60 horas para discutirlo todo
Los socialistas espa?oles comienzan hoy un marat¨®n pol¨ªtico en el que durante cerca de sesenta horas, casi ininterrumpidas, lo debaten todo. Desde los estatutos hasta la direcci¨®n federal, pasando por las resoluciones que orientar¨¢n los futuros programas electorales. Los 888 delegados tienen la oportunidad -que se presenta una vez cada cuatro a?os- de poder discutir personalmente con la direcci¨®n los grandes temas de la pol¨ªtica nacional.
Para unos es un mero tr¨¢mite, m¨¢s o menos complicado en funci¨®n del clima social del momento, mientras que para otros es la gran fiesta del partido, la oportunidad de lanzar nuevas iniciativas pol¨ªticas, al mismo tiempo que renovar a los ¨®rganos directivos. Su funcionamiento est¨¢ regulado y controlado por a la mesa del congreso, ¨®rgano clave para vigilar el desarrollo del Congreso y cuya composici¨®n se pacta previamente entre las fuerzas vivas del partido. Es elegida, ritualmente, por los cabezas de las delegaciones y marca el comienzo del congreso.El congreso se abre, realmente, con el discurso del secretario general que rinde cuentas de la gesti¨®n de la ejecutiva saliente y permite vislumbrar el rumbo que adoptar¨¢n los debates en las comisiones, donde se cocinan las resoluciones.
En el congreso que se inicia hoy, las comisiones m¨¢s importantes ser¨¢n las que debatan el modelo socialdem¨®crata (la l¨ªnea pol¨ªtica), y el modelo de partido (el equilibrio de poder interno).
Incompatibilidades
Todas las partes coinciden en se?alar que uno de los temas m¨¢s espinosos es el de las incompatibilidades de los miembros de la futura Comisi¨®n Ejecutiva Federal.Mientras el secretario general, Felipe Gonz¨¢lez, no quiere que haya trabas a la presencia de ministros y secretarios generales de federaciones existe una amplia corriente de opini¨®n entre los delegados en sentido contrario.
Las decisiones adoptadas en las comisiones deben pasar al pleno donde la mayor¨ªa, habitualmente bien dirigida por la mesa y los cabezas de delegaci¨®n, aprueban las resoluciones en l¨ªnea con la voluntad de la direcci¨®n del partido. Pero la atenci¨®n suele estar m¨¢s en los despachos que en el pleno o las comisiones. Lejos de las miradas curiosas, los cabezas de delegaci¨®n y los pesos pesados del partido negocian las listas que luego ser¨¢n votadas y que compondr¨¢n los ¨®rganos directivos del partido.
Todo apunta que en las votaciones para elegir tanto la nueva ejecutiva como a los miembros del Comit¨¦ Federal se impondr¨¢n la listas cerradas y bloquedas.
Es decir, que los delegados, aunque tengan voto individual y secreto, deber¨¢n aceptar o rechazar en bloque la lista que se les ofrezca. Ese sistema impedir¨ªa la existencia de votos de castigo como los que permite individualizar el voto en una lista cerrada.
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