Una faena con la izquierda

Hubo una faena con la mano izquierda. Gran novedad es esa. Una faena con la mano izquierda enterita hubo, instrumentada con la izquierda de principio a fin por ?ngel de la Rosa para la insistente ejecuci¨®n del pase natural, que es suerte b¨¢sica del toreo. Y si necesario era trastear para que el enemigo cornudo humillara o mudase terrenos, ?ngel de la Rosa empleaba la mano izquierda tambi¨¦n. Fue una faena que deber¨¢ figurar en los anales de la tauromaquia, porque los toreros de la ¨¦poca torean todos con la mano derecha, y si por una de aquellas casualidades de la vida al toro le repugna tomar los derechazos, esos toreros derechacistas ya no saben qu¨¦ hacer y se quedan perplejos.El p¨²blico no es que tomara muy en consideraci¨®n el m¨¦rito de interpretar una faena enterita con la mano izquierda. A la mayor¨ªa del p¨²blico, le quitan el gusto de ver c¨®mo le cortan una oreja al toro, y el resto le trae absolutamente sin cuidado. Aparte de que el toreo con la izquierda ya es muy dif¨ªcil de comprender por falta de costumbre. Los vicios y los latiguillos de los toreros modernos han conformado una tauromaquia que se da por v¨¢lida, y cuanto no se acomode a ella queda bajo sospecha.

Norma es ya, para el p¨²blico -y para la torer¨ªa toda- que el diestro lidiador se quede a la derecha del caballo durante la suerte de varas, tal cual hicieron Manolo S¨¢nchez y ?ngel de la Rosa, mientras los otros espadas y la cuadrilla permanecen apelotonadaos a la siniestra, que es su sitio. La filosof¨ªa de la innovaci¨®n es esta: aqu¨ª su excelencia, all¨ª la plebe. Norma es que los picadores acorralen al toro contra las tablas para meterle hierro en el espinazo trasero someti¨¦ndolo a carnicera tortura y este fue el proceder de los que dan servicio al ¨²ltimo diestro mencionado. Norma que los matadores maten de espantoso bajonazo, al estilo de Juan Mora y Manolo S¨¢nchez ayer. Norma que las faenas de muleta consistan en ponerse a pegarle derechazos a un toro hasta dejarlo entre turulato y molido, y de ello ofreci¨® acabada muestra el coletudo S¨¢nchez.

Vicios y corruptelas

El p¨²blico se ha acostumbrado ya a estos vicios y corruptelas, de manera que si un d¨ªa el lidiador corre a colocarse a la izquierda del picador durante la suerte de varas, y el picador la ejecuta por derecho picando en todo lo alto, y los matadores torean al natural y luego matan hundiendo la espada hasta la bola por el hoyo de las agujas, es probable que se arme un dos de mayo. A lo mejor, hasta queman la plaza.La faena izquierdosa de ?ngel de la Rosa ten¨ªa su busilis: el toro deven¨ªa bronco por el pit¨®n derecho y cuando el torero intentaba el pase de pecho, respond¨ªa con un hachazo que a punto estaba de desbaratarle la hombrera. No se amilan¨® por ello el art¨ªfice del natural, y continuaba intentando torear con ejemplar pundonor y generosa entrega. Tuvo mala suerte ?ngel de la Rosa, en realidad, pues su otro toro, corpudo y bronco, sac¨® mansedumbre y apenas iniciada la faena de muleta renunci¨® a embestir y se escap¨® a las tablas.

A los restantes espadas les correspondi¨® mejor fortuna pues el toro malo que les sali¨® en primer lugar se compens¨® con otro de manejabilidad manifiesta. El malo de Juan Mora, que abri¨® plaza, sac¨® genio, y el diestro lo traste¨® movido y violento. Al bueno le instrument¨® una faena bien constru¨ªda, variada en lo que cabe, ce?ida y art¨ªstica. Juan Mora carg¨® la suerte, imprimi¨® hondura a los pases en redondo, flamenquer¨ªa y clasicismo a los naturales, y el conjunto result¨® de una torer¨ªa evidente.

Manolo S¨¢nchez consinti¨® y oblig¨® al toro malo, hasta obligarlo a embestir. Construy¨® as¨ª otra de las faenas meritorias en esta extra?a tarde fallera de muchos altibajos e inesperados contrasentidos, que tampoco valor¨® el p¨²blico. Con el quinto la emprendi¨® a derechazos, y entonces el p¨²blico se puso a aplaudir, a corear ol¨¦s, a demandar m¨²sica. Manolo S¨¢nchez estuvo pegando derechazos ruedo a trav¨¦s, de forma que empez¨® en una barrera y acab¨® en las ant¨ªpodas. Al llegar all¨¢ el toro mugi¨® ?basta!, y se acul¨® en las tablas. Concert¨® entonces Manolo S¨¢nchez torearlo al natural, pero el toro no quer¨ªa naturales ni artificiales. Al toro le dol¨ªa el costado derecho y ¨²nicamente ped¨ªa al dios Tauro que su religi¨®n venera, un merecido descanso; eso, o la muerte digna. Y muri¨®. No muy dignamente, pero muri¨®, al fin.