Los topos de Maglaj
ENVIADO ESPECIALSin electricidad desde hace 10 meses, los habitantes de Maglaj se han acostumbrado, como los topos, a la oscuridad, pero en este tercer d¨ªa consecutivo sin disparos inundan el paseo central para seguir dando, incr¨¦dulos, la bienvenida al primer convoy de ayuda humanitaria.
Los ¨²ltimos tiempos han sido terribles para Maglaj. Sus 35.000 habitantes, de ellos 10.000 refugiados de otras zonas de Bosnia, han malvivido en s¨®tanos, con la cara bien pegada al suelo para evitar la muerte que ven¨ªa de las posiciones serbias, en el l¨ªmite de las casas del norte de la ciudad.
Una perfecta y solidaria organizaci¨®n interna y la ayuda lanzada en paraca¨ªdas desde aviones norteamericanos les han permitido sobrevivir en este calvario que parece tocar a su fin. "?Lo deseo tanto!", dice Ema, que ya no recuerda cu¨¢ndo comi¨® carne la ¨²ltima vez.
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