El dirigente que aprendi¨® a esperar
Ya era renovador a mediados de los a?os ochenta. Cipri¨¤ Ciscar, abogado de 48 a?os, uno de los dirigentes pol¨ªticos valencianos con mejor imagen, ha estado integrado casi siempre en la corriente principal del partido socialista, pero durante un tiempo lider¨® en su seno la alternativa de la renovaci¨®n frente a los seguidores del presidente regional, Joan Lerma. El momento clave de su pulso con los lermistas lleg¨® en abril de 1985, en el congreso del Partit Socialista del Pa¨ªs Valenci¨¤ (PSPV-PSOE) celebrado en Alicante. All¨ª, tras muchas horas de tira y afloja, con los trabajos ya terminados y los delegados a la expectativa, tuvo que acabar aceptando un papel a la sombra de Lerma, que ha mantenido hasta ahora, en la direcci¨®n de la organizaci¨®n valenciana.Vicesecretario general de PSPV-PSOE, diputado y cabeza de lista por Valencia en las ¨²ltimas legislativas, Ciscar fundament¨® su prestigio de pol¨ªtico con gran capacidad de maniobra durante sus a?os el frente de la consejer¨ªa de Cultura, Educaci¨®n y Ciencia de la Generalitat. Desde ese cargo, entre 1981 y 1989, puso en marcha todo el sistema educativo auton¨®mico, impuls¨® una pol¨ªtica cultural, con proyectos como el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) o la reforma del teatro romano de Sagunto, y sac¨® delante uno de los textos legales m¨¢s importantes de la autonom¨ªa: la ley de Uso y Ense?anza del Valenciano. En aquella ley, de 1983, logr¨® involucrar a la pr¨¢ctica totalidad de las fuerzas parlamentarias de la comunidad, algo que muchos observadores consideran que hoy ser¨ªa casi inviable.
Considerado el dirigente socialista mejor relacionado con el mundo intelectual valenciano y con los sectores nacionalistas, sus dotes de liderazgo arrancan de sus tiempos de estudiante en la Universidad de Valencia y se consolidan, a¨²n en pleno franquismo, con su elecci¨®n como alcalde de su localidad natal, Picanya (Valencia), apoyado por las fuerzas progresistas, cuando todav¨ªa no hab¨ªa desaparecido el dictador.
Sobre L'Horta Nord, su comarca, inmersa en el cintur¨®n metropolitano de Valencia, ciment¨® su fuerza en el partido, que se extendi¨® en los momentos de mayor confrontaci¨®n a otras muchas agrupaciones.
Amigo de Antoni Asunci¨®n, el actual ministro del Interior, que pertenece a la misma comarca y fue su aliado hasta que dej¨® la presidencia de la Diputaci¨®n de Valencia para asumir la direcci¨®n de Instituciones Penitenciarias, Ciscar fue tambi¨¦n quien introdujo a Carmen Alborch, ministra de Cultura, en las tareas de gesti¨®n cultural que, desde la direcci¨®n del IVAM, la auparon al Gobierno.
Casado con la abogada Teresa Blat, este pol¨ªtico de discurso escasamente agresivo, tiene dos hijos -Miriam y Pau-, es constante y, seg¨²n sus cr¨ªticos, excesivamente prudente. Este defecto, que tambi¨¦n se achaca al propio Lerma, puede entenderse como una cualidad en una federaci¨®n socialista como la valenciana, que, hoy por hoy, basa su creciente influencia en el PSOE precisamente en su unidad y en su vocaci¨®n integradora de los diferentes sectores del agitado socialismo espa?ol.
Di¨¢logo con la sociedad
"Todo socialista es renovador en una sociedad que requiere transformaci¨®n y constante esfuerzo por la superaci¨®n de las desigualdades". As¨ª explicaba en 1986 su idea de la renovaci¨®n. Y, con toda seguridad, en t¨¦rminos similares la explicar¨ªa hoy mismo. Socialdem¨®crata convencido, este pol¨ªtico se caracteriza por su car¨¢cter receptivo hacia las reivindicaciones feministas -en sus tiempos de consejero de Cultura de la Generalitat se cre¨® el Institut Valenci¨¤ de la Dona-, las demandas juveniles -consigui¨® el primer pacto con los estudiantes durante las masivas manifestaciones que marcaron la ¨¦poca de Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall como ministro de Educaci¨®n, en general, por su capacidad para el di¨¢logo con los movimientos sociales.
Aunque muy interesado por la discusi¨®n te¨®rica, no puede decirse que Ciscar tenga un discurso pol¨ªtico excesivamente original. En eso, le ganan otros l¨ªderes. Su instinto, sin embargo, es innegable, tanto para la din¨¢mica interna de su partido como para las inquietudes de la sociedad. Con su acceso a la secretar¨ªa de Organizaci¨®n del partido socialista, culmina un ejercicio de autodisciplina en el que, sobre todo, Cipri¨¤ Ciscar aprendi¨® a esperar.
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