La mili, en un callej¨®n sin salida
El t¨¦rmino "objetores de conveniencia", repetido una y otra vez por los responsables del Ministerio de Defensa, tras conocerse que el n¨²mero de objetores sigue creciendo, recuerda inevitablemente el t¨ªtulo de la pel¨ªcula Matrimonio de conveniencia. En la pel¨ªcula los agentes de inmigraci¨®n estadounidenses descubren el car¨¢cter fraudulento del matrimonio entre una americana y un europeo, tras una serie de interrogatorios de los c¨®nyuges, cuando el marido mete la pata, al ser preguntado por la marca de crema facial que usa su mujer.El Ministerio de Defensa ha renunciado a modificar la ley de objeci¨®n, pero exige al Consejo Nacional de la Objeci¨®n de Conciencia (CNOC) que aplique las potestades que le otorga la ley para investigar la vida de los solicitantes, les requiera a que ampl¨ªen oralmente sus razonamientos y aporten pruebas y testigos que demuestren la veracidad de los motivos alegados. Con ello se desea que act¨²e como un tribunal examinador, a fin de separar los supuestos "objetores de conveniencia" de los "aut¨¦nticos y genuinos" objetores de conciencia.
Dicho consejo, dependiente del Ministerio de Justicia, est¨¢ formado por un magistrado, un vocal del Ministerio de Defensa, otro de Justicia, un objetor que ha cumplido ya la prestaci¨®n social y un secretario nombrado tambi¨¦n por Justicia.
Precisamente por la lesi¨®n que dichas atribuciones inquisitoriales hac¨ªan al derecho a la intimidad, e incluso a la misma libertad ideol¨®gicas y religiosa, el Defensor del Pueblo recurri¨® en su d¨ªa la ley al Tribunal Constitucional. Pese a que el Alto Tribunal legitim¨® en una pol¨¦mica sentencia dichas atribuciones, el CNOC, hasta la fecha, no hab¨ªa hecho uso de Is mismas.
Si tal vez hubiera sido posible, con un n¨²mero anual de cinco o diez mil objetores, que el CNOC estudiase detalladamente a todos los solicitantes, en el momento actual, con casi setenta mil solicitudes en el 93, y un ritmo a¨²n mayor en los primeros meses del 94, es imposible que cinco personas puedan llegar a investigar a la mayor¨ªa de los solicitantes. Tambi¨¦n, dada la magnitud del fen¨®meno, es dif¨ªcil que se puedan crear puestos de prestaci¨®n para todos los objetores, m¨¢s cuando muchas de las tareas a que se les asignan inciden negativamente en el mercado de trabajo.
Hace dos a?os, con el nombramiento de Dionisio Llamazares como director general de Asuntos Religiosos y Objeci¨®n de Conciencia, Justicia hizo un importante esfuerzo de creaci¨®n de plazas de prestaci¨®n social, pero el fuerte tir¨®n del n¨²mero de solicitudes de objeci¨®n hizo fracasar dichos planes de normalizaci¨®n. A ello se a?ade el problema de los 9.000 insumisos, y la respuesta que a dicho fen¨®meno dan la mayor¨ªa de jueces, que se sienten molestos por tener que aplicar en su aspecto punitivo unas leyes y unas obligaciones que han perdido el consenso social que toda norma necesita para ser aplicada con un m¨ªnimo de legitimidad. Por ello, el plan de seis puntos aprobado ahora por el Consejo de Ministros, no podr¨¢ encauzar unas aguas, a estas alturas tan desbordadas. Adem¨¢s, si el CNOC rechaza en el futuro muchas solicitudes, lo que generar¨¢ ser¨¢n m¨¢s insumisos.
El Ministerio de Defensa debe reconocer que tal vez la causa principal del aumento de la objeci¨®n y la insumisi¨®n ha sido el modo de trato que todav¨ªa se da en los cuarteles -de lo que han habido lamentables ejemplos estos d¨ªas- unido al sentimiento de inutilidad que sienten los j¨®venes al incorporarse a filas.
El brillante papel jugado por los cascos azules espa?oles en Bosnia, que ha dado una nueva imagen del ej¨¦rcito espa?ol, sigue teniendo su rev¨¦s en los esc¨¢ndalos y las denuncias sobre malos tratos en unidades como las COE, paracaidistas y legionarios. Adem¨¢s, el papel pol¨ªtico que ha jugado el ej¨¦rcito este ¨²ltimo siglo no aporta razones de aprecio a una instituci¨®n que, para muchos, ha andado tanto tiempo lejos de la realidad a que pretend¨ªa servir.
Es posible que ahora se incorpore a muchos m¨¢s objetores a la prestaci¨®n, pero si se mantiene su ¨ªndice anual, el servicio militar obligatorio no podr¨¢ sostenerse por falta de efectivos humanos, y ¨¦se es el verdadero problema que tiene el Gobierno. La ra¨ªz del problema ha estado siempre en las mismas Fuerzas Armadas y no en los aciertos o errores del Ministerio de Justicia, aunque Defensa se empe?e en culpar a misteriosas manos negras, a la indolencia juvenil y la supuesta ineptitud de los ministros de Justicia. Negar que el sistema de reclutamiento obligatorio agoniza, castigando a los objetores, recortando las pr¨®rrogas a los estudiantes y limitando las exclusiones m¨¦dicas por inutilidad, s¨®lo conseguir¨¢ hacer m¨¢s sonoros a sus estertores.
Xavier Rius Sant es experto en temas de defensa y autor de varios libros sobre el servicio militar y la objeci¨®n.
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