Berlusconi: "Ustedes no son dem¨®cratas" Occhetto: "Usted se hace la v¨ªctima"
Casi la mitad del debate televisivo tuvo un tono bronco y desagradable, centrado en las descalificaciones mutuas de un Achille Occhetto que trataba de zafarse de las acusaciones de estar tras el supuesto "compl¨®" judicial contra Silvio Berlusconi, mientras ¨¦ste desarrollaba su papel de v¨ªctima y acusaba de antidemocr¨¢tico a su contendiente.La primera intervenci¨®n fue la del l¨ªder del Partido Democr¨¢tico de la Izquierda (PDS), que se present¨® como una "cara honesta" y anunci¨® que en la pol¨¦mica judicial hab¨ªa habido "una provocaci¨®n" por parte de un periodista que ya en el pasado hab¨ªa tenido que ser desmentido. `Yo no he ido nunca a un juzgado para pedir que condenen a alguien, como ha hecho su amigo Craxi [Bettino, el ex dirigente del Partido Socialista], dijo Achille Occhetto, que luego lanzar¨ªa otra idea para "distender" el clima: "Es posible que en este pa¨ªs de fuerzas ocultas y servicios secretos haya actuado alguien".
Berlusconi insiste en la "maquinaci¨®n". "No es normal que, desde que baj¨¦ a la pol¨ªtica, mis empresas hayan sido registradas un centenar de veces". Y el l¨ªder de Forza Italia sube el tono, se considera maltratado por la prensa; Occhetto responde que tambi¨¦n a ¨¦l le atacan los peri¨®dicos de Silvio Berlusconi, y dice: "Berlusconi usa la vieja t¨¢ctica de la derecha de pintar al adversario como lo peor posible, para adoptar el papel de v¨ªctima cuando ¨¦ste responde".
Un periodista pregunta a los dos candidatos por qu¨¦ no se aceptan como dos contendientes capaces de turnarse en un r¨¦gimen democr¨¢tico. Occhetto responde: "Yo no temo por el pa¨ªs si vence Berlusconi". Y ¨¦ste le replica: "Ustedes no son dem¨®cratas, porque han hecho, una campa?a con medios leninistas y estalinistas".
Se cruzan frases entrecortadas, y las voces se hacen ininteligibles hasta que un corte publicitario pone fin al caos.
Nada oscuro
Salvado el tema m¨¢s espinoso, el di¨¢logo recomienza tranquilo. El propietario de Finnivest ahora metido a pol¨ªtico afirma que est¨¢ seguro de que las investigaciones judiciales que le afectan son gratuitas, porque conoce los casos a que se refieren y sabe que no esconden nada oscuro. Polemiza con un periodista de uno de los peri¨®dicos que le critican y que le dice si no cree que eso lo tendr¨ªan que determinar los magistrados.
Otro periodista introduce el tema del d¨¦ficit italiano, que este a?o supera ya en 15 billones de liras (cerca de 1,3 billones de pesetas) a lo previsto. Berlusconi aprovecha la oportunidad para atacar al Gobierno de Carlo Azeglio Ciampi y a su ministro de Presupuesto, Luigi Spaventa, que es su contrincante en el colegio electoral de Roma. "Habr¨¢ que privatizar algo m¨¢s", dice como remedio para tapar el agujero. Occhetto replica que los males vienen de atr¨¢s, de los Gobiernos que eran amigos de Berluscon?, y a?ade que es imposible reducir los impuestos, como promete "demag¨®gicamente" su oponente.
Se habla tambi¨¦n del paro, y Berlusconi reitera que en Italia se pueden crear un mill¨®n de nuevos puestos de trabajo, porque "hay cuatro millones de empresarios", y no es dif¨ªcil que. cada uno de ¨¦stos asuma un nuevo empleado.
El tema de las reformas institucionales y de las posibles alianzas de gobierno da poco de s¨ª, porque el l¨ªder de la izquierda no habla claro, mientras que el de la derecha asegura que su bloque ganar¨¢ y que, en todo caso, los diputados de ese signo entender¨¢n que Forza Italia es el movimiento dominante.
Hacia el final, en un clima mucho m¨¢s distendido por el debate de los problemas reales, el due?o de Finnivest, concede que, si lograra presidir el pr¨®ximo Gobierno, en caso de conflicto entre intereses p¨²blicos y privados, podr¨ªa llegar a vender alguna de sus empresas. Por su parte, el secretario del PDS insta a los electores a distinguir "entre la propaganda y el discurso pol¨ªtico".
El debate termina al cabo de unos ochenta minutos, excluidos los cortes publicitarios, con un protocolario apret¨®n de manos entre los dos hombres que se disputan el triunfo de las pr¨®ximas elecciones, que se celebrar¨¢n el pr¨®ximo domingo.
Achille Occhetto reconoce que puede arrepentirse de alg¨²n detalle de su pasado. Silvio Berlusconi, de nada. "Craxi", dice, "es un amigo del que no reniego, pero con el que nunca he hecho negocios".
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