega a servir copas detr¨¢s de la barra, seg¨²n evidencia uno de los v¨ªdeos. Aunque no figuran en las filmaciones, se investiga tambi¨¦n al subteniente Jos¨¦ Parra, jefe de l¨ªnea de la Guardia Civil en Orihuela, y al cabo Andr¨¦s Guill¨¦n, con destino en Callosa del Segura.
Ninguno de ellos ha sido apartado cautelarmente de su puesto por las autoridades de Interior en la provincia mientras se realizan las pesquisas, seg¨²n fuentes del Gobierno Civil de Alicante. Alfonso Calv¨¦, gobernador civil de esta provincia, ha declinado dar siquiera los nombres de pila de los guardias investigados, alegando "escr¨²pulos morales", ya que no ve irregular la presencia de los guardias, a t¨ªtulo personal, en dicho prost¨ªbulo.
Las diligencias previas abiertas por estos hechos en el juzgado n¨²mero 4 de Orihuela se basan en dos presuntos delitos por parte de los funcionarios: cohecho y proxenetismo. El juez Tejada ha invocado el secreto de las actuaciones para declinar informar sobre el curso de las investigaciones.
Seg¨²n fuentes cercanas al caso, adem¨¢s de los v¨ªdeos existe otro elemento clave para incriminar a algunos funcionarios: el testimonio de Roncero, el antiguo empleado de Pipo's. Roncero ha detallado ante el juez varios pagos a miembros de la Guardia Civil. En 1992, Roncero se traslad¨® al chal¨¦ del due?o del prost¨ªbulo, donde vio c¨®mo ¨¦ste entregaba en un sobr¨¦ unas 200.000 pesetas al cabo Guill¨¦n. A mediados de ese a?o, Roncero acudi¨® por orden de Vera a la Caja de Ahorros del Mediterr¨¢neo (CAM) de Cox, donde hizo efectivo un cheque de 500.000 pesetas, suma que deb¨ªa ser entregada al subteniente Parra.
Tambi¨¦n figuran pagos efectuados al citado cabo Guill¨¦n en 1991 y 1992. En esa ocasi¨®n, Roncero tras retirar un mill¨®n de pesetas de la sucursal de la CAM de Cox, entreg¨® el dinero a dos supuestos agentes en el peaje de El Campello de la A7,que presuntamente deb¨ªan entregar la suma a "un mando de la Guardia Civil de Valencia" al que conoc¨ªa de cara como asiduo del local y al que cree que podr¨ªa identificar.
Las pesquisas se centran en el prost¨ªbulo Pipo's, aunque no se descarta que puedan ser investigados otros clubes. No se conoce que esta casa de citas, una de las mayores de la regi¨®n, haya sido objeto nunca de una inspecci¨®n ni de sanci¨®n por la Guardia Civil, mientras que lupanares cercanos han sido castigados. El juez indaga el por qu¨¦ de la diferencia.
Esta informaci¨®n ha sido elaborada por los miembros del Equipo de Investigaci¨®n .
"No es un hotel, ni una cafeter¨ªa, ni puede entrar la se?orita"
A la entrada de Orihuela, en el kil¨®rnetro 31 de la Nacional 340, se encuentra un flamante complejo, cuya espectacular arquitectura pretende recordar los casinos de Las Vegas. Tras franquear un majestuoso p¨®rtico alzado sobre columnas que descansan en su valla exterior, se encuentra un pabell¨®n cuya puerta preside un r¨®tulo luminoso: "Hotel". Sin embargo, no se indica el nombre del establecimiento hostelero ni su categor¨ªa. Carece de licencia como hotel, seg¨²n los primeros datos de la investigaci¨®n. A la derecha del hotel, otro pabell¨®n sostiene dos luminosos que lo presentan como "cafeter¨ªa" y night club.Dos redactores y una redactora de EL, PA?S intentaron visitar el Pipo's la pasada semana. Uno de los tres vigilantes que merodeaban por el aparcamiento indic¨® a los periodistas, que no se identificaron, que no bajaran del coche. Los redactores preguntaron la raz¨®n. Y el vigilante la expuso con crudeza: "No es un hotel".
- "?Entonces qu¨¦ es?" inquirieron los periodistas.
- "No es un hotel", rezong¨® el guarda.
Los periodistas se dirigieron entonces al lugar tildado de cafeter¨ªa. Sali¨® al paso otro vigilante:
-"Ella no puede entrar", mascull¨®.
- "?Por qu¨¦ no?"
- "No es una cafeter¨ªa. Es una barra americana".
Los periodistas se fueron. Dentro quedaban los clientes que s¨ª diferenciaban entre un hotel y este hotel y entre una cafeter¨ªa y ¨¦sta.
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